Inés Guimaraens

Adriana Aristimuño: “Somos uno de los países más inequitativos en la educación”

Es una de las artífices de la reforma educativa que se pretende impulsar; plantea que políticas deben hacerse cargo de “los que están más rezagados”

Tiempo de lectura: -'

14 de mayo de 2022 a las 05:04

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

Un extenso currículum de alta calificación puede traducir conocimientos, pero tal vez se quedará corto con lo que cruza cada uno de esos conocimientos: la pasión. Y Adriana Aristimuño es un caso muy asociado a este concepto de estudiar, formarse, especializarse, seguir aprendiendo, y todo con esa generosidad de quien quiere mejorar la sociedad en la que habita, o devolver lo que esa sociedad le dio. 

Tiene una experiencia de 30 años en docencia, investigación y gestión en la educación superior. Se especializó en política e innovación educativas, siendo consultora de organismos internacionales como Banco Mundial, BID y Unicef. Trabajó cinco años en la educación pública de Uruguay, en el seguimiento de un proceso de reforma y en la formación de directores e inspectores. Autora de libros y artículos, actualmente integra el Sistema Nacional de Investigadores de Uruguay. Actualmente, desde su cargo como directora sectorial de Planificación Educativa de la ANEP, es una de las principales “arquitectas” de los cambios que quieren aplicarse en la educación.

¿Qué debe enseñar el hogar y qué debe enseñar el centro educativo?
(Se ríe) Qué buena pregunta. Hoy día, lo que estamos manejando cada vez más es el concepto de la formación integral. Por supuesto que ningún sistema público de educación y ningún centro educativo resigna cosas. Sabemos que hay una cantidad de habilidades, competencias y contenidos que se desarrollan en el hogar. Pero cada vez más los centros educativos se tienen que hacer cargo de cosas que quizás antes estaban como ya dadas.

¿Se suma entonces ese desafío, a la hora de planificar?
Yo creo que ya forma parte de lo que es planificar y gestionar cualquier centro educativo. Entonces es difícil establecer una separación estricta o trazar una línea de qué queda allá y qué queda acá. Por eso, cada vez más hablamos de esa formación integral, que integra competencias de relaciones interpersonales, de conocerse a uno mismo, de autorregulación, de la construcción de un proyecto de vida, aprender a trabajar en equipo. Pero también tiene que ver con las competencias con el conocimiento más puro y duro; el pensamiento científico, el conocimiento digital…Y en esa primera parte de ese conjunto de cosas interpersonales y de proyectos de vida, también tiene que hacer mucho la educación.

¿Y qué es lo que le toca? Si se toma en cuenta tanta diversidad de situaciones
Uruguay tiene un sistema educativo muy muy segmentado. La sociedad lamentablemente se ha ido segmentando. Quiere decir que cada vez más algunos sectores se manejan en algunas zonas de la ciudad más pudientes y mandan a sus hijos a instituciones educativas de determinados circuitos más pudientes, y otros sectores que se quedan relegados en zonas con menos recursos, y también ahí los centros educativos tienen menos recursos.

Imaginemos que resulta exitoso el Plan de Desarrollo Educativo (PDE) 2020-2024, entonces ¿cuándo debería comenzar a notarse esos resultados?
Hay una propuesta concreta del PDE que es establecer más centros de tiempo extendido en la Educación Media en los contextos más pobres, que son los Centros María Espínola, y eso se tiene que notar enseguida. Cuando empieza a funcionar un centro María Espínola, toda esa propuesta que tiene de talleres, de integración con la comunidad, otra figuras que atienden otros emergentes, un director con otras herramientas de gestión, con un monitor de centro que tiene toda la información en tiempo real…esas cosas en las que hemos puesto mucha energía y mucho tiempo, y que ya están funcionando, deberían dar como resultado centros educativos que acompañan trayectorias, donde cae el abandono y mejoran los aprendizajes. 

¿Qué se valora o se incorpora de reformas o de intentos reformistas del pasado?
Yo creo que hay algunas cosas bien interesantes, cualitativas, como el programa que establece el seguimiento de las trayectorias. Hay un sistema de protección de trayectorias educativas que viene de la administración anterior, que creo que ha sido muy potente, muy bueno, que obviamente se puede mejorar. Pero que ha significado que por ejemplo que el “interciclo” entre Primaria y Media, podamos tener más estudiantes en Media asignados en tiempo y forma a un centro educativo y que no los perdamos. También todo lo que tiene que ver con el Plan Ceibal ha sido una apuesta muy inteligente para cerrar la brecha digital, pero que tiene impacto sobre el sistema educativo. Hoy por hoy con las transformaciones que tiene el Ceibal para convertirse en una agencia de innovación educativa, trabajando de manera mucho más mancomunada con la ANEP, y también gracias a la pandemia es utilizado mucho más, creo que ahí tenemos un circuito virtuoso que se va convirtiendo en política de Estado.

Pero parece estar distante a una política de Estado integral. Surgen esfuerzos y logros fragmentados
Lamentablemente todavía sí, pero mirando la evidencia, confío en que cada vez más vamos a estar en esa situación. Nosotros estamos apostando a la transformación curricular, integral. Por ejemplo proponemos que ese marco curricular tenga periodos de renovación curricular de diez años. Y eso se pone especialmente para que, obligue a una administración a continuar en la siguiente o a la administración nueva retomar lo de la anterior.

Los gobernantes, cuando asumen el poder, pueden tener impulsos o tentaciones refundacionales. ¿Un programa de transformación educativa debe considerar este riesgo?
Si una cosa tiene clara esta Administración es que no hay un espíritu  refundacional. Justamente el tener en cuenta y valorar cosas que se desarrollaron antes va en contra de eso. Cuando uno habla de transformación, no quiere decir dar vuelta todo y cambiar todo. Sobre la base de lo que está bien, reconocerlo pero hacer transformaciones importantes en lo que está mal. Pasa que lo que está mal es bastante y en algunos aspectos está bastante mal como en el tema de la equidad, en el tema del perfil de egreso. Sin embargo hay muchas riquezas del sistema educativo que hay que mantener, sostener y acrecentar.

Hay un problema serio con las tasas de egreso de la educación obligatoria, donde el promedio es de un 40% cuando otros países que estaban peor que nosotros ya nos duplican
Eso se soluciona con muchas cosas y nunca con una sola. Yo creo que la transformación curricular es algo que va a operar a favor de sostener a los estudiantes porque no es solamente la propuesta de qué se enseña, sino del cómo se enseña. También pretendemos que cambie con metodologías más activas, más participativas, que demanden actividad del estudiante y no una situación pasiva como vemos mayormente en la Educación Media hoy en muchos lugares. Pero también haciendo que los Centros Educativos trabajen con más autonomía.

Inés Guimaraens
Se especializó en política e innovación educativas y ha sido consultora del Banco Mundial, BID y Unicef

La nueva gobernanza de la educación derivada de la LUC, surgió cuando se argumentaba la ineficiencia de un conjunto importante de personas que no terminaban de acordar las decisiones. Pero en ese marco,  se sigue reclamando la ausencia de participación docente. ¿Qué rol se espera de cada uno, ya sea individual o colectivamente?
Bien. Hay diferentes lugares y niveles de participación de ambos, de los docentes en general y de los sindicatos. Por ejemplo, en el Consejo Directivo Central (Codicen), tenemos representación docente. Han llegado al Codicen dos representantes de los docentes. Sean del sindicato o no, la idea es que sea “de los docentes”, y luego la realidad determina lo que termina pasando. Las Asambleas Técnico Docentes (ATD), donde se envió el Marco Curricular Nacional provisorio para que se hagan propuestas, es algo que también apuesta a la participación de los docentes en su conjunto.

Y después están los sindicatos, que reclaman espacios para incidir 
Lo que las autoridades esperan es que los docentes en su inmensa mayoría, sindicalizados o no, participen en las ATD, en las consultas que estamos haciendo ahora. Entonces, si bien la LUC estableció ciertos parámetros de gobernanza como la representación docente en el Codicen, y también ciertos espacios de autonomía, hay otros espacios que vienen de antes y que también nosotros queremos proponer que funcionen como espacios de transformación curricular.

¿Cómo se asume en el trabajo diario el conjunto de críticas de algunos sindicatos? Hay una en particular -y leo textual- que señala que “lo que el gobierno está buscando es colocar un Estado básico, donde prima la imposición, la escasez de diálogo social y por sobre todo la hoy ya evidente necesidad de favorecer negocios privados a partir de los dineros públicos, comenzando a transitar un camino donde la participación del sector privado empieza a tener espacios orgánicos de injerencia en la definición de las políticas estatales, particularmente en Educación”.
A ver. Evidentemente no estoy de acuerdo con esos enunciados. No hay ningún tipo de evidencia, de ninguna manera en ningún espacio que apunte a que se está privatizando o haciendo ningún tipo de negociado. La educación pública en el país está llamada a ser la columna vertebral de la sociedad y los valores que la misma sostiene, de la gratuidad, la obligatoriedad, la laicidad, la participación, la universalidad, la inclusión. Siguen siendo los valores de siempre. Reformulados, actualizados, enriquecidos. 

¿Y qué ve detrás de estas posturas sindicales?
Yo creo que en la discusión que se produjo antes del referéndum fue clarísimo que no había fundamentos para esas cosas. Hay un discurso armado, una especie de relato que se construye y cada vez que se decía que se estaba privatizando, cuando se buscaban los argumentos, no los había. No le veo fundamento a ese tipo de aseveraciones.

Otra evidencia del actual estado de cosas, es la alta rotación de los docentes, sobre todo en la educación media, las dificultades para la elección de horas. ¿Cuál es el margen para mejorar ese aspecto?
Ahí hay varias cosas. El tema de la elección de horas puede cambiar, que la elección de horas no sea anual, que la propuesta sea que la elección de horas se haga para dos años o tres años. Ya se hizo una experiencia piloto de docentes efectivos que eligen por tres años en todos los centros María Espínola, que ya son 29, y en todos los centros educativos del departamento de Flores, que han sido bien evaluadas y vamos a más. Es decir, por lo pronto tener a un elenco estable por lo menos por dos o tres años para que justamente construyan un tejido integrado, un proyecto de centro, de permanencia, de personalización, conocer a los estudiantes y todo lo que ya sabemos que eso genera. Pero también hay otras cosas que se pueden pensar y que estaban en la plataforma y en la propuesta de esta administración, que tienen que ver con tratar de que los docentes accedan al “profesor cargo”. 

Sobre la filosofía de la educación, ese aprendizaje basado en proyectos, en competencias para la vida…¿ese es finalmente el rumbo?
Sí, ese es el rumbo. Competencias que tienen que ver con la vida, pero que tienen que ver también con los conocimientos…tu habrás visto en el documento que son diez, que tienen que ver con toda la comunicación, las diversas formas del pensamiento, y con la acción y el relacionamiento con los seres humanos, con la vida, con el mundo, con la sociedad. Y también cuestiones más bien de didáctica, de metodología, del “cómo”. Tiene que ver con el trabajo basado en proyectos. 

El contador Bruno Gili mencionaba en una entrevista anterior, la posibilidad de algunos incentivos para que los estudiantes se sientan motivados a elegir otras carreras más allá de las convencionales.
Es un punto clave. Él como buen contador habla de “incentivos” (se ríe).  De repente nosotros decimos opciones o derroteros curriculares,  navegabilidad. Pero justamente, que vaya llevando a los estudiantes a ese mundo mucho más tecnológico, mucho más científico, y tratar de hacer que los estudiantes le vean ese atractivo y sientan también interés por ese mundo. Hay mucho para hacer ahí. Ofrecer y darle oportunidades a los estudiantes es parte del desafío: oportunidades abiertas y adecuadas al mundo que nos rodea. Es por ahí, tal cual.

Un documento de la Comisión de Futuros acentúa el foco en la automatización como factor obsolescencia de muchos trabajos. Se dice que el 53% de los trabajos conocidos tiende a desaparecer en la próxima década. La pregunta es ¿cómo formarnos? ¿Con qué habilidades? 
Si la mayor parte de los empleos y los contenidos van a ser obsoletos ¿hacia dónde tengo que mirar? Tengo que mirar hacia que las personas tengan las posibilidades de conocerse, regularse, seguir aprendiendo esas competencias cognitivas generales -lo que se llama las habilidades blandas son muy importantes-, trabajar en equipo, saber armar un proyecto, tener iniciativa, buscar la información, distinguir la información correcta de la errónea. Va tener que ser muy adaptable y muy flexible. No podemos formar a alguien flexible en un sistema rígido; no podemos enseñar a alguien a ser flexible en su mundo de trabajo si el sistema educativo, lo curricular, la metodología son rígidos. Ahí hay una especie que yo llamaría de “isomorfismo” entre  adónde queremos ir  y lo que estamos haciendo. Ahí radica gran parte de la innovación, también. 

Igualdad, equidad, inclusión son conceptos que tienden a confundirse o mezclarse. ¿Cómo debería “mapearse” este conjunto de conceptos tan fuertes?
Tenemos que afirmarnos en un concepto de igualdad de oportunidades que está consagrado en nuestra Constitución. La equidad consiste en ofrecerle cosas distintas a los distintos. Y ahí es donde uno tiene que poner las estrategias de acompañamiento, las cuestiones diferenciales, porque todos parten de bases diferentes. Que la perspectiva de llegada sea la misma, perfecto: queremos que todos aprendan y que todos egresen, lo que  no estamos logrando. Lo que tenemos que hacer es darnos cuenta de que tenemos que poner otros mecanismos, otras estrategias para que los diferentes  (que son diferentes), lleguen con estrategias adaptadas a cada uno. Somos uno de los países más inequitativos del continente en la educación. Y eso como uruguayos nos pesa porque somos tradicionalmente una sociedad bastante equitativa, donde además la educación fue un vehículo de ascenso social. Entonces es como que en el camino algo muy malo nos pasó. Hay que hacerse cargo de los que están más rezagados, por eso hay muchas políticas en marcha en ese sentido.

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.