Caputto, el gigante citrícola que tambalea y requiere una reestructura, según expertos

Aunque en el transcurso del próximo mes la ejecución de esa garantía no va a afectar a la empresa, dentro de los bienes que se encuentran en el fideicomiso firmado en 2016 hay incluidas  plantaciones con naranjas y mandarinas y otros predios que suman 797 hectáreas (ha), de las 3.500 ha que posee la firma salteña. 

La sensación en cuanto al futuro de la empresa citrícola más importante que tiene el país es por lo pronto de incertidumbre, pero todo parece indicar que Caputto tendrá en los meses consiguientes una obligada reconfiguración de su formato empresarial.

Para el sociólogo y profesor agregado de la Regional Norte de Salto, Juan Romero, el negocio de la naranja es rentable, por lo que ese rubro productivo no va a desaparecer en la región.

De hecho, para los 28 padrones –la mayoría rurales, pero también urbanos y suburbanos – que van a ser rematados sin requerir de instancia judicial previa, hay al menos dos potenciales compradores también vinculados al sector citrícola en el departamento, según comentaron a El Observador fuentes del mercado.   

El valor de garantía de los inmuebles fue tasado en US$ 21 millones, que en caso de ejecución sería de US$ 15,7 millones, según consta en el prospecto de la emisión. Las Obligaciones Negociables fueron emitidas hace tres años, por US$ 11 millones, con una tasa anual en dólares de 6%.

En este sentido, Romero indicó que el negocio no se va a perder y se está caminando hacia una reconfiguración, presumiendo que otras empresas – con capital multinacional o accionistas nacionales - vayan a hacerse cargo, incluso permitiendo que Caputto se aliviane estructuralmente y pueda llevar adelante una transformación que le permita ganar en eficiencia.

“El formato que desarrolló esta empresa en particular generó problemas de gestión administrativa, sobretodo en la gestión de los recursos humanos, en conceptos que tienen que ver en cómo llevar adelante el emprendimiento. Cambiar el modelo de formato es un poco no hacer lo que hizo Caputto, que va al corazón de cómo organizar la empresa. Las empresas de punta y modernas, son las que invierten en conocimiento, en recursos humanos, son respetuosas con las normas laborales, mostrando que hay otra forma de hacer el negocio. Caputto es una empresa que se quedó en el tiempo”, aseguró Romero.

En tanto, la diputada del Partido Colorado por Salto, Cecilia Eguiluz, dijo a El Observador que lo que le preocupa principalmente es que puede ocurrir con la empresa el año que viene.   

En referencia a este punto, la legisladora indicó que el Fondo Citrícola aprobado por unanimidad en el Parlamento en abril de este año brindó recursos financieros por alrededor de US$ 3,5 millones para Caputto, pero fue un “parche” para sostener el emprendimiento por un año.

Al cierre del ejercicio de 2018 la empresa registró un pasivo por US$ 64 millones y un activo de US$ 79 millones, sumado a pérdidas netas durante varios ejercicios consecutivos.

Las razones esgrimidas desde el Poder Ejecutivo para otorgar ese salvataje para llevar adelante la cosecha fueron principalmente tres: el riesgo de perder el mercado estadounidense, los 2 mil trabajadores que dependen de Caputto y el peligro fitosanitario que implicaba no recoger la fruta que no solo afectaría a los cítricos sino a varios cultivos más.  

Aunque Eguiluz coincidió con Romero en que la firma salteña presenta problemas estructurales de altos costos gerenciales y problemas de gestión, también hizo hincapié en lo poco competitiva que es la empresa por las elevadas tarifas energéticas y la carga tributaria.

Según la diputada, de los US$ 3,5 millones que se le asignaron a la empresa desde la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE), solo para energía eléctrica se deberán volcar aproximadamente US$ 1 millón.

Según pudo saber El Observador, hasta el momento Caputto recibió tres partidas que totalizan algo más de US$ 2,3 millones, quedando como saldo alrededor de US$ 1,2 millones. La firma, según explicaron desde el ministerio de Industria, Energía y Minería, hasta el momento viene liquidando sus costos directos e indirectos de forma correcta, e incluso algunos ratios están mejorando. 

En la actualidad la empresa tiene trabajando a 1.100 personas y aunque viene  con un atraso de un mes en la cosecha, se viene cumpliendo con lo previsto de exportar alrededor de US$ 800 mil por semana, aunque solo se ha cobrado un 10% de los US$ 4,1 millones que se exportó entre mayo y junio de este año, fundamentalmente dirigido al mercado estadounidense (92%).  

En relación a la reestructura de la compañía, una vez retomadas las actividades después de que hubo liquidez financiera, Caputto dejó de realizar algunas tareas productivas. Por ejemplo, empezó a vender para el mercado local fruta en árbol, lo que implicó menos puestos de trabajo y de valor agregado en los productos que comercializa al acortar procesos industriales.

Los últimos años 

En una comparecencia a la comisión de Industria, Energía y Minería, la subsecretaria de ese ministerio, Olga Otegui, dijo que las ventas de la empresa rondan los US$ 35 millones anuales representando un tercio de las ventas de todo el sector y un 80% es destinado al mercado externo.

Caputto posee unas 3.500 hectáreas de las cuáles 1.500 están en reconversión varietal. En 2016 hubo un cambio de preferencias del consumidor, explicó la jerarca, que dejó de inclinarse por la mandarina Satsuma -sobre todo en Europa-, lo que provocó un shock para la firma. Además, en 2018 los precios cayeron y a pesar de que Caputto vendió activos para cancelar sus deudas no fue suficiente, hasta llegar al punto de no poder cumplir con sus compromisos comerciales.  

A su vez, una partida de US$ 10 millones exportados a Estados Unidos fueron devueltos por estar en mal estado, en el mismo año en que la empresa necesitó invertir en reconvertir sus variedades, para lo que hizo una emisión de Obligaciones Negociables a diez años por US$ 11 millones. 

En un comunicado, Caputto informó que desde 2012 afronta problemas que deterioraron progresivamente sus finanzas. "La derogación del sistema de preferencias arancelarias por la Unión Europea, la pérdida de competitividad por atraso cambiario, el aumento de los costos laborales sobre la inflación, el aumento de tarifas públicas y eventos climáticos extraordinarios como los acontecidos en los años 2012, 2016 y 2018", fueron algunos de los motivos que esgrimió la empresa cuando pidió el concurso ante la Justicia. 

Los predios a rematarse