Inés Guimaraens

La delicada situación de la Caja Notarial y un déficit millonario para este año

La caída de la actividad notarial durante la pandemia, entre otros factores, echó por tierra la mejora de los resultados esperados con la última reforma de 2019, según su directiva

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26 de noviembre de 2020 a las 05:02

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Un balde de agua fría resultó esta pandemia para la Caja Notarial que logró que le aprobaran una reforma en septiembre de 2019 para ir saliendo de su déficit de $ 580,7 millones al cierre de ese año, pero no se está dando. Por el contrario, el déficit se profundizará y rondará los $ 700 millones (unos US$ 16 millones) al cierre de 2020, según cálculos de su directiva. A diferencia de otras cajas, esta institución depende directamente de la actividad notarial y esta se ha venido a pique en estos meses; el estimado es de una retracción del 15%. Es decir, cuando cae el trabajo notarial, cae la aportación a la caja. 

Si se analizan los datos, la inflexión a la baja en la última década se produjo de 2013 a 2014, se acentuó en 2016 y desde ese año a la fecha se mantuvo una fuerte caída, hasta llegar al déficit de los $ 580,7 millones del 2019. Este ejercicio 2020 será el séptimo año de números en rojo acumulados para la institución. 

“Venimos atravesando años difíciles con el enlentecimiento del crecimiento del PIB por la caída de la participación de las inversiones, que están muy vinculadas a la tarea notarial. La retracción de los trabajos de los escribanos se refleja en la caja; con la pandemia, la situación empeoró”, explicó a El Observador el contador Héctor Bastón, gerente general de la Caja Notarial.

La institución no logró que la anterior administración del Poder Ejecutivo aprobará una tasa adicional del 15% a la tasa registral, que solicitó en la reforma de 2019, la que habría apoyado 6% del presupuesto de pasividades; esto es unos US$ 4,5 millones. “La política del anterior gobierno no era crear nuevos impuestos, por eso no aprobaron la tasa adicional”, comentó Bastón.

Otro factor que resulta un peso en el ala para el sistema es el incremento sostenido del número de jubilados a lo largo de los últimos años. La relación entre los afiliados activos y pasivos era de 3,2 en 2010, y a la fecha es de 2,5.

De esta forma, a pesar de tener un sistema recientemente reformado, la Caja Notarial no ve los frutos de mejora y está recurriendo a recursos propios para sobrellevar la situación; su fondo de patrimonio asciende a US$ 300 millones, según registros. 

El fondo de patrimonio de la caja notarial es de US$ 300 millones. 

 

La situación financiera de esta caja llamó la atención a algunos integrantes de la Comisión de Expertos de la reforma de seguridad social (CESS), cuando elevó elevó sus números y proyecciones la semana pasada, según manifestó a El Observador Ana Inés Zerbino, integrante del CESS por el Partido Colorado. 

El peso de la féminas

La caja notarial tiene 7.500 escribanos afiliados activos (cotizantes), en su mayoría independientes; los empleados son menos de 47%. 

Una de sus características es que 80% son mujeres; su alto grado de feminización representa una mayor presión al sistema, porque ellas viven más que los hombres y hay que servir por más tiempo las prestaciones.

El 30% de los afiliados tienen entre 50 y 59 años de edad; esto es, una etapa intermedia para el retiro, lo que permite cierto margen de maniobra.

Hoy en día, cerca de la cuarta parte de los escribanos pone plata de sus bolsillos para complementar sus aportes mínimos a la caja, porque existe una sobreoferta de escribanos para el trabajo que demanda la sociedad y financieramente revierte en contra en lo individual. Históricamente esto ha sido así, y se ha acentuado últimamente por la crisis.  No obstante, el índice de mora en la caja es de 6%; es decir, no es alto, al menos tomando en cuenta el número de deudores (no el monto).

La defensa de lo logrado

La caja tuvo dos reformas en sus estatutos: en el año 1994 y la ya mencionada en septiembre de 2019 -con vigencia desde el pasado 1º de enero.

Esta última es considerada “la más restrictiva que se ha aprobado hasta el momento", según Rodolfo Saldain, presidente de la CESS. Esto se debe a que los cambios que introdujeron elevaron 20% los aportes, redujo 20% la tasa de reemplazo, e incrementó los requisitos para configurar la causal de jubilación. Asimismo, se estableció una contribución de las jubilaciones y pensiones de 2 puntos porcentuales, que antes no existía, entre otras condiciones. 

“Esas medidas iban a dejar al sistema bastante en equilibrio para las nuevas generaciones, pero hay que esperar porque la reforma está concebida con una mirada a largo plazo, no para una coyuntura (...) Aun con las nuevas tasas, estamos recaudando menores aportes que en el año pre-pandemia”, explicó Bastón. 

Como forma de amortiguar el impacto de los cambios, el plan de adecuación fue pensado para una transición de 20 años, sin que se afecten los derechos ya adquiridos y para que el costo de la reforma no recaiga solo en una generación, al tiempo que intentar lograr el apoyo del gremio. 

“La reforma está bien delineada, en términos actuariales fue bien planeada”, defendió Bastón.

Lo novedoso

Para Osvaldo Rocca, director secretario de la Caja Notarial, lo más novedoso de la reforma es la introducción de los conceptos de edad normal, edad mínima y ajuste dinámico de la tasa de aportación, que ya existen en varios países europeos y podrían ser tomados para la reforma de la seguridad social uruguaya en general. “Esos conceptos pueden resultar interesantes para otras cajas”, señaló Rocca.

Lo más novedoso son los conceptos de edad normal, edad mínima y ajuste dinámico de la tasa de aportación. 

Esos conceptos llevaron a que, en lugar de subir la edad mínima jubilatoria de 60 años a 65 años, se fijó en 65 años la edad a la que se le asigna la tasa del 50% de reemplazo, cuando se cumple 35 años de servicio. Esto significa que el nuevo sistema permite que quien, por ejemplo, se quiera jubilar a los 60 años, lo pueda hacer si tiene solo 35 años de trabajo. 

“Hay muchas posibilidades de jubilarse, teniendo en cuenta la relación entre la edad y los años de trabajo. Se van armando los factores para conformar la ecuación”, explicó la gerente previsional Laura Guash. 

En el nuevo régimen también aplica una penalización de la tasa de reemplazo si la persona quiere anticipar la jubilación, o un régimen de bonificación por postergarla (3% de bonificación si hay causal, 2% si no la tiene). 

“En definitiva, la ecuación se corre 5 años. Para tener la misma tasa de reemplazo (del 50%) que hoy se tiene con 60 años de edad y 30 de servicio, se va a requerir 65 años de edad y 35 de servicio”, simplificó Guash. 

Las mismas correlaciones del sistema de bonificaciones graduales aplican a las jubilaciones por incapacidad y por edad avanzada.

En cuanto al ajuste dinámico de la tasa de aportación, se refiere básicamente a que esta sube o baja según se de una situación de superávit o déficit de años anteriores.  “Se van reajustando las condiciones de acceso o los montos que se pagan, o las dos cosas, de acuerdo a la expectativa de vida del sistema”, agregó Guash.

Confianza en mejorar los números

Ante el déficit actual, la directiva plantea que no ve como opción válida rever el nuevo régimen, sobre todo pensando que la actividad notarial, si estuvo 75 años creciendo con el PIB, no dejará de hacerlo cuando el país reactive su economía. 

No obstante, mientras esto sucede, la directiva solicita algún recurso amortiguador de ayuda a la tasa registral, o una versión parcial del impuesto a la asistencia a la seguridad social que pagan los pasivos de la caja, o un timbre adicional, entre otras alternativas que maneja.

“Esta caja tiene solo aportes, mientras que otras cajas cuentan con recursos de distinta naturaleza, más allá de los aportes de los trabajadores. Nosotros estamos en una situación muy compleja, sobre todo este año”, recalcó Bastón.

Según proyecciones, el número de beneficiarios en la Caja Notorial se incrementará en los próximos 15 o 20 años, lo que agregará aún mayor presión financiera al sistema.

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