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Cómo un programa online gratuito de coaching cambió mis mañanas

¿Es posible crear una rutina matinal poderosa con dos o tres simples pasos?

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24 de febrero de 2019 a las 05:00

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A mediados de diciembre pasado recibí un correo electrónico en el que se me invitaba a no perderme la oportunidad de formar parte de Mindset Reset, un programa de coaching online gratuito de un mes de duración. Otro vende humo más, pensé. No me extranó recibir algo así, ya que me suscribo a cualquier tipo de newsletter y termino recibiendo de todo. Mi primera y obvia reacción fue la de borrar ese mail en forma inmediata y pasar al siguiente, pero hubo algo que me detuvo: la coach era Mel Robbins. Había visto una charla TED suya titulada “Cómo dejar de fastidiarte a ti mismo” y me había caído simpática. Tanto como para husmear en su web y conocer su historia. Abogada de profesión, a los 41 años se dio cuenta que necesitaba un cambio porque su vida era un verdadero caos: estaba desempleada, al borde de la bancarrota y el divorcio, y, deprimida, había empezado a abusar del alcohol.

“Una noche, estaba ahogando mis penas en whisky, sintiendome como la más grande perdedora, cuando de repente en un comercial de la TV ví como un cohete surcaba la pantalla y eso me dio una idea loca. ¿Que tal si, al día siguiente, cuando la alarma sonara, en lugar de quedarme en la cama pensando, me lanzara fuera de ella como un cohete?”, relata Robbins. Así lo hizo y esa pequeña acción cambió su vida. Su libro El poder de los cincos segundos (en inglés, La regla de los cinco segundos) fue un éxito, y ella se convirtió en lo que se llama una life coach, brindando charlas en todo Estados Unidos y siendo contratada por empresas para motivar a sus empleados.

Así que lejos de borrar el mail, me inscribí en el programa. Durante todo el mes de enero vi prácticamente un video por día. Fueron sesiones que versaron desde cómo establecer metas, a cómo superar pensamientos invalidantes y técnicas para controlar la ansiedad, cómo manejar el tiempo y la energía, a la necesidad de abandonar el hábito de quejarse y poner excusas (se trata de unos 35 videos que están disponibles en la cuenta de Youtube de Robbins).  En cada sesión, Robbins proponía ejercicios y además algunas estuvieron dedicadas a responder preguntas de las personas de todo el mundo que participaban en el programa.

De todos los ejercicios hubo uno que me atrajo al instante: el lograr levantarse temprano para aprovechar las mañanas. Se han escrito ríos de tinta sobre cómo las rutinas matinales impactan en la performance, energía y hasta en el humor del resto del día. Podemos estar todos de acuerdo en que es un hábito beneficioso, pero que se hace sumamente difícil -por no decir imposible- para muchos.

Tengo que reconocer que los consejos de Mel Robbins funcionaron para mí.

Son cuatro los videos del programa Mindset Reset dedicados a la temática de controlar las propias mañanas. Se titulan Por qué no dejo nunca el celular en mi cuarto, You Snooze you loose (Si te duermes, pierdes), La única manera de levantarse en la mañana, y Tu humor en las mañanas importa.

El consejo sobre el celular resultó fundamental y es bien simple: no despertarse y enseguida, sin pensarlo siquiera, tomar el teléfono y empezar a mirar aplicación tras aplicación para ver qué pasa en el mundo. “No hay que poner basura en tu mente antes siquiera de salir de la cama. Si te despiertas y ya estás desbordado, imaginando que estás perdiendo una carrera imaginaria, te sentís negativo o exhausto, esta es la razón”, repetía Robbins mostrando su celular.

Para lograr esto antes hay que hacer algo también simple en la noche, antes de acostarse. Se llama el desafío del celular, y consiste en dejar el teléfono fuera del dormitorio.

Y para la mañana las instrucciones de la coach fueron precisas: cuando la alarma suene, salir de la cama, y nunca, nunca, nunca volver a programar el reloj para regresar a la cama. Punto.

"No te permitas volver a la cama para empezar a rumiar en tu mente acerca de todo lo que tenés que hacer en el día, y lo estresado que estás y hundirte en esos pensamientos negativos. Tampoco quiero que, como yo solía hacer, te permitas dormitar por unos minutos más, por cómo eso te impacta neurológicamente", insta Robbins, que se define a si misma como una especie de dormitadora crónica, que apagaba la alarma y se permitía dormir diez minutos más, y volvía a apagarla por otro rato más, y así sucesivamente hasta levantarse tarde, a las corridas y exhausta.

Así que me dispuse a poner en práctica los consejos. En la noche dejé el celular cargando en la cocina. A la mañana me despertó el sonido irritante de la alarma del celular y de forma instintiva busqué el teléfono en la mesa de luz. Obviamente no estaba allí. Unos segundos después recordé las palabras de Mel Robbins y conté 5,4,3,2,1 y salí disparada a la cocina a apagar esa bendita alarma que sonaba a las 5.00, y lo dejé allí, dispuesta a no darle mi atención al mundo exterior (por lo menos por un rato).

Así que me encontré despierta, con cantidad de tiempo a disposición, antes que todos los demás en la casa se levantaran. Y no podía volver a la cama (nunca, nunca, nunca, resonaba la voz de la coach en mi cabeza) Entonces ¿qué hacer con todo ese tiempo?

Esa es la otra gran pata de este asunto. Mel Robbins señala que es crítico que los primeros 10 a 30 minutos se reserven a uno mismo. No mirar el celular, ni prender la televisión o la radio. Esos minutos "están reservados para tus sueños; se lo merecen". La coach brinda una planilla en pdf con su método para enfocarse durante esos minutos. Escuché la explicación pero realmente no imprimí la planilla; no parecía algo que pudiera funcionar para mí.

Lo que sí me quedó claro es que el secreto está en reservar esos minutos para uno mismo y construirse una rutina matinal, y lograr que se convierta en una necesidad. Primero esos minutos para focalizar en lo positivo y con qué acciones progresar en aquello que uno quiere. Y después hacer las cosas que sabemos que nos hacen bien y nos dejan de buen humor. Puede ser lo que sea: salir a caminar, hacer yoga, tener tiempo para una buena ducha o para preparar un gran desayuno y compartirlo en familia sin tener que salir corriendo con un café al vuelo; o, tal vez, dedicar un rato a ese proyecto especial que hace siglos dormía en un cajón.

Por ahora funciona para mí, pero, como tantas cosas, es algo de largo aliento. Deséenme suerte.

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