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Adam Smith y el ciclo completo

"Existen tantas maneras de plantear los esquemas técnicos y de gestión como productores hay en el país, en lo que yo llamo una suerte de ‘adolescencia’ tecnológica”
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24 de abril de 2020 a las 22:01

Por Pablo Carrasco, especial para El Observador

La riqueza de las naciones fue publicado en 1776 por Adam Smith (1723-1790) y cambió el curso de la humanidad. En un ambiente dominado por intelectuales que competían por la manera de organizar la vida de las personas, creyendo optimizar el bienestar de una nación, apareció un señor escocés que postuló en tres palabras la más revolucionaria de las propuestas: no hagan nada. El bienestar se organiza desde los individuos al colectivo y no al revés. Pero no es en esta idea luz en la que quiero detenerme, sino en su contribución a la división del trabajo como la herramienta más potente para aumentar la productividad y el bienestar generado por este. Aspecto tan relevante como el primero, pero menos difundido en su autoría conceptual.

En su libro, utiliza el ejemplo de la fabricación de alfileres para demostrar la pertinencia de su adopción. Distingue 18 actividades diferentes para la fabricación y ejemplifica en un taller de 10 artesanos pobres dedicados a la actividad y sin tecnología, que, realizando cada uno dos o tres de estas actividades llegan a producir 4.800 alfileres diariamente. Si cada uno estos 10 artesanos llevara a cabo la fabricación completa de los alfileres difícilmente, producirían más de 20 cada uno. En el siglo XXI a nivel industrial, e inclusive de servicios, la división del trabajo es extrema y sin retorno. Seguramente lo nuevo sea que la misma se lleve a cabo a nivel planetario y con alto grado de robotización.

Nuestra ganadería, sin embargo, casi no se ha enterado de este fenómeno y cada productor gestiona una innumerable cantidad de actividades que termina en un vellón de lana, un cordero y un novillo para faena. Si bien el ciclo completo lanar y vacuno es el caso extremo, en cierto grado, toda la ganadería se encuentra produciendo en ese modo “multitarea”.

Casi todos los intentos de modelar la ganadería utilizan programación linear y esta metodología necesita detallar las actividades como insumo para su funcionamiento. Es en esa ocasión que resulta patente el cúmulo de decisiones a tomar, muchas veces competitivas entre ellas, para gestionar un sistema tan complejo.

Cada categoría lanar y vacuna, en cada nivel de edad y en cada estación del año, generan la necesidad de decisiones y resultará extremadamente difícil que dichas medidas sean tomadas de manera óptima y sin perjudicar otras categorías de la misma clase y época, porque simplemente existen conflictos entre actividades que no tienen solución.

La primera consecuencia palpable de esta manera de trabajar es el estancamiento productivo del sector que genera 100 kilos de carne equivalente por hectárea desde tiempos inmemoriales. Bajo este esquema, otros síntomas completan el síndrome. No existe prácticamente relación entre el gasto en alimentación y los márgenes de la actividad; cuando se buscan factores comunes entre los productores destacados no se encuentran; existen tantas maneras de plantear los esquemas técnicos y de gestión como productores hay en el país, en lo que yo llamo una suerte de “adolescencia” tecnológica.

Para tomar un ejemplo contrastante, estas discusiones no existen entre los productores que realizan engorde a corral, quienes practican una sola actividad y donde la maximización de las ganancias de peso, por ejemplo, es un tema laudado. Tampoco lo veremos en la agricultura o la forestación hecha de forma especializada.

Estos sistemas múltiples tampoco admiten la inclusión de herramientas tecnológicas pensadas para una única actividad, como es el pastoreo rotativo Voisin, y cuando se les incluye como una actividad adicional tienden a no mover la aguja de la empresa en general. Podríamos abundar en ejemplos si el espacio nos lo permitiera.

En los tiempos que transcurren, los modelos exitosos se inician con la excelencia en una actividad específica y sólo su suceso amerita la incorporación de nuevas actividades. La empresa Google comenzó como el mejor buscador del mundo, el tiempo pasó y hoy difícilmente compitan con ella en el total de la vida moderna. La ganadería uruguaya tiene que hacer el camino inverso. 

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