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Discusiones, gritos y expulsión en el sindicato de domésticas
Una asamblea de trabajadoras domésticas rompió la calma matinal del sábado en el PIT-CNT. Hubo mujeres que no pudieron ingresar al local, discusiones de alto tono, para terminar la expulsión de la presidenta del sindicato que meses atrás ya había sido desplazada de su cargo.
Cuando una cuerda se tensa demasiado se rompe. Y la tensión en el Sindicato Único de Trabajadoras Domésticas (SUTD) comenzó desde que una lista conformada por delegadas del interior ganó las últimas elecciones, en abril de 2017. La victoria fue por dos votos.
Allí ya comenzaron los problemas porque la lista perdedora intentó impugnar el resultado. La nueva presidenta, Laura Rivero, de la filial de Cerro Largo, pudo asumir su cargo un par de meses después. Pero en mayo del año pasado hubo un quiebre fuerte: Rivero pidió que se efectuara una auditoría de las cuentas del sindicato.
El 12 de junio recibió un telegrama que le solicitaba la renuncia al cargo por “faltas graves al estatuto y conducta inapropiada”. Se le otorgó un plazo de 10 días para dar una respuesta. Esa comunicación fue firmada por las filiales del SUTD de Canelones, Montevideo, Maldonado, Florida, Fray Bentos y “compañeras de Bella Unión”.
El sindicato tiene en total 11 filiales departamentales. Dos meses después hubo otra asamblea para intentar limar asperezas. Había representantes de nueve filiales, no se alcanzó acuerdo y triunfó una moción que pedía la suspensión de Rivero seis meses. Luego de la noticia, la dirigente se comunicó con el presidente del PIT-CNT, Fernando Pereira y el secretario general, Marcelo Abdala, para interiorizarlos sobre el tema.
Días después desde la central sindical se le informó que se le había pedido a Laura Alberti (integrante del Secretariado Ejecutivo del PIT-CNT) que se reuniera con las integrantes del SUTD para buscar un acercamiento. Pero las partes siguieron distanciadas.
El plazo de la sanción venció en enero. Entonces Rivero presentó una carta en el Ministerio de Educación (MEC) pidiendo la intervención del sindicato por haber constatado irregularidades en las finanzas. La resolución oficial al respecto todavía no fue tomada.
Con ese escenario se llegó a la asamblea de afiliadas que se realizó este sábado. Allí debía definirse qué pasaba con Rivero. Actualmente, el SUTD sigue con 11 filiales. Son las de Rivera, Cerro Largo, Bella Unión, Tacuarembó, Paysandú, Canelones, Montevideo, Maldonado, Florida, Fray Bentos y Soriano.
Las de Cerro Largo, Bella Unión, Tacuarembó y Paysandú llegaron juntas al local sindical. Rivero contó a El Observador que previo al comienzo se llamó a algunas trabajadoras de esas filiales a una reunión en la que participó Alberti y otras dirigentes. Se les informó que no podían votar en la asamblea porque debían aportes. Allí se generó una discusión y las voces subieron de tono. Incluso, algunas increparon fuerte a Alberti, cuestionaron su participación en la asamblea y el encontronazo estuvo a punto de pasar a mayores. Finalmente, las trabajadoras de esas filiales se retiraron y armaron una especie de campamento en la puerta del PIT-CNT.
Horas después se retiraron sin conocer el resultado de la asamblea. A media tarde, cuatro trabajadoras que estaban en la reunión sindical le avisaron a Rivero —que tampoco pudo participar del encuentro— que había sido expulsada del sindicato. Se enteró de esa manera, porque formalmente no fue notificada de la resolución. Al día siguiente, tuvo contacto con Alberti. La integrante de la cúpula del Pit-Cnt y dirigente del Sunca le informó que luego de varios mociones habían prevalecido dos. Una marcaba su expulsión del sindicato y la otra, mantener la suspensión hasta que se resolviera el pedido de intervención del MEC. Finalmente, según le comunicó Alberti, ganó por cinco votos la moción de salida.
“Es lamentable el ninguneo que le hacen al interior; lo único que queremos algunas es que el sindicato sea transparente”, comentó Rivero. “Aprendí que querer hacer las cosas bien y tratar de que el interior participe para algunas personas es un delito”, añadió. Ahora espera que el MEC se expida. El Observador intentó comunicarse con Alberti pero no obtuvo respuesta.
Este quiebre en la interna se da mientras el sindicato negocia con la Liga de Amas de Casa los ajustes salariales que deben regir desde enero pasado. El diálogo está empantanado y luego de varias reuniones las partes no logran ponerse de acuerdo. Rivero también responsabiliza de esa situación a quienes quedaron al frente del SUTD. “Están haciendo una mala negociación y por eso no sale el aumento para las domésticas”, afirmó.
Que haya fracturas en un sindicato no es nuevo. Muchas veces tener la conducción de uno con una buena cantidad de trabajadores atrás es un trofeo por el que disputan los dirigentes. Sin embargo, en el caso del SUTD si algo no hay es poder de movilización. En el Banco de Previsión Social (BPS) hay registradas unas 76 mil empleadas domésticas. Se estima que entre las anotadas y las informales son 120 mil. Cuando se realizó la última votación del SUTD había 350 afiliadas. Pero igualmente tener las riendas del sindicato parece importante para algunas dirigentes y es algo por lo que se han enfrentado en los dos últimos años.
