¿Cómo mejorar la calidad de sueño familiar?

Compartimos algunas claves del sueño infantil, porque conocer cómo funciona el sueño, ayuda no solo a inducirlo en los hijos sino a evitar expectativas alejadas de la realidad según la edad de cada niño.

 ·       En los primeros años de vida se desarrolla el 80% del cerebro. Eso significa que la “arquitectura “del cerebro se forma en ese tiempo. Y está probado que el sueño tiene un rol importante en favorecer esos buenos cimientos.

·       Es natural que el bebé tenga un sueño más desregulado los primeros 2 meses de vida. Luego se regula y sobre los 4 meses vuelve a desregularse un poco. Tras ello, el sueño se ordena y sobre los 6 – 7 meses y hasta el año y medio es bastante esperable que haya despertares, sobre todo en la segunda mitad de la madrugada.

·       En la segunda mitad de la madrugada hay un tipo de sueño vinculado al aprendizaje y a los aspectos emocionales que el niño está transitando. Eso explica que el sueño pueda verse alterado sobre todo luego de los 6 o 7 meses cuando en general empiezan a salir dientes, el niño empieza a sentarse, a gatear, se para y su mundo cambia de perspectiva. En pocos meses pasan muchas cosas. De noche elaboran todo eso nuevo.

·       Sobre los 2 años, los niños empiezan una etapa en la que quieren hacer todo solos, se frustran, se enojan. Hay una gestión emocional intensa en esa etapa y el sueño puede verse alterado en muchos niños. De todos modos, no es regla.

·       De noche se “sella “mucho de lo aprendido en el día. Se establecen muchas conexiones neuronales. Es por eso que se dan desvelos.

·       Es un mito erróneo que, si el niño no duerme siesta y llega a la noche cansado, va a dormir más y mejor. Se da lo contrario. Mientras más cansado está el niño a la hora de dormir, peor es la calidad de su sueño.

·       El bebé necesita un entorno seguro para conciliar el sueño, porque al dormir el cuerpo pasa a estar en un estado muy vulnerable. Es por eso que a los niños les cuesta dormir en lugares no habituales. Por eso también, la teta favorece el sueño, porque les da seguridad.

·       Las rutinas cotidianas son buenas tanto para niñas como para adultos. Por cómo funcionamos. Si tenemos un ritmo ordenado, nuestra calidad de vida va a ser mejor. Si más o menos comemos a la misma hora todos los días, nuestro cuerpo ya sabe cuándo va a recibir energía y se administra. Lo mismo con el sueño.

·       Con los bebés, la previsibilidad ayuda a regular la ansiedad y hace que todo fluya mejor.

·       Las pantallas afectan bastante nuestro cerebro. Hay una estimulación de ciertas conexiones neuronales que genera adicción, pero, además las pantallas brindan mucha información junta a través de lo visual y auditivo. Las recomendaciones internacionales son de apagar las pantallas por lo menos una o dos horas antes de ir a dormir para lograr un mejor descanso.

·       La crianza respetuosa implica respeto hacia nosotros como papás y mamás. Es por eso que priorizar nuestro descanso, siempre que se pueda, es respeto hacia nosotros mismos. Pedir ayuda en los primeros meses, acostarse 20 minutos en la tarde cuando el bebé duerme, son estrategias válidas y respetuosas. Cuando los padres llegan cansados a la tardecita y momento del sueño del bebé, es más difícil que ayude a conciliar el sueño.

·       Cuando el cuerpo del adulto que va a dormir al bebé, tiene músculos tensos, respiración apurada o ritmo cardíaco acelerado, el bebé lo siente y entiende todo ello como señales de “peligro”. Por eso, estar relajado a la hora de ayudar a dormir al bebé es la clave del éxito.