Leonardo Carreño

De gerenciar un hotel en el Caribe a conseguir trabajo para exreclusos en Uruguay

Pamela Martínez creó un programa de ayuda a personas privadas de libertad, que incluye un banco laboral, y asegura que los empresarios son los que más confían en que la reinserción es posible

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23 de julio de 2021 a las 12:33

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Hace más de siete años, Pamela Martínez  gerenciaba un hotel ecológico en Playa del Carmen, México.  En un momento -durante una práctica de meditación- sintió que era tiempo de retornar a Uruguay. En México se había formado como maestra de yoga y conocido una iniciativa de rehabilitación en cárceles a través de esta disciplina.

Así explicó Martinez cómo procesó la decisión de regresar en el libro Osadía, de Marianela González:

"Desde los 16 años la meditación forma parte de mi higiene de vida. Lo primero que hago al levantarme es una práctica y meditar. Y en esas meditaciones empecé a sentir que tenía que regresar a Uruguay. Era algo que yo no quería, porque estaba viviendo un sueño. Trabajaba en algo que me gustaba, ganaba muy bien, estaba donde quería. Entonces, como me conozco mucho y en las meditaciones era cada vez más profundo ese mensaje, hice un pacto conmigo misma y me propuse que por tres meses no le iba a prestar atención a esa voz interior. Si pasado ese tiempo perduraba, entonces sí le prestaría atención. Y pasaron los tres meses y ya no era un susurro, era un grito. Fue tan fuerte que renuncié al hotel, me quedé unos meses sabáticos recorriendo y despidiéndome; y luego regresé a Uruguay".

¿Qué hizo al volver? Abrir un consultorio de terapia integral y empezar a impartir clases de yoga en la cárcel de Punta de Rieles.

Así fue como nació el Espacio Ombijam y el programa para reclusos “Yoga y Valores en Cárceles”. Poco después creó el banco laboral, para conectar a empresarios con aquellos que recuperan su libertad y buscan tener la oportunidad de reinsertarse en el mercado laboral.

Le llevó un año echar las “raíces” del banco laboral. No conseguía el interés de las empresas hasta que el consejero de Finanzas de la embajada de España, Antonio Sánchez, le dio un espaldarazo y pudo lanzarlo en la Cámara de Comercio Española a fines de 2017. Reconoce que la Asociación de Jóvenes Empresarios también  le dio un gran impulso en los inicios. Hoy cuentan con 15 empresas en el banco laboral.

La próxima semana Martínez brindará  una charla en el marco de la Mega Experiencia Endeavor. junto a oradores como el fundador de Vorterix, Mario Pergolini y el CEO de Funtour, Martín Barbot.

¿Quién fue el primer empresario en contratar un exrecluso del banco laboral?

Con el chef Tomás Bartesaghi  tuvimos la primera experiencia laboral. Fue buenísima y muy desafiante porque era una persona que llevaba más de dos décadas privada de libertad.

Con el tiempo no quedó en ese lugar pero la experiencia fue muy rica para todas las partes y a esa persona la ayudó después para adaptarse en otros lugares.

Usted reivindica que el proceso debe empezar cuando la persona está en la cárcel. Debe llevar tiempo, todo un proceso interior...

Absolutamente. Y sí o sí tiene que contemplar multidimensionalmente a la persona. Los códigos carcelarios quedan arraigados. Hay muchas susceptabilidades incluso a la hora de sociabilizar. Una mirada. Tienen mucho problema con la autoridad. Todas esas cosas hay que regularlas mucho. El respeto. Entender que hay límites y normas en todos lados. Hasta en un partido de fútbol. Cuando tenemos charlas va cayendo la ficha poco a poco. Todo lo que tiene que ver con autoridad, con o sin uniforme, es un desafìo.

Hay que hacerle ver a la persona que por más que se acerquen herramientas la clave es que se comprometa.

Nos damos cuenta quienes se comprometen y quienes no. Los recursos son finitos y las problemáticas profundas. Si vemos que por alguna razón como dicen ellos “no están agarrando antena” no es que los sacamos, sino que tratamos de vincularlos con otras politicas sociales.

¿Cómo es su comunicación con los empresarios? ¿Hay miedos o mitos?

Para mí fue una súper sorpresa. Si bien costó abrir un poco la puerta, son quienes más han confiado en que es posible. Lo que piden es un proceso responsable. Si ven que lo hay, están dispuestos a hacerlo por un bien común. No tienen descuento o ayuda financiera.

A través del trabajo en la cárcel y luego en la reinserción lo que estamos haciendo es construir convivencia pacífica. Es eso lo que los enamora. Saber que forman parte de esa transformación social.

Además las personas que ingresan al banco laboral es como jugar en la B y entrar en la A: las responsabilidades aumentan y se va a ver el rendimiento.

Tenemos un acompañamiento de un año para atender cualquier situación.

Leonardo Carreño
Pamela Martínez gestiona un banco laboral para reinsertar a exreclusos en el mercado de trabajo

¿Han tenido algún problema con exreclusos reinsertados?

Nunca pasó una situación grave. Sí cosas que hay que pulir sobre todo de la comunicación.

¿De la manera de comunicarse o que no se comunican?

Ambas cosas. Hemos tenido situaciones de personas con más de 30 años en la carcel. Cuando salen afuera es todo un universo que tenes que volver a contactar.

¿Cómo se da el relacionamiento con el resto de los empleados de la compañía cuando un empresario decide tomar un exrecluso?

En ese sentido, algo que ha ayudado mucho es que las empresas también manifiestan qué grado de apertura van a querer tener. Respetamos eso.

Hay empresas que quieren que todos lo sepan. Entonces damos charlas al personal y al área gerencial.

Son charlas súper nutritivas, porque no imaginan todo el trabajo que hacemos en la cárcel y llevamos testimonios de personas que ya están trabajando en otras empresas.

Hay otras empresas que quieren que solo la persona encargada del área lo sepa y el resto del personal no.

Por nuestra parte es público que trabajamos con personas que salieron del sistema penitenciario y que hacemos la reinserción. Consideramos que es una parte importante de la vida de esa persona y que al validarla ayudamos a superarla.

¿Qué comentarios reciben desde las empresas?

Lo que más nos dicen es que es el mejor empleado, llega siempre puntual, trabaja que no puede ser, le tengo que decir que pare, siempre está a disposición. ¿Por qué pasa eso? Porque valoran la oportunidad.

¿Hay una exigencia de demostrar y dar más?

Son dos cosas. Eso que decís. Y también que cada persona que logramos colocar tiene internalizado que es embajador del programa y que está abriendo las puertas a los compañeros que vienen atrás

¿Cómo se sostiene el programa?

Los primeros tres años fue a pulmón y hasta lo pagué de mi bolsillo. En 2017 el Ministerio del interior nos declara de interés y nos da unos $ 30.000 por mes, que hemos renunciado a recibirlo. Después empresarios o personas entregan lo que pueden. Hasta ahora, todos estos años nunca hemos trabajado con un presupuesto.

Hizo un cambio radical de vida: de ser gerente de hotel en México a ayudar a exreclusos a reinsertarse laboralmente en Uruguay. ¿Cómo evalúa hoy ese recorrido?

Justamente la charla que voy a dar en Endeavor se va a llamar Del Caribe a la cárcel.

De afuera puede verse como alocado; para mí es una decisión que sigue resonando. Yo soy muy resonante. Cuando dejo de resonar no hay plata,no hay interés.  Además Ombijam y todo el equipo humano me demuestra que esto es necesari , que es posbile.

Para mí es muy gratificante poder ayudar a familias a superarse.

Muchas veces apoyamos a personas que pasan por los agujeros que a veces tienen las políticas públicas.

Es como salvar una vida porque no vuelve a la dinámica delictiva...

... A la hora de pensar en el impacto de cada persona que sale de la vida delictiva -más allá del costo para el Estado y la comunidad-, estás salvando esa vida y además ya no está la violencia que antes generaba.

Son cada vez más los que salen adelante después de un proceso. Son siete años que venimos trabajando sostenidamente.

Siempre tenés que trabajar con carencias, pero además hay obstáculos. Es un doble trabajo.

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