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Cavani le cumplió un sueño a un niño del interior, que ganó concurso de la AUF

Nicolás Jara, un chico de 10 años que va a una escuela rural de Berachí, fue recibido en el Complejo de la AUF
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12 de junio de 2019 a las 13:29

Edinson Cavani volvió a tener otro gesto al cumplirle el sueño a un niño del interior que quería conocerlo por considerarlo su ídolo.

Cavani recibió a Nicolás Jara, un chico de 10 años que estudia en la escuela rural número 102 de Berachí y que fue el ganador del concurso de cuentos “Un Cuento Celeste 2018”.

Uno de los premios pasaba por conocer a su ídolo Cavani, hecho que se registró el martes en el Complejo Celeste donde estuvieron dialogando luego del entrenamiento del equipo uruguayo.

Después del encuentro, el niño brindó sus impresiones para el canal AUFTV: “Yo vengo de Cerro Largo, de Berachí, que estoy a 30 kilómetros de Melo. Principalmente sentí una gran emoción por ver a Cavani y los jugadores, y venir con los maestros (de su escuela) fue algo muy lindo que espero que vuelva a pasar”.

Nicolás Jara contó que pudo hablar con el técnico Tabárez.

“El Maestro me dijo que estaba muy lindo el cuento y me dijo que me tenía que presentar (a concursar) otra vez”.

En su edición del 5 de octubre de 2018, Referí presentó la historia y el cuento que narró Nicolás Jara.

El niño se despierta todas las mañanas a la hora 7 y sale a campo traviesa con su yegua a recorrer 10 kilómetros para llegar a la escuela de Paraje Berachí donde, hasta el año pasado, tenía tres compañeros.

Allí, a 34 kilómetros de la ciudad de Melo, nació la idea de escribirle a la celeste.

Su cuento fue seleccionado entre los ganadores y fue así que el 4 de octubre, Nicolás, quien jamás había pisado la Terminal de Tres Cruces, viajó a Montevideo para recibir el premio del concurso organizado por la AUF.

En su cuento, Nicolás narró que los chicos de una escuela de Mangrullo, una localidad cercana a Paraje Berachí, estaban tristes porque no tenían Internet para ver el debut de Uruguay en el Mundial de Rusia 2018. Y Nicolás tuvo la iniciativa de pedirle a la maestra que invitara a los niños de la otra escuela para ver juntos el partido de los celestes contra Egipto.

Al final salieron al campo a jugar un partido de fútbol y Nicolás narró las vivencias y el gol increíble que se perdió.

El cuento ganador

La historia, llamada “Un gran partido”, narra justamente cómo vivieron aquel juego.

"En  un lugar muy lejano está ubicada en un cerro, mi escuelita rural.

Se acercaba el mundial de Rusia y en la escuela nos preparábamos para la  fiesta del fútbol.

Pero en un día muy frío, nos llama el maestro Gabriel de la escuela de Mangrullo, que está a unos cuantos kilómetros de la nuestra y nos cuenta que no hay Internet para mirar el primer partido de Uruguay y que los  seis niños  están muy tristes.

Con la maestra no dudamos en contestarle que vinieran para la nuestra, así mirábamos todos juntos.

Llegó el gran día…

Después de desensillar mi caballo, la maestra me pidió -Nico inflá los globos para poner en la portera.

Mientras ella con los tres niños de inicial pegaban en las ventanas los banderines de Uruguay.

Estábamos terminando los aprontes, cuando sentimos la bocina del microbús de los compañeros de la otra escuela. Era mucha emoción, podíamos mirar todos juntos el primer partido de nuestro país.

Nos íbamos abrazando a medida que iban bajando y los maestros nos pintaban la cara con los colores de nuestra bandera.

Corrimos para acomodarnos entre bancos y alfombras y comenzó el partido. Estábamos muy ansiosos cuando casi al final...

¡¡¡Gooooooooool!!! de Giménez gritamos todos con alegría.

Salimos al recreo y con Marina trajimos las cañas tacuara para los arcos mientras los más chicos traían la pelota.

Cada maestro empezó a elegir su equipo. Quedamos todos entreverados, los cuadros tenían a grandes y pequeños de las dos escuelas.

Jugamos con nuestras mejores camisetas, las túnicas blancas y moñas azules.

Cristofer dijo -No tenemos mascota.

De pronto… salió “Tota”, de atrás de unos pajonales y Samira (la hija de los maestros) gritó -  va hacer la mascota, “Tota” mi chancha.

Todos comenzamos a reinos y le dijimos que sí.

Íbamos empatando cero a cero, y le di un pase a José que tiene tres años que hizo gooooooool. Pero en un contra ataque la maestra de cabeza empató.

Llegó el segundo tiempo. Pase va, pase viene, llegó mi oportunidad, pero al patearla al arco, fue a dar cerca de las nubes.

Terminamos el partido uno a uno,  gritando todos abrazados ¡SOMOS CAMPEONES!, mientras Tota nos miraba asustada desde atrás de unos pajonales”.

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