Por John Thornhill
Cómo la tecnología reinventó el ajedrez como una red social mundial
El deporte se ha vuelto más accesible en la era de Internet. En lugar de acabar con el deporte, la tecnología ha contribuido a su florecimiento
El deporte se ha vuelto más accesible en la era de Internet. En lugar de acabar con el deporte, la tecnología ha contribuido a su florecimiento
Por John Thornhill
Cuando la computadora Deep Blue de IBM derrotó al campeón mundial de ajedrez Garry Kaspárov en 1997, algunos consideraron que era el jaque mate para la humanidad, así como para el propio deporte antiguo. La revista Newsweek había anunciado la competencia entre la máquina calculadora y quien entonces era el jugador más fuerte de la historia de la humanidad como "La última defensa del cerebro".
A pesar de su formidable talento, Kaspárov sufrió una estrecha derrota, aplastante y profundamente simbólica. Más tarde, expresó su consternación por haber perdido ante un "reloj despertador programable de US$10 millones". Pero también apreció el ingenio humano que había detrás de una computadora capaz de evaluar sistemáticamente 200 millones de jugadas por segundo y ganar con "potencia de cálculo bruta". Los avances informáticos han sido tales desde entonces que Deep Blue parece pintorescamente arcaica. Podría ser derrotada por la mayoría de las aplicaciones de ajedrez que llevamos hoy en nuestros teléfonos inteligentes.
Sin embargo, algo curioso le ha ocurrido al ajedrez en el cuarto de siglo transcurrido desde la victoria de Deep Blue. En lugar de acabar con el deporte, la tecnología ha contribuido a su florecimiento, estimulando la creatividad y ampliando la accesibilidad. "El ajedrez nunca ha estado más vivo que ahora", concluyó el sitio web Chess.com, tras la última apasionante partida del campeonato del mundo, en la que el gran maestro chino Ding Liren venció el domingo a su oponente ruso Ian Nepomniachtchi. El sitio, que transmitió en directo los magníficos comentarios de los 18 partidos, ha superado los 100 millones de usuarios registrados en los últimos 15 años. Tal ha sido la popularidad de Chess.com que su base de datos colapsó este año cuando 10 millones de miembros se conectaron para jugar en un solo día.
Hay varias razones que explican el aumento de la popularidad de este deporte. Sin duda, los confinamientos por la pandemia de Covid-19 aumentaron su atractivo, conforme millones de jugadores aburridos, atrapados en casa, buscaron alternativas de entretenimiento en línea. El gran éxito televisivo de 2020 Gambito de dama, la miniserie más vista de Netflix en 63 países, también conquistó a nuevos seguidores, especialmente entre las niñas deseosas de emular los triunfos de la prodigio del ajedrez Elizabeth Harmon. El éxito en la vida real de la gran maestra china Ju Wenjun, vigente campeona mundial femenina de ajedrez desde 2018, ha contribuido a popularizar este deporte en China, donde en su día estuvo prohibido durante la revolución cultural.
Para los no aficionados, observar partidas de ajedrez de horas de duración, que a menudo terminan en aburridos empates, es una pésima diversión. Pero los influenciadores parlanchines y creativos de TikTok, Twitch y YouTube han atraído a una generación más joven de seguidores. Con su juego relámpago, sus comentarios vivarachos y sus camisas hawaianas, el cinco veces campeón de ajedrez estadounidense Hikaru Nakamura ha atraído a 1.8 millones de seguidores en Twitch, el canal de streaming. El ajedrez ha pasado de ser un juego de mesa estático a convertirse en una red social dinámica y una comunidad mundial.
Las personalidades de algunos de los principales jugadores también han suscitado un enorme interés. El carismático noruego Magnus Carlsen, cinco veces campeón del mundo, no participó en el último torneo, renunciando así a su título. Al parecer lo aburren sus contrincantes más débiles, de quienes afirma que sólo intentan evitar la derrota cuando juegan contra él. Eso dejó a Nepomniachtchi, número dos del ranking mundial, libre para enfrentarse a Ding, número tres. Pero no hay dudas de que Carlsen, de 32 años, regresará, prometiendo nuevas y dramáticas tramas.
El inquieto y agresivo Nepo, como se conoce a Nepomniachtchi, ha demostrado valentía tanto dentro como fuera del tablero: fue uno de los 44 ajedrecistas rusos que firmaron el año pasado una carta oponiéndose a la invasión de Ucrania. A pesar de su ranking inferior, Ding demostró una extraordinaria capacidad de recuperación tras un comienzo titubeante e ideó una jugada asombrosa en la 18ª partida para llevarse la victoria. También está surgiendo una nueva generación de jóvenes aspirantes.
Se pueden extraer lecciones más amplias de la exitosa reinvención del ajedrez en un momento en que muchos se inquietan por el impacto de la inteligencia artificial generativa. El triunfo de Deep Blue, que parecía simbolizar el eclipse de la inteligencia humana en el más cerebral de los deportes, contribuyó a abrir una nueva era de conexión y creatividad asistidas por la tecnología. Como sabe Kaspárov, la tecnología puede destruir viejas certezas y aumentar los temores de la obsolescencia humana. Pero también puede generar nuevas oportunidades insospechadas.
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