China y un dólar más calmo le pueden dar una mano al gobierno para bajar la inflación

Es que la carne en particular tiene un peso relativo importante en el Índice de Precios al Consumo (IPC) construido por el INE. Y dadas las características del negocio cárnico, un mayor  volumen de esa proteína hacia el mercado local –obligado por la contracción china-, puede verse reflejado en menores precios para el consumo doméstico. De hecho, en las últimas semanas algunas cadenas de supermercados y carnicerías han comenzado a sacar promociones con cortes puntuales y populares como el asado vacuno. 

Después de que la inflación pasó los dos dígitos en abril presionada por la suba del dólar, las tarifas y también por un fuerte aumento en el precio de los alimentos, el gobierno reaccionó en plena pandemia y jugó sus cartas.

Preocupado por la suba de los precios que superó la barrera psicológica de los dos dígitos, como medida paliativa pero no como solución al problema estructural, el Poder Ejecutivo acordó en mayo con los empresarios –productores, intermediarios y pequeños y grandes comercios- mantener los precios de 80 familias de productos de una canasta básica de alimentos e higiene por 90 días hasta agosto. 

Entre los mayores aspectos en el aumento de la inflación un factor clave durante los últimos meses ha sido la suba casi constante del precio de la carne -principalmente vacuna, pero también aviar, porcina y ovina-, que en el último año móvil tuvo un aumento de precio promedio del 34,6%. Esta cifra triplica cómodamente la inflación cerrada a mayo que cerró en 11,1% en el acumulado de 12 meses (el registro más alto desde octubre de 2003).

A la menor exportación que puede haber en las próximas semanas, en el caso de la carne vacuna su precio está fuertemente relacionado también a la cotización del dólar. Cerca del 70% de lo producido en el país se vende al exterior, particularmente a China que se ha transformado en un destino clave para este cadena industrial. Uruguay no tiene hoy un sustituto natural para colocar la cantidad de cortes y menudencias que se llevan los importadores de la potencia asiática cada mes. 

A este factor, se agrega el compromiso de acuerdo de precios asumido por los industriales con el gobierno hace menos de 40 días, con una perspectiva que se maneja que así como la carne bajó en mayo, la tendencia seguirá en esa línea.

El comportamiento del dólar también lleva varias semanas de mayor estabilidad después de los saltos bruscos que depreciaron el peso ocurridos en el mes de marzo. Este martes la divisa bajó 0,7%, a $ 42,60 en el mayorista, y en lo que va de junio ha caído un 2%. 

El presidente de la Cámara de la Industria Frigorífica, Daniel Belerati, dijo que la semana pasada se analizó el resultado del primer mes  del acuerdo y la evaluación “es claramente favorable”. El empresario expresó en esta línea que en mayo mientras la carne bajó 1,28%, el Índice de Precios al Consumo subió 0,57%.

Por su parte, el director del abasto Santa Clara, Jorge López, dijo que hay interés de parte del gobierno para que los precios bajen. A su vez, la propia dinámica de oferta y demanda con poca venta va a hacer que los precios tiendan a descender en uno de los productos predilectos para la dieta de los uruguayos.  

En referencia a lo que ocurre con China, López dijo que “seguramente va a ayudar” a una tendencia a la baja también por “mucho desánimo” por una retracción del consumo local. Esta variable también importa a la hora de fijar los precios para el abasto. 

De hecho, el pasado jueves 18 el precio del asado descendió $ 15 por kilo producto de una flaca demanda para el producto estrella del comercio minorista. La corrección se dio por un descenso de los costos en la materia prima que los frigoríficos trasladaron a los comerciantes, explicaron desde la Unión de Vendedores de Carne (UVC).  

Caída en la demanda

El Instituto Nacional de Carnes (INAC) publicó este mes datos preocupantes para la industria y toda la cadena, que mostraron una notoria caída del consumo local de carne vacuna.   

En 2019 el consumo de esta proteína fue de 47,9 kilos por habitante, lo que presentó una baja de casi 5 kilos respecto al año anterior. 

Según datos dados a conocer, durante el año pasado el consumo total de carnes fue de 87 kilos por habitante por año, lo que redunda en una baja de 4,8 kilos respecto al año anterior. Esa caída responde especialmente a una disminución en el consumo de carne bovina, dado que en las demás carnes no se observaron modificaciones sustanciales.

Y en lo que va de 2020, la tendencia parece no detenerse. La venta de carne bovina en el abasto tuvo una disminución del 14,3% en el cuatrimestre enero-abril. En cambio se dio un incremento del 19,3% en la comercialización de carne aviar (más barata) y de 10,8% en el caso del cerdo en igual comparación, según datos del INAC. 

En ese escenario de retracción en el consumo de carne en Uruguay, 18 de 25 frigoríficos nacionales tuvieron pérdidas en 2019, según datos del INAC. Por otro lado, la industria frigorífica uruguaya tenía créditos vigentes con el sistema financiero uruguayo por US$ 329 millones al cierre de abril, según surge de la información que releva el Banco Central (BCU). En abril del año pasado, los pasivos bancarios de los frigoríficos totalizaban US$ 278 millones. En tanto, en los créditos que están vencidos se dio un incremento de casi US$ 500 mil en abril, al pasar de US$ 14,8 millones en marzo a US$ 15,2 millones el último mes.