T. MARCELO - AFP

De Pare de Sufrir a nuevo alcalde de Río de Janeiro

Un pastor de la Iglesia Universal del Reino de Dios conquista uno de los municipios más grandes del país

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31 de octubre de 2016 a las 10:52

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Marcelo Crivella era tan solo un pastor de Pare de Sufrir, la mayor iglesia evangélica de Brasil que se ha expandido por el resto del continente y que ha sido acusada de evasión fiscal, asociación para delinquir y lavado de dinero. Pero fue ganando poder en los círculos políticos de ese país, y este domingo se convirtió en alcalde de Río de Janeiro, uno de los municipios más importantes del gigante sudamericano.

Aunque tal vez decir que era "tan solo un pastor" es subestimarlo. Sobrino del fundador millonario de la Iglesia Universal del Reino de Dios y exministro de Pesca de la destituida presidenta Dilma Rousseff, Crivella intentó dejar atrás un pasado de intolerancia y episodios escandalosos, como el exorcismo de católicos cuando era misionero en África en los años 90 o declaraciones acerca del "mal terrible" de la homosexualidad.

Senador, cantante de gospel y poeta, Crivella (59 años) se impuso con el 59,36% de los votos sobre el 40,64% obtenido por Freixo, que fue apoyado por artistas como Caetano Veloso y Chico Buarque.

El candidato agradeció el apoyo de la Iglesia Católica, pese a "una ola enorme de prejuicios" y dedicó su victoria a "los que no se rindieron". Su triunfo, según encuestas, estuvo sostenido en la influencia evangélica en las zonas más empobrecidas de Río.

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Pare de Sufrir, conocido formalmente como Iglesia Universal del Reino de Dios, es la iglesia evangélica más grande de Brasil, y la victoria de un pastor de derecha proveniente de sus huestes remachó el domingo el resultado de unas elecciones municipales que borraron a la izquierda del mapa electoral de Brasil y apuntalaron a la base aliada del presidente Michel Temer.

Las elecciones también fue un espaldarazo para el PSDB del expresidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), que integra la coalición de gobierno, que ganó cinco de las dieciocho capitales de estados en disputa.

La jornada de votación, un balotaje que sólo se celebró en ciudades de más de 200.000 habitantes, ratificó el derrumbe de la izquierda en todo el país, ya expresado en la primera vuelta del 2 de octubre, y en particular del Partido de los Trabajadores (PT) del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) y Rousseff.
El PT, que en 2012 había conquistado cuatro de las 26 capitales de estados, se quedó con solo una, Rio Branco (Acre, oeste), ganada en la primera vuelta.

Si bien el PMDB fue el que más alcaldías ganó, al igual que en 2012, fue su socio, el PSDB, el que dominó las grandes ciudades. No solo barrió al partido de Temer en el gobierno de Sao Paulo, sino también en Porto Alegre (Rio Grande do Sul, sur) y Maceió (Alagoas, noreste). Como consuelo, el PMDB derrotó en el duelo fratricida al PSDB en Cuiabá (Mato Grosso, centro-oeste).

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