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¿Quiénes lideran la conquista del espacio?

Elon Musk, Jeff Bezos y Richard Branson compiten en la nueva carrera espacial, que aspira a transportar turistas en 2018
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15 de agosto de 2016 a las 10:11

2018 es también la fecha vaticinada por Jeff Bezos, fundador de Amazon y de la firma Blue Origin, que ensaya el lanzamiento de turistas al espacio, para comenzar a ofertar vuelos suborbitales. Un objetivo compartido por otro magnate, en este caso el británico Richard Branson, propietario del conglomerado Virgin Group, que incluye desde aerolíneas hasta discográficas, y que a través de Virgin Galactic aspira a liderar la conquista comercial del espacio.

En 1964, tras visitar la Feria Mundial de Nueva York, Isaac Asimov imaginó en un artículo publicado en el diario The New York Times cómo sería el mundo en 50 años. De las 10 profecías enunciadas por el genio de la ciencia ficción algunas todavía quedan lejos, los vehículos siguen circulando por el suelo y no por el aire, otras se han cumplido, los robots y la inteligencia artificial están cada vez más presentes en el día a día de las personas, y otras tantas están cerca de hacerse realidad: las colonias en la Luna y los viajes espaciales a Marte, por ejemplo, han dejado de ser carne de cañón para la industria cinematográfica, para convertirse en proyectos, más o menos realistas, a ejecutar en los próximos años. Y es que la carrera espacial, el viejo sueño americano, lo que Tom Wolfe describió en su libro Lo que hay que tener como "la era de los primeros guerreros de combate singular norteamericanos", ha entrado en una nueva fase con la irrupción de una generación de magnates de los negocios que, una vez han conquistado la Tierra, vuelven la cabeza hacia el espacio exterior.

Elon Musk, factótum de empresas como PayPal, Tesla, Solar City o Hyperloop, ya ha puesto fecha a la colonización de Marte. El sudafricano prevé que sea en 2018 cuando las naves Dragons que fabrica Space X, la empresa de transporte aeroespacial de la que es máximo accionista y que ya presta servicio a la NASA para llevar provisiones a la Estación Espacial Internacional, pisen por primera vez la superficie del planeta rojo.

Nueva era

Y es que en la nueva carrera espacial ya no compiten actores tradicionales como la NASA o la Agencia Espacial Europea (ESA), sino una nueva generación de start up, surgidas al calor de la revolución tecnológica que se fragua en Silicon Valley, que quieren marcarse el tanto decisivo de abaratar drásticamente el acceso al espacio.

La clave para conseguirlo está en reutilizar los carísimos cohetes espaciales que hasta ahora se destruían después de cada despegue. El joven fundador de Space X ha asegurado que esto podría reducir el coste de los lanzamientos en un factor de 100. Precisamente, uno de los cohetes de Musk, el Falcón 9, consiguió el pasado mes de abril, después de tres intentos previos fallidos, despegar y aterrizar en una plataforma flotante en el océano. En las ocasiones precedentes, los cohetes lograron aterrizar en las plataformas marítimas, pero lo hicieron con demasiada fuerza y se destruyeron.

Previamente, solo el New Shepard de Bezos había conseguido tomar tierra con éxito después de llegar a los 100 kilómetros de altitud, lo que los experto consideran la frontera del espacio. Blue Origin trabaja en la construcción de seis de estos vehículos, diseñados para albergar a seis personas, y que prometen a los usuarios disfrutar de unos minutos de ingravidez. Más accidentado está siendo el camino de Virgin Galactic para llevar turistas al espacio. El SpaceShipTwo, el vehículo estrella de la empresa de Richard Branson, que ya cuenta con una licencia comercial de la Administración Federal de Aviación (FAA por sus siglas en inglés) de Estados Unidos para volar, sufrió un aparatoso accidente en 2014 en el desierto de Mojave (California), que se cobró la vida de uno de los pilotos y dejó a otro gravemente herido.

Turismo espacial

El empuje de estos magnates, que aspiran a convertir los viajes al espacio en un reclamo para los turistas más adinerados, marca el inicio de una nueva "edad de oro de los cohetes", como la ha calificado el fundador de Amazon. Lejos queda ya la gloria del programa Apolo de la NASA, alumbrado en plena Guerra Fría, y que culminó en 1969 con la llegada del hombre a la Luna.

Dos acontecimientos han terminado por enterrar en el olvido el sueño espacial de Estados Unidos, y con él nombres como los de los astronautas John Gleen, Alan Shepard -en el que se ha inspirado Blue Origin para bautizar sus cohetes-, Neil Amstrong o Buzz Aldrin: la cancelación del programa Apolo, en 1972, y el final de la era de los shuttles, cuyo último viaje lo realizó el transbordador Columbia en 2011.

Mientras la NASA prepara su próxima misión, con la que espera volar a asteroides a partir de 2035, las empresas norteamericanas quieren explotar el espacio suborbital y convertirlo en un jugoso negocio. Virgin Galactic, pese a que todavía no ha puesto fecha al comienzo de sus vuelos con pasajeros, ya vende billetes a razón de 250.000 dólares por asiento. Alrededor de 700 personas han realizado ya sus depósitos. El que no ha desvelado el precio de sus billetes espaciales es el fundador del gigante del comercio electrónico, que se ha limitado a asegurar que serán "competitivos".

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