Creó una lámpara que dura 100 años y lucha contra la obsolescencia programada

El enojo de Muros con los fabricantes de tecnología se remonta a hace casi 20 años. Cuando fue a California se encontró con una bombita similar a la que terminó produciendo. Este artefacto, que todavía ilumina la estación de bomberos de la ciudad de Livermore, está inscripta en el Libro Guinness de los Récords como “la más duradera” de la historia.

“En ese momento empecé a investigar y me encontré con el concepto de obsolescencia programada”, contó a Cromo. Empezó a entender cómo afecta al planeta y genera agotamiento de las materias primas. Luego, empezó a dar conferencias para que la gente tomara conciencia del grave problema que es cortar la vida útil de los productos.

Para transformar esta situación, creó su propia lamparita “con lo máximo” que pudiera hacerse con la tecnología hoy existente. Similar a la que vio en California, su invento –que nació sin un afán comercial–  goza de una longevidad nunca vista en el mercado El objetivo es disminuir (y alarmar) sobre las 7.000 millones que se tiran a la basura cada año en el mundo.

En 2012, una persona que lo vio en una entrevista lo animó a comercializarla. Aceptó el reto. Y observó lo difícil que es producir bienes de larga duración. “Las cadenas de distribución se niegan a tener este tipo de productos. Prefieren aquellos que duran poco. Y las grandes corporaciones dominan la distribución”, comentó. Harto de tanta traba, se cansó y abandonó el negocio.

Lo que no abandonó fue su preocupación por el tema. Creó la Fundación de Energía e Innovación Sostenible Sin Obsolescencia Programada (Feniss), cuyo cometido es seguir generando conciencia sobre el uso de la tecnología. Logró visibilidad y fue invitado para colaborar en un informe de la Comisión Europea para generar leyes.

Lo logra

En 2014, luchó para que su invento lograra ser certificado por la alemana Tuv Rheinland para la Unión Europea y la Entidad Nacional de Acreditación para el Ministerio de Industria del gobierno español. Lo logró.

Fue así que empezó a fabricar líneas de bombitas para túneles, calles y empresas. Ayuntamientos españoles de Cataluña e Islas Canarias empezaron a demandarle su creación y el negocio empezó a crecer.

Light & Life Technology, el nombre de la firma, tiene sede en Barcelona y un staff de 22 personas. Ha realizado una inversión de 1,2 millones de euros en los últimos años y en 2018 facturó 400.000 euros, informó el diario catalán La Vanguardia.

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Según el creador, sus bombitas permiten un ahorro de energía de hasta 50% con respecto a la tecnología LED convencional, y hasta 96,5% con respecto a las que son incandescentes.  

En su sitio web, da precios de los productos tradicionales y los suyos: el consumo en cinco años de una lámpara incandescente requiere una inversión de 375 €. Un modelo similar fabricado por él mismo, llamado GLS E27, cuesta 33,75 € con una garantía de cinco años.

Ha hecho esfuerzos políticos. En 2015, se reunió con todos los partidos políticos para explicarles la problemática de la obsolescencia programada. El Partido Socialista lo incluyó en la campaña electoral, "pero no desarrollaron ninguna ley".

Críticas 

En numerosos blogs lo cuestionan. En uno de ellos, Ignacio Villén, director de Led y Spa, una compañía dedicada a la fabricación de productos de iluminación escribió en 2015: "El señor Muros asegura que su bombilla tiene 214 lúmenes por vatio, cuando el máximo para tecnología LED ronda los 150 lúmenes por vatio. Lo que promete, simplemente, no existe", señaló, según recoge El Confidencial.

Hace poco, sus videos empezaron a hacerse virales otra vez. En este mismo blog, Michel Silva, otro miembro de esta fábrica, criticó con dureza a Muros. "El único diseño que lleva este producto por parte de Benito Muros es el de su campaña de marketing", comentó.