Sequía en Artigas

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De boomers a doomers

Frente a una sequía de las más grandes que se hayan visto, la catástrofe está a la vuelta de la esquina
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28 de enero de 2023 a las 05:00

Uruguay atraviesa la tercera Niña consecutiva con zonas del país que parecen desertizadas, otras que a último momento reciben algunas lluvias que evitan la catástrofe o prolongan la agonía. Como el verano pasado, los incendios son importantes. Lo mismo que pasó en el verano del hemisferio Norte y que ha pasado en tantos veranos. Cada vez más calor, en enero aquí, en julio en el norte.

En el varias zonas, la sequía es de las más grandes que se hayan visto. El menor descuido o la simple mala intención ponen a la catástrofe a la vuelta de la esquina.

En algunas zonas de la costa, entre Piriápolis y la Floresta, la cantidad de algas, no cianobacterias, sino algas propiamente dichas de agua salada. En esta playa que normalmente tiene verde, el verdor es el más intenso en muchos años.

Mientras camino ante un inusitado colchón vegetal que se reseca al sol a la orilla del estuario y, recuerdo un técnico que explicó que el cambio climático no es para tanto y que las algas proliferan no por cambio climático, sino por otras razones y que el ascenso de los océanos no es para tanto. Son múltiples pues los problemas, pero el récord de temperatura de los océanos de 2022, posiblemente ayuda a la reproducción vegetal. El agua efectivamente está con una tibieza inusual.

Cuando doy vuelta la vista al este, para regresar de mi caminata veo una de montaña de humo se yergue, no parece estar cerca de mi casa, pero mejor apurar el paso, no sea que haya que luchar contra las llamas. El gris del humo se funde con el gris de las nubes que se ha instalado en el oeste pero que no trae una gota de lluvia. En el horizonte se mimetiza una nube de vapor y qué de humo.

El fuego está lejos, tiempo de leer las noticias. Me entero que UTE está comprando cada día US$ 1,5 millones de combustible fósil para quemar y así generar la energía que las hidroeléctricas no le dan. Toneladas de humo al cielo, para amortiguar los efectos del calentamiento, acentuando el calentamiento. Uno de los tantos círculos viciosos, loops negativos de cuanto peor, peor en que estamos atrapados.

Vienen jóvenes de visita, tiempo de preparar un asado con cierta culpa y precaución por las llamas, aunque la leña sea propia, parte del circuito cerrado de un jardín que podría decirse es “carbono neutro”.

Los jóvenes me  cuentan sobre las distintas tribus culturales contemporáneas. Y entre ellas la de los doomers, aquellos ciudadanos  que creen que el colapso de la civilización es ya inevitable. Que la humanidad fracasará en la tarea de revertir el destrozo de la naturaleza, la guerra, el conflicto. La película de la realidad que vivimos terminará mal. Y entonces ¿cómo vivir esperando el colapso?

A la noche los algoritmos me llevan a conocer al matemático Eliot Jacobson, experto en clima y juegos de azar, y que está convencido de que en el casino climático del futuro perderemos, la naturaleza se derrumbará sobre nosotros y dirá: no va másssss…..

En su blog dio una mirada adulta y reflexiva sobre lo que significa en su mirada personal ser un doomer

En climatecasino explica que la palabra puede tener connotaciones negativas pero que simplemente se trata de la conclusión a la que se llega al observar el mundo. Entienden lógica e irremediable una sensación de tristeza ante el declive del mundo natural y tras ello de la humanidad. Eso, aclara el matemático, no les impide trabajar, disfrutar de un atardecer, de los amigos y la familia. Pero desde un convencimiento, fruto del análisis de la realidad de que tanto las personas, como el resto de los animales y plantas están ya teniendo un sufrimiento cada vez mayor, y que eso no tendrá una marcha atrás. Por ejemplo una recorrida por el Pakistán con inundaciones masivas en Pakistán o el tercer verano de sequía en el norte y este de Uruguay.

Dice  Jacobson, que en esta perspectiva, no vale la pena enroscarse en las discusiones sobre quién es el culpable, si el capitalismo, la sobrepoblación la ideología tal o cual. Tampoco están mayormente interesados en ganar discusiones a otras personas.

Sí en explorar una oportunidad. Encontrar formas de ser amables con los demás ante las dificultades por venir.Cultivar la generosidad, apoyar a la ciencia y a todo aquel que haga algo por revertir la tendencia al aumento de la temperatura.

Esta postura rebate entre otras a las posiciones optimistas de los boomers, generalmente nacidos entre 1945 y 1965, proactivos y optimistas, algunos de ellos emprendedores que confían en que algún invento mágico solucionará el problema. Esa postura los doomers la ven como ingenua, mal informada, obsoleta.

Vuelvo a las noticias y me entero que en la Antártida se ha desprendido un gigantesco pedazo de hielo. Un iceberg de 1.500 kilómetros cuadrados, equivalente a 15 veces la superficie de París, se soltó el domingo 22 de la Antártida. Aviso a los navegantes.

Como tantas otras veces la noticia trae la aclaración: el desprendimiento no se debe al cambio climático, dicen las fuentes de Infobae.

El cielo sigue plomizo, las plantas siguen con sus hojas tristes y arrugadas. Los pájaros con el pico abierto, el pasto reseco y hasta los cactus dejan ver su sufrir. El humo del Cerro del Toro se fusiona con las nubes y con el de La Floresta.

Las vacas se niegan a entrar en celo en estas circunstancias. No son tiempos para traer terneros al mundo cuando falta agua y pasto verde y el cuerpo materno padece un fuerte stress.

Pero la Niña pasará y las lluvias llegarán.  En pocos meses pasaremos a Niño y vendrán las inundaciones. Y seguiremos escuchando que “no es por el cambio climático”.

Hagamos de cuenta que sea. Sabemos que la temperatura va a seguir subiendo  y muy probablemente de un salto (con El Niño el Océanos Pacífico que estaba frío pasa a estar caliente),

El dinero que podría haber estado disponible para enfrentar el problema, ahora va a una guerra que ha traído el regreso del carbón para generar electricidad. De nuevo, más humo a la atmósfera, más calentamiento, más países que entenderán hipócrita que no les dejen usar carbón cuando Alemania es capaz de abrir a capa y espada una mina.

La sequía y La Niña pasarán, pero la temperatura, por décadas continuará subiendo. El calentamiento seguirá, por décadas, cada vez peor. Y seguiremos escuchando discursos que lo relativicen o lo nieguen.

Como país productor de alimentos, el sector más sujeto a los avatares del clima de toda la economía tenemos que lograr una amplia reflexión muy práctica sobre como enfrentar esta situación.

Ahora están los ríos y la Laguna Merín secos como nunca. El faltante de agua genera algunos conflictos en Lavalleja. En pocos meses el problema será el inverso. Nos sorprenderemos de que Lascano y su zona de influencia se conviertan en un gigantesco lago caótico.

Es fácil mirando alrededor ver con la mirada doomer. Pero la esperanza es imprescindible. La política genera pocas expectativas.

Se prepara una nueva reunión global para tratar el tema (COP 28 y van…) que será presidida por un petrolero de un reino de Medio Oriente, parece un exceso de un guionista.

Con este tema no se ganan elecciones y el poder del petróleo sigue siendo el más fuerte. Jacinda Ardem ha renunciado. El mundo está lejos de encontrar un rumbo político para solucionar este tema.

Solo, la innovación de algún grupo de  ingenieros rebeldes que acelere en la superación eficiente de las energías fósiles y que de un salto tecnológico que derive en una mejora de la salud de los suelos, el hidrógeno, nuestra capacidad de imitar a la fotosíntesis, un estallido de inteligencia que genere algo creíble que pueda rebatir al razonamiento informado y pesimista doomer.

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