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De la cotorra al sabiá: el ranking de aves que son una pesadilla para los productores rurales

Varias aves plaga generan preocupación entre los agricultores; una experta aseguró que este año, por la sequía, los daños que generan son mayores
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18 de febrero de 2023 a las 05:03

“Si el control de las cotorras no se maneja a nivel de gobierno, en unos años la horticultura se va a terminar, porque son dañinas”, aseguró a El Observador Alberto Sierra, agricultor de Maldonado.

Son varias las aves plaga que afectan la agricultura, pero si se hiciera un ranking, teniendo en cuenta el daño que causan, las cotorras se ubicarían en el primer lugar del podio.

Ethel Rodríguez, bióloga, licenciada en ciencias y experta en aves, comentó a El Observador que actualmente las cotorras son las aves plaga que más preocupan a los agricultores. Estas, que se reproducen una vez por año y son “sedentarias” (se mueven en un rango de 20 kilómetros) se comen varios cultivos, entre ellos el de maíz, el de girasol, trigo o cebada, además de frutales de hoja caduca.

La atención de muchos productores está puesta sobre estas aves plaga porque antes se hacía un control letal de ellas, pero actualmente los avicidas (productos para matar aves) están prohibidos, y disparar está permitido dentro de la ley únicamente para quienes tienen permiso para porte de armas, explicó la experta.

Umbral de daño

Las aves plagas causan perjuicios superiores al “umbral de daño económico”, el conteo de daños que se fija en función del tamaño de una producción y que se determina por las pérdidas económicas contrarrestadas a las ganancias.

“Si en un campo con 10 manzanos la cotorra se come un 5% de la producción, para el productor será un ave plaga. Si hay un campo de 2.000 hectáreas de arroz y un ave produce un daño en el 5% del área, se puede considerar no significativo”, ejemplificó.
 

El MGAP impulsó un proyecto de control de daños causados por las cotorras en granjas de Canelones.

La plaga más común

Siguiendo a las cotorras, la paloma torcaza se puede considerar la segunda en el ranking, ya que es la de mayor población en el país. Rodríguez estimó que hay más de 100 mil en todo el territorio, aunque por la sequía la población de pichones bajó este año. Pueden llegar a reproducirse hasta siete veces por año, comentó.

Las poblaciones de aves crecen asociadas a la disponibilidad de alimento. Generalmente la mortandad es del 50%, pero eso puede variar, dijo.

Además, sostuvo que, si bien por la sequía puede bajar la cantidad de aves, los daños que generan son importantes en la producción que logra desarrollarse pese a la falta de agua.

"Las plagas son como la frutilla de la torta. Son peores en los años más complicados", resaltó.

Es la ave plaga más común del país, afecta principalmente a los cultivos de girasol, soja, maíz y trigo y tiene una capacidad de vuelo de entre 400 a 500 kilómetros.

“La capacidad de adaptación de las aves plaga es lo que las hace exitosas”, aseguró la bióloga.

Otras palomas que generan daños en cultivos son la de monte y la de ala manchada, palomas de mayor tamaño que la torcaza. Algunas pueden llegar a pesar medio kilo, lo que hace que no solo dañen las plantas porque se las coman, sino también porque las rompen al pararse encima.

La vid, el maíz, el girasol y el arroz son los cultivos más afectados por estas palomas. Ambas son “más locales” que la torcaza, es decir, no suelen volar a tantos metros del lugar en el que se crían, si bien tienen gran capacidad de vuelo.

La paloma torcaza es el ave plaga más común en el país.

Chicos, pero peligrosos

Algunas aves están están asociadas a ciertos cultivos, como por ejemplo el pájaro negro. Estas aves, de pequeño tamaño, se reproducen y crían a sus pichones cerca de bañados y aguadas, por eso es común verlos en los cultivos de arroz, que se desarrollan 100% bajo riego.

Estos se reproducen una vez al año y suelen quedarse en el mismo lugar en el que nacen.

Pájaro negro en cultivo de arroz.

“Es un pájaro similar al tordo y que puntual y ocasionalmente, dependiendo de la variedad, la zona y el año, puede ser un problema”, dijo Rodríguez.

Otras aves, que también generan daños son el gorrión, el zorzal y el sabiá, que afectan principalmente a la producción frutícola, como la de arándonos o de vid.

Si bien causa daños, el sabiá no se considera actualmente una plaga de la agricultura.

Cómo se controlan 

Rodríguez explicó que hay varias formas de controlar a las aves plaga, y que han cambiado. El control letal, por ejemplo, no se puede dar en todos los casos, primero porque no hay avicidas registrados y permitidos en el país, segundo porque no todo el mundo tiene permiso para portar armas. 

"El control letal es algo que se está dejando de usar en el mundo, proteger el cultivo es una estrategia mucho más inteligente para el productor hablando a nivel económico", aseguró.

Las mallas antiaves son un elemento efectivo para el control de las plagas, principalmente en los cultivos frutales, aunque también se pueden utilizar en otros, comentó.

También hay quienes utilizan repelentes acústicos para espantar a las aves o repelentes químicos que le confieren al cultivo un gusto o aspecto que no es atractivo para las aves y que hace que abandonen los cultivos.

Otro método de control es la cetrería: espantar a las plagas con aves rapaces entrenadas como halcones. Esta técnica se utiliza dependiendo el cultivo y de lo que pueda invertir el productor, ya que las empresas que se dedican a desarrollarla cobran por su servicio.

Un millón de pesos

Desde la Dirección General de Desarrollo Rural (DGDR) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) se impulsó un proyecto piloto en Canelones para mitigar los daños causados por cotorras, impulsando diferentes métodos de protección de cultivos.

Carlos Rydström, titular de la dirección, destacó que esta es "una intervención territorial específica" que se diseñó junto a productores rurales y que busca atacar una problemática que genera preocupación, principalmente entre fruticultores y horticultores. Se estudian unos 16 productores para evaluar, entre otras cosas, los daños económicos que generan las plagas.

Para llevar adelante el proyecto la DGDR dispuso una financiación de $ 1 millón para el primer año. Además, aportan al financiamiento la Dirección General de la Granja (Digegra), el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) a través de la estación INIA Las Brujas y la Agencia de Desarrollo de la Intendencia de Canelones.

"Este es el primer arranque, con el que se busca bajar las tecnologías y encontrar un lugar para promoverlas", dijo el director. "Este es un tema complejo, es importante tratarlo de forma integral y empezar a generar ese efecto bola de nieve", agregó. Si bien el proyecto se está probando en Canelones, se prevé que sea escalable a nivel nacional.

Con este proyecto se busca además concientizar a la población, principalmente la que vive cerca de zonas rurales, sobre el daño que generan las cotorras, ya que en muchos años, estas aves se crían como mascotas, destacó el director.

 

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