Kirk Semple y Paulina Villegas
Los horrendos asesinatos de una mujer y una niña que ocurrieron este mes en México han impactado al país, lo que ha desatado una oleada de indignación que se ha caracterizado por la realización de manifestaciones callejeras casi diarias, comentarios de furia en las redes sociales y exigencias cada vez más tajantes de medidas por parte del gobierno en contra de la violencia de género.
La mujer, Íngrid Escamilla, de 25 años, fue apuñalada, desollada y desentrañada, y la niña, Fátima Cecilia Aldrighett, de 7 años, fue secuestrada después de salir de la escuela, su cuerpo fue hallado posteriormente en una bolsa de plástico. La indignación que provocaron las muertes está forzando a un ajuste de cuentas en un país que desde hace mucho ha batallado con la violencia contra las mujeres, según comentan analistas y activistas.
También se está convirtiendo en una prueba importante para el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), y sus detractores, que por momentos han calificado su respuesta como anémica, insensible y condescendiente, incluso han dicho que se está quedando corto.
Xóchitl Rodríguez, integrante de Feminasty, una organización de activismo feminista, dijo que se ha sentido profundamente decepcionada por la respuesta de López Obrador, quien en su campaña se presentó como una figura de transformación, como alguien que defendería a las poblaciones marginadas.
“Se suponía que él iba a representar un cambio y resulta que no es así”, dijo. “El hecho de despertar por la mañana y ver que tu presidente no puede asegurarte que va a tomar medidas específicas contra este asunto es indignante”.
En 2019, el gobierno mexicano registró 1.006 feminicidios, el delito de asesinar a mujeres o niñas debido a su género, un aumento del 10 % con respecto a 2018. El número total de mujeres que mueren de manera violenta en México también se ha incrementado, pues llegó a 10 homicidios por día en 2019 comparados con los siete diarios que se registraban en 2017, según la sede mexicana de ONU Mujeres.
“Las mujeres están exigiendo un cambio de paradigma, nada menos que eso”, dijo Estefanía Vela, directora ejecutiva de Intersecta, un grupo con sede en Ciudad de México que promueve la igualdad de género. “No solo son etiquetas en redes sociales. Son estudiantes que protestan en las universidades, y madres que exigen justicia para sus hijas”, aseguró.
Sin embargo, pareciera que a López Obrador le está costando encontrar la manera correcta de reaccionar ante el problema.
La semana pasada, en una de sus conferencias de prensa matutinas, el mandatario se molestó con los periodistas que lo cuestionaron sobre los feminicidios, y trató de orientar la conversación de vuelta a su anuncio de que el gobierno había recuperado más de US$ 100 millones en activos delictivos y que destinaría esos fondos a las comunidades empobrecidas.
“Miren, no quiero que el tema sea nada más lo del feminicidio, ya está muy claro”, declaró el presidente. “Se ha manipulado mucho sobre este asunto en los medios”, afirmó.
Además, el lunes pasado, cuando se le preguntó sobre la muerte de Fátima, quiso atribuir la culpa de los feminicidios a lo que calificó como las “políticas neoliberales” de sus predecesores.
Dijo que la sociedad mexicana “cayó en una decadencia, fue un proceso de degradación progresivo que tuvo que ver con el modelo neoliberal”.
En medio de la violencia creciente y ante la ausencia de lo que consideran una respuesta efectiva del gobierno, el movimiento feminista de protesta ha cobrado fuerza desde el año pasado y se ha vuelto más violento, pues algunos manifestantes han destrozado las ventanas de estaciones de policía y también han pintado con grafiti los monumentos de la ciudad.
El viernes 14, un grupo de manifestantes, la mayoría mujeres, pintaron con grafiti las frases: “Estado feminicida” y “Ni una más” en la fachada y entrada principal del Palacio Nacional en México.
Una senadora del Partido Acción Nacional, Josefina Vázquez Mota, presentó una propuesta ante el Senado para crear una comisión especial que supervise el procesamiento penal de los feminicidios contra menores.
Sin embargo, López Obrador ha mostrado una actitud desdeñosa. Por ejemplo, para dirigirse a las mujeres que pintaron llamados a la acción en el Palacio Nacional, dijo: “A las feministas les pido, con todo respeto, que no nos pinten las puertas, las paredes, que estamos trabajando para que no haya feminicidios”.
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