Ana Durán, la mujer de los mil consejos

Hay una mancha que frustra a Ana Durán. Es la de lavandina, porque esta sustancia decolora lo que toca. La única forma que ha encontrado para remediarla es con un parche, o rajando la prenda. "No se puede limpiar esa mancha, entonces no podés engañar dando un método que no funciona porque la persona, así, pierde tiempo", sentenció.

Durán no haría eso porque su intención es la de ayudar y transmitir el conocimiento que heredó de su familia y que adquirió a lo largo de una vida doméstica y de trabajo en el rubro gastronómico.

Nacida en Mendoza, Argentina, hace 74 años, se mudó de niña a Uruguay, donde comenzó el aprendizaje que la convertiría en una referencia local en el mundo de la cocina y la limpieza. Estudió economía del hogar en el Instituto Crandon, y luego tomó cursos de cocina y acondicionamiento del hogar. "Cuando era joven, si eras mujer te preparaban para ser ama de casa. Era otra época", contó a El Observador. Además de las enseñanzas formales, Durán contó que aprendió mucho de parte de su madre y sus tías, de quienes aún conserva consejos y recetas.

El condimento afectivo y el recuerdo de la familia lo toma como algo fundamental al momento de hablar de cocina, y consideró que varias de esas recetas heredadas son "espectaculares", aunque reconoció que cada uno puede tomar a su receta familiar como la mejor. De todas formas su método de trabajo implica mejorar lo que heredó o lo que va descubriendo.

Y plantea un ejemplo, algo que hace varias veces mientras habla. "Me pasaron una receta de un muffin hecho de carrot cake, y me parecía que le faltaba un toque de acidez. Entonces resolví rallar manzana verde y agregarle nueces". De todas formas, aclara que no desea competir contra otros cocineros, sino simplemente "dar lo mejor" que tiene.

En su intención por ayudar, Ana Durán proporciona sus consejos y recetas transmitiendo piques y comentarios que no se pueden recibir en una clase o en un curso, porque no hay tiempo ni una relación tan cercana como para pasarlos.

"Capaz que si estás estudiando cocina no te dicen que si estás haciendo pulpo y está duro, tenés que poner un corcho en el recipiente donde lo estás preparando para ablandarlo", contó.

Durán sabe que la edad también la ayuda. Por más que a alguien más joven le gusten las mismas áreas y sepa hacerlas, la experiencia "es un plus", remarcó. Por ejemplo, durante los primeros años de su matrimonio vivió en el campo, una etapa que le enseñó "a sobrevivir sin tener un supermercado a tres cuadras", arreglándose "con lo que tenía a mano, teniendo que preparar comida para la gente que trabajaba" en la estancia o para invitados.

En esos años aprendió "a la fuerza", pero también se dio cuenta de que hacer las cosas con ganas era fundamental. "Demostrar interés es el ingrediente más importante", comentó.

Su faceta mediática comenzó años después. Trabajaba junto a dos socias en una empresa de catering y en canal 4 la conocieron. Luego dejó ese emprendimiento, y desde la emisora la convocaron para cocinar en un programa matutino. Pero a ella no le parecía correcto hacer las recetas que sus colegas seguían produciendo en la empresa, y fue así que resolvió participar con los consejos de limpieza, lo que dio inicio a una faceta que la llevó por los tres canales privados abiertos y la convirtió en una cara conocida.

Eso le generó anécdotas felices y tristes. Entre las positivas, rememoró cuando una mujer le agradeció por los consejos y le comentó que le recordaban a los de su madre.

Más allá de todo, Durán cree que su misión es muy simple. "Hago esto porque quiero que la gente se pueda sacar las pesadillas cotidianas de encima, porque son cosas que le pueden pasar a cualquiera".