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Después del temblor

La marcha celebrada en todo el mundo el pasado viernes volvió a demostrar que la presión de décadas y décadas de malestar por las inequidades, incomprensiones, humillaciones, abusos, violaciones y subestimaciones de la sociedad para con la mujer explotó y se expande perturbando todo a su paso.
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11 de marzo de 2019 a las 05:02

Pretender abarcar en el fenómeno mundial del Día Internacional de la Mujer del último 8 de marzo es una tarea casi tan imposible como comprender la complejidad de un fenómeno dinámico y en plena ebullición. 

La humanidad asiste aceleradamente a cambios de paradigmas. Así como la revolución digital dejó patas para arriba concepciones como la velocidad de la transmisión de datos y el sentido de las fronteras geográficas, pulverizando en pocos años muchas verdades que parecían inmodificables, con los derechos de las mujeres pasa algo similar.

La marcha celebrada en todo el mundo el pasado viernes volvió a demostrar que la presión de décadas y décadas de malestar por las inequidades, incomprensiones, invisibilidad, injusticia, humillaciones, abusos, violaciones y subestimaciones de la sociedad para con la mujer explotó y se expande perturbando todo a su paso. 

Partiendo entonces de la comprobación empírica de que este cambio está en pleno proceso y cuya discusión llevará muchísimos años, bien vale la pena preguntarse cómo procesarlo para lograr que la humanidad logre asimilarlo para su beneficio y no para retroceder, como ocurriría si uno toma al pie de la letra la proclama oficial que se leyó al menos en Montevideo. 

Es inevitable y hasta saludable para la democracia que se debata y discuta por lo alto sobre el cambio estructural que se viene procesando en las entrañas de las sociedades en relación a la función de la mujer.

No querer ver que el mundo –en especial el occidental– está inmerso en una reestructura esencial de su organización y forma de vida debido también las reivindicaciones del movimiento feminista es como pretender convencer a los terrícolas que la Tierra es plana y no redonda.

Partiendo entonces de la comprobación empírica de que este cambio está en pleno proceso y cuya discusión llevará muchísimos años, bien vale la pena preguntarse cómo procesarlo para lograr que la humanidad logre asimilarlo para su beneficio y no para retroceder, como ocurriría si uno toma al pie de la letra la proclama oficial que se leyó al menos en Montevideo. 

Sin las conquistas de las sociedades liberales es probable que este movimiento inevitable hubiese demorado en irrumpir con la fuerza que tiene hoy. Falta mucha discusión, muchos derechos a conquistar y tensiones por dirimir, incluso en el seno del movimiento feminista sobre preguntas tan esenciales como por ejemplo: ¿cómo vivir y procesar la maternidad, algo esencialmente femenino?

Entiéndase por beneficio transformaciones positivas que permitan que los individuos que integran la humanidad sean más libre y las sociedades en que viven, más justas y pacíficas, sin distinción de sexo, raza o religión.

En el debate a transcurrir en los próximos tiempos sucederán muchas cosas. No serán todas positivas. Habrá quienes pretenderán cooptar el movimiento políticamente, quienes fomentarán el odio a todo lo masculino. Existirán incluso quienes buscarán dividir para reinar.

Es curioso que sea justamente en las sociedades liberales y capitalistas donde las protestas del feminismo tienen más fuerza y han conquistado mayores derechos. Es en el sistema capitalista –que tanto se denigra– en donde se aceleró el proceso de emancipación de la mujer; le otorgó herramientas para poder salir del hogar y generó las condiciones para poder competir por los mismos puestos que los hombres. 

Sin las conquistas de las sociedades liberales es probable que este movimiento inevitable hubiese demorado en irrumpir con la fuerza que tiene hoy. Falta mucha discusión, muchos derechos a conquistar y tensiones por dirimir, incluso en el seno del movimiento feminista sobre preguntas tan esenciales como por ejemplo: ¿cómo vivir y procesar la maternidad, algo esencialmente femenino?

El objetivo de quienes realmente apuestan por una sociedad donde las mujeres estén contempladas en toda la potencialidad de su condición de mujer es tratar de aportar análisis, comprensión, opiniones, argumentos y alertar ante posibles derivaciones autoritarias e intransigentes de facciones radicalizadas de un movimiento que, guste o no, marcará a fuego el siglo XXI.

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