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Arroceros no se rinden y redoblan la apuesta a la genética

En las chacras los rindes son buenos y además se viene el Centro Tecnológico de Arroz, pero eso sucede en la sexta campaña con pérdidas y ante un achique de área que no tiene freno

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04 de abril de 2019 a las 05:00

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A pesar de las dificultades que atraviesa, la producción de arroz de Uruguay tiene un reconocimiento mundial y sigue trabajando para empujar los ya altos rendimientos y la diferenciación de calidad.

Durante la inauguración de la cosecha arrocera el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) anunció que unirá esfuerzos con  la Asociación de Cultivadores de Arroz (ACA) y crearán el primer Centro Tecnológico de Arroz de la región, con la intención de generar estrategias que combinen genética con agregado de valor en el producto final, sin abandonar la productividad.

El anuncio se realizó el pasado jueves 28 de marzo en la Estación Experimental de INIA Paso de la Laguna, en el departamento de Treinta y Tres.

 

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Allí, José Luis Repetto, presidente del INIA, dijo que el primer acuerdo para la creación del centro tecnológico se realizó con la ACA, pero que el mismo integrará a los molineros, al Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU) y a otros actores.

La finalidad es conseguir recursos extras y convocar a más investigadores, así como a socios que detecten nichos y posibilidades para colocar el producto.

La mayor parte del área de arroz se realiza con variedades desarrolladas por INIA, una tradición que viene de las épocas de Nicolás Chebataroff.

La investigación “va a apuntar específicamente al agregado de valor del producto final, que tiene que ver con el cuidado ambiental, la inocuidad y cualidades industriales y culinarias de los productos”, explicó Repetto.

La genética de INIA actualmente representa el 80% del arroz sembrado en Uruguay.

Y en este momento INIA está desarrollando un nuevo programa de mejoramiento genético para los próximos cinco años, en el que se plantean tres objetivos principales: generar cultivares con resistencia genética a la principal enfermedad que afecta al cultivo (Pericularia), cultivares que permitan generar valor y acceder a más mercados –de granos medios, granos largo-anchos, cortos y granos aromáticos– y que sean resistentes a herbicidas.

Un ejemplo de esto último son las variedades Clearfield, con las que ya cuenta INIA, o la variedad Merín, que tiene un rendimiento superior en 5% a las variedades existentes y que promete marcar una época como en otros tiempos lo hizo El Paso 144.

Por su parte, la tecnología Clearfield permite un excelente manejo de malezas mediante la combinación de resistencia genética no transgénica de variedades de arroz.

El control de malezas como arroz rojo, gramíneas, de hoja ancha y ciperáceas, ha hecho que se adopte esta tecnología en diversas zonas donde la productividad había caído fuertemente.

 

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Una realidad muy compleja

Mientras se alienta la esperanza de un salto en los desarrollos tecnológicos locales, la realidad del sector sigue siendo compleja. Durante la inauguración de la cosecha, Alfredo Lago, presidente de la ACA, indicó que se prevén rendimientos similares o levemente superiores a los del año pasado, pero con diferencias entre las regiones.

Al cierre de esta nota la cosecha lleva un avance de 60% y se estima culmine a mediados de mes. Los resultados en el norte fueron flojos, por exceso de lluvias, y hay allí situaciones complejas de endeudamiento.

“El norte del país, que avanzó con el 80% de la cosecha, está transitando, como consecuencia de las precipitaciones ocurridas en los últimos días de diciembre y en enero, una productividad menor a la del año pasado, con rendimientos de 8.000 kilos por hectárea”, mencionó.

La zona este del país, comparativamente con el año pasado –que había sido un año muy magro como consecuencia de bajas temperaturas– va a ser superior. “Los primeros resultados (con un 45% del área cosechada) fueron de 8.500 kilos por hectárea.

Con eso estimamos que el rendimiento final es probable que esté en 8.300 kilos a nivel país (300 kilos más que el promedio del año pasado)”, explicó Lago.

El sector –acosado por los costos elevados– hace seis años produce a pérdida, pese a los altos y estables rendimientos. Como consecuencia, la superficie sembrada bajó en la última zafra y se consolidó como la menor en 25 años. Para esta zafra la ACA estimó una superficie de 144.000 hectáreas, 16.000 menos que las 160.000 de la campaña anterior y una producción de 1,19 millones de toneladas, 7% menos que las 1,28 de la zafra pasada.

 

 

El estímulo por la encaminada creación del Centro Tecnológico de Arroz contrasta con el desaliento creciente por la pérdida de competitividad que genera un achique de área que no cesa, tanto como la pérdida de puestos de trabajo

 

 

A la espera de fijar el precio

El precio definitivo del arroz de la zafra pasada podría concertarse en la próxima semana. La ACA y los molinos que integran el convenio acordaron un precio provisorio de US$ 9,30 por bolsa. Los agricultores esperan una cierta mejora tomando en cuenta que, por los cierres de plantas industriales, hubo un ahorro en mano de obra a lo que se suma el avance del dólar.

Con un precio de US$ 190 la tonelada –US$ 9,5 por bolsa de 50 kilos–, con  rendimientos de 8.300 kg/ha promedio la facturación es de US$ 1.577 por ha, pero los costos de producción son del orden de US$ 1.850, lo que lleva a un margen negativo de US$ 273 por hectárea, que se suma a resultados negativos de años anteriores.

La consecuencia es una caída del área, menor producción y por ende a una caída de las exportaciones ya que Uruguay exporta casi la totalidad del arroz que produce. En el primer trimestre de 2019 se llevan exportadas 182.287 toneladas, 35.290 menos (-16%) que las 217.577 toneladas del mismo período del 2018.

Los productores uruguayos han avanzado en agregar valor para que el grano sea destinado a sectores de ingresos medios y altos, con un precio diferencial. Pero a fines de 2017 apostaron a la exportación de arroz cáscara, una estrategia para escapar al elevado costo industrial. En este sentido, el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Enzo Benech, anunció que el arroz con cáscara quedó habilitado para ingresar al mercado mexicano.

En 2018, las exportaciones de arroz con cáscara aumentaron un 62% respecto a 2017, hasta 67.532 toneladas, con una participación del 8% del total exportado.

Hay margen para aumentar la participación de las ventas de arroz cáscara, pero esto incidiría negativamente en los costos fijos de las industrias, afectando el nivel de empleo.

Los trabajadores de la industria –al igual que los productores– esperan otra caída en el área y más envíos al seguro de paro debido al incremento de la capacidad ociosa de la industria.

En esa misma semana, el dirigente de la Federación de Obreros empleados de la Federación de Obreros y Empleados Molineros y Afines (Foemya), Álvaro Macedo, advirtió que el área seguirá bajando y que hay riesgo de que más trabajadores vayan a seguro de paro, en declaraciones al sitio Montevideo.com.

La suba del dólar puede alentar alguna expectativa. El precio está determinado por la venta y hay mucha preocupación al respecto en el sector. “En los mercados mundiales no hay mucha actividad ni interés por arroz, lo que presiona los precios a la baja. Pero no creemos que se sostenga eso en el segundo semestre. La menor producción en Rio Grande del Sur podría impulsar el aumento de precios. Sumado eso a las inundaciones en Estados Unidos que pueden dificultar la oferta y generar un impulso en los precios. El tercer factor fundamental es el tipo de cambio: el aumento del dólar beneficiará”, explicó Lago.

 

Aníbal Falco
El momento del acto inaugural de la zafra arrocera 2018/2019, en Paso de la Laguna, Treinta y Tres.

 

Algunas cifras destacadas
7% caerá la producción de arroz en la actual campaña, con base en rendimientos dados y esperados, alcanzando a 1,19 millones de toneladas. 
16% cayó la exportación de arroz desde Uruguay durante el primer trimestre de 2019 en relación al mismo período del año anterior. 
273 dólares por hectárea es la pérdida que en promedio se espera para los productores arroceros en la campaña 2018/2019, la sexta consectiva con números “en rojo”.

 

Producción: Cecilia Pattarino

 

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