“Si el control de las cotorras no se maneja a nivel de gobierno, en unos años la horticultura se va a terminar, porque son dañinas”, aseguró a El Observador Alberto Sierra, agricultor de Maldonado.
Son varias las aves plaga que afectan la agricultura, pero si se hiciera un ranking, teniendo en cuenta el daño que causan, las cotorras se ubicarían en el primer lugar del podio.
Ethel Rodríguez, bióloga, licenciada en ciencias y experta en aves, comentó a El Observador que actualmente las cotorras son las aves plaga que más preocupan a los agricultores. Estas, que se reproducen una vez por año y son “sedentarias” (se mueven en un rango de 20 kilómetros) se comen varios cultivos, entre ellos el de maíz, el de girasol, trigo o cebada, además de frutales de hoja caduca.
La atención de muchos productores está puesta sobre estas aves plaga porque antes se hacía un control letal de ellas, pero actualmente los avicidas (productos para matar aves) están prohibidos, y disparar está permitido dentro de la ley únicamente para quienes tienen permiso para porte de armas, explicó la experta.
Siguiendo a las cotorras, la paloma torcaza se puede considerar la segunda en el ranking, ya que es la de mayor población en el país. Rodríguez estimó que hay más de 100 mil en todo el territorio, aunque por la sequía la población de pichones bajó este año. Pueden llegar a reproducirse hasta siete veces por año, comentó.
Las poblaciones de aves crecen asociadas a la disponibilidad de alimento. Generalmente la mortandad es del 50%, pero eso puede variar, dijo.
Además, sostuvo que, si bien por la sequía puede bajar la cantidad de aves, los daños que generan son importantes en la producción que logra desarrollarse pese a la falta de agua.
"Las plagas son como la frutilla de la torta. Son peores en los años más complicados", resaltó.
Es la ave plaga más común del país, afecta principalmente a los cultivos de girasol, soja, maíz y trigo y tiene una capacidad de vuelo de entre 400 a 500 kilómetros.
“La capacidad de adaptación de las aves plaga es lo que las hace exitosas”, aseguró la bióloga.
Otras palomas que generan daños en cultivos son la de monte y la de ala manchada, palomas de mayor tamaño que la torcaza. Algunas pueden llegar a pesar medio kilo, lo que hace que no solo dañen las plantas porque se las coman, sino también porque las rompen al pararse encima.
La vid, el maíz, el girasol y el arroz son los cultivos más afectados por estas palomas. Ambas son “más locales” que la torcaza, es decir, no suelen volar a tantos metros del lugar en el que se crían, si bien tienen gran capacidad de vuelo.
Algunas aves están están asociadas a ciertos cultivos, como por ejemplo el pájaro negro. Estas aves, de pequeño tamaño, se reproducen y crían a sus pichones cerca de bañados y aguadas, por eso es común verlos en los cultivos de arroz, que se desarrollan 100% bajo riego.
Estos se reproducen una vez al año y suelen quedarse en el mismo lugar en el que nacen.
“Es un pájaro similar al tordo y que puntual y ocasionalmente, dependiendo de la variedad, la zona y el año, puede ser un problema”, dijo Rodríguez.
Otras aves, que también generan daños son el gorrión, el zorzal y el sabiá, que afectan principalmente a la producción frutícola, como la de arándonos o de vid.
Si bien causa daños, el sabiá no se considera actualmente una plaga de la agricultura.
Rodríguez explicó que hay varias formas de controlar a las aves plaga, y que han cambiado. El control letal, por ejemplo, no se puede dar en todos los casos, primero porque no hay avicidas registrados y permitidos en el país, segundo porque no todo el mundo tiene permiso para portar armas.
"El control letal es algo que se está dejando de usar en el mundo, proteger el cultivo es una estrategia mucho más inteligente para el productor hablando a nivel económico", aseguró.
Las mallas antiaves son un elemento efectivo para el control de las plagas, principalmente en los cultivos frutales, aunque también se pueden utilizar en otros, comentó.
También hay quienes utilizan repelentes acústicos para espantar a las aves o repelentes químicos que le confieren al cultivo un gusto o aspecto que no es atractivo para las aves y que hace que abandonen los cultivos.
Otro método de control es la cetrería: espantar a las plagas con aves rapaces entrenadas como halcones. Esta técnica se utiliza dependiendo el cultivo y de lo que pueda invertir el productor, ya que las empresas que se dedican a desarrollarla cobran por su servicio.
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