BRENDAN SMIALOWSKI / AFP

Biden baja las tensiones con Putin y manda señal a Beijing

La estrategia del gobierno Biden es clara, y es sabido que Putin no confía en Washington; a la hora de los bifes si tiene que inclinarse por un aliado lo hará en dirección oriente

Tiempo de lectura: -'

18 de junio de 2021 a las 05:01

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

Por todas las cosas que el presidente Joe Biden había dicho que le diría a Vladimir Putin en la cumbre que finalmente tuvieron esta semana en Ginebra, ninguna de ellas, según trascendió, fue realmente expresada en la reunión.

Ni las amenazas por la supuesta “interferencia rusa” en las últimas dos elecciones de Estados Unidos, ni las recriminaciones anunciadas por las también supuestas –aunque estas aun más inverosímiles– recompensas del Kremlin a los talibanes por cada soldado norteamericano muerto en Afganistán, ni mucho menos le dijo en la cara al ruso que era un “asesino” “desalmado”, como había sugerido el mandatario estadounidense en su entrevista con George Stephanopoulos.

No. “El tono del encuentro fue –según el propio Biden– bueno, positivo, no hubo estridencias. Y cuando discrepamos, lo hicimos en una atmósfera de cordialidad”. Prueba de ello es que los respectivos embajadores están volviendo ahora mismo cada uno a su puesto en ambas capitales.

En realidad, todas aquellas afirmaciones bombásticas de Biden habían sido para consumo interno, solicitadas por unos medios que aún no han podido desprenderse de la narrativa anti Trump, en cuya lógica se inscribía el fustigar a Putin como principal enemigo de EEUU. 

Y en esos ida y vuelta con la prensa sobre Rusia, cada cual contesta como puede. Obama era un fenómeno para aparecer firme y declarativo sin llegar a decir ningún disparate, ni lanzar alguna bravata. En cambio Biden… bueno, Biden es Biden.

No obstante, sus asesores, y en general el establishment de política exterior, parecen haber entendido ahora un principio geopolítico bastante básico: si te vas a pelear con China, no te conviene estar peleado también con Rusia. Y eso es lo que había estado haciendo Washington desde que asumió la administración Biden, enfrascado en una guerra de declaraciones con Beijing y con Moscú a la vez.

A juzgar por todo lo ocurrido esta semana, han cambiado de estrategia.

Además del regreso de los embajadores, Putin y Biden firmaron una declaración conjunta donde rechazan la guerra nuclear y se comprometen a establecer nuevos principios para garantizar la estabilidad estratégica y la seguridad cibernética.

La idea es neutralizar a Rusia lo más posible para ocuparse de frenar y contener a China sin dejar un flanco expuesto tan grande nada menos que en Eurasia, región que todos los geoestrategas de la anglofonía han considerado siempre vital para el dominio global. Desde Halford Mackinder, el padre de la geopolítica, que llamaba a Eurasia el “corazón del mundo” (“Heartland”) hasta Zbigniew Brzezinski, el último gran teórico geopolítico, que la bautizó “el gran tablero del mundo”, prácticamente todos han señalado a esa región como el pivote a controlar para dominar el resto.

En la actualidad, sin llegar a ese tipo de eminencias en la disciplina (pero sí un periodista internacional muy influyente, que es muy leído en la Casa Blanca y el Departamento de Estado), quien mejor lo ha dicho ha sido Thomas Friedman. “Nuestra tonta decisión de llevar la OTAN hasta las narices de Rusia tras la caída de la URSS convirtió a la Rusia poscomunista en enemigo en vez de socio, creando las condiciones ideales para que surgiera un autócrata anti-occidental como Putin. Imagínese si Rusia fuera hoy nuestro aliado contra China y no SU aliado contra nosotros”, escribió a fines de abril en su columna de The New York Times. (Las mayúsculas son de Friedman.)

En el Departamento de Estado parecen haber tomado nota. Pocos después, se organizaba la gira de Biden por Europa y la cumbre con Putin que acaba de finalizar.

En Rusia han quedado en apariencia conformes con el nuevo esquema, a tenor de lo que dicen los voceros del Kremlin y lo que publica hoy la prensa moscovita. Les ha quedado claro que el lío es con Beijing y eso les da mucho margen de maniobra en su zona de influencia. Aunque sabido es que Putin no confía en Washington, y que a la hora de los bifes si tiene que inclinarse por un aliado lo hará en dirección oriente.

La idea de Washington en este viaje de Biden, que incluyó su participación en la reunión del G-7 en Inglaterra, la cumbre de la OTAN en Bruselas y esta última con Putin en Ginebra, era bastante clara: traer a sus viejos aliados de nuevo al redil, presentar a China como una amenaza y neutralizar a Rusia.

En el G7 Biden presentó su ambicioso plan “Build Back Better” (reconstruir mejor) para el mundo, o B3W, como una “alternativa” al Belt and Road Initiative (BRI) de China. El B3W propone un mega plan de infraestructura para los países del sur global con inversión privada. Pero parece improbable que algo tan improvisado, y al menos de momento, tan ambiguo, pueda un día rivalizar con los innumerables proyectos del BRI, en marcha hoy en casi todos los continentes y que en breve se convertirá en la gran locomotora del mundo.

Por su parte el comunicado de la OTAN llama a encarar “los desafíos” del creciente poderío militar chino. Es verdad que en el mismo documento se describe a Rusia como una “amenaza”; lo cual desde el punto de vista semántico, podría esgrimirse, es más grave que “el desafío” de China. Sin embargo, es la primera vez que la Alianza Atlántica describe al poder militar chino en términos tan potencialmente confrontativos.

La estrategia del gobierno Biden es clara: abroquelarse con sus aliados de Occidente, Guerra Fría 2.0 con Rusia sin confrontación, y hostilizar y rivalizar con Beijing en todos los frentes, y que luego sea lo que tenga que ser. El peor de los mundos, con Trampa de Tucídides cada vez más factible.

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.