El arte de dirigir el fútbol: el equilibrio de José Fuentes o las amenazas de Ruglio

El fútbol quedó en dos niveles el fin de semana, el deportivo y el político

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20 de marzo de 2023 a las 16:37

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El fútbol quedó en dos niveles el fin de semana, el deportivo y el político. Por un lado está todo lo que implica la salida del entrenador de Nacional, el argentino Zielinski, y las connotaciones que vienen atrás de una decisión tan drástica; y, por otro, con la amenaza de Ruglio de parar el fútbol si no contemplan sus aspiraciones (que a esta altura se parecen más a caprichos, que a otra cosa). Sobre estos dos asuntos te quiero comentar en esta nueva edición de Entre líneas. 

Las formas de José Fuentes

Después de la actuación del sábado en Maldonado no resistía más la continuidad de Ricardo Zielinski en Nacional. Deportivamente no había argumentos para sostener al entrenador argentino. Esto fue disparador para que el domingo de noche, de común acuerdo, resolvieran la salida, y este lunes a primera hora designaron a Álvaro Gutiérrez.

Todo eso que suele resultar traumático en cualquier club (mucho más en un grande) y un cabildo abierto de proporciones inimaginables, fue abordado por Fuentes con sigilosa sensibilidad, rapidez y mejor resolución.

Federico Gutiérrez
José Fuentes, presidente de Nacional


Nacional cambio de entrenador y transcurrió sin estridencias, más allá del malhumor de los hinchas después del partido del sábado.

Fuentes manejó de tal forma todo que en menos de 12 horas se fue Zielinski y llegó Gutiérrez, y hasta se vivió con naturalidad. Cero escándalo, Cero estrés, cero problema. Alineado con la conducción política que el presidente de Nacional le quiso poner al club.

No es propiedad de Nacional este estilo de conducción, sino de quien está al frente. Su antecesor, José Decurnex, de extraordinaria gestión administrativa, resolvió a los saltos los temas deportivos y con dinamita los políticos en la AUF. Porque la gestión de Decurnex fue muy buena en algunos tópicos, pero a nivel político, hasta que no hizo una buena lectura de la realidad, se terminó estrellando contra una muralla.

Algo así como lo que le está ocurriendo a Ruglio, por estas horas, en un tema que abordaré algunas líneas más abajo.

Nacional empezó muy mal, no ligó con las lesiones, eligió mal (Polenta no era un jugador para este momento del club) y el equipo le quedó corto. Es notorio que hubo errores de quienes llevan adelante la gestión del club. Como mínimo se podía decir que se equivocaron en el técnico y en el armado del plantel.

@Nacional
Zielinski y Fuentes


Pero el mérito es poder cambiar a tiempo. Haciendo una buena lectura de la realidad, Fuentes decidió empezar a corregir el curso sin estridencias, pero con decisiones firmes. El primer paso fue traer al entrenador que calza justo a la medida de las necesidades del club. Eso sí: tampoco tiene garantizado que porque lo haya logrado dos veces, lo conseguirá una tercera. Para llegar a fin de año con la aspiración de ganar el título necesita reforzar el plantel para el segundo semestre.

Las formas de Ignacio Ruglio

Con el mejor plantel del fútbol uruguayo, con un buen proyecto deportivo bajo la gestión de Pablo Bengoechea, Peñarol recorre el camino de la bonanza futbolística. El equipo de Alfredo Arias juega lindo y gana, con su goleador Arezo o sin él, y el Campeón del Siglo es un festival de emociones cada fin de semana.

Ahora bien, en el terreno político y en las antípodas del camino que eligió Fuentes, aparece Ruglio, con una estrategia que ya le costó sostener en el tiempo en 2021 (tuvo que salir a reconocer que se había equivocado), y que vuelve a repetir. Con amenazas cerró este sábado la función en el Campeón del Siglo.

¿Cuál es el origen de esta conducción política de Peñarol? Empezó en 2021 cuando Ruglio decidió plantear una nueva estrategia de su club en la AUF, que lideró personalmente.

¿Cuál era su plan? “Tener una política propia respecto a los asuntos AUF, Conmebol y FIFA que no tenían por qué implicar una agenda común con Nacional”.

Inés Guimaraens
Ignacio Ruglio, presidente de Peñarol


Hasta allí parecía un buen camino, para marcar su propia agenda. “La estrategia se orienta al relacionamiento con todos los clubes menores de Uruguay de las diferentes categorías. Volver a hacernos fuertes en cada club de nuestro país en un relacionamiento directo liderado por el presidente (Ruglio). Desde esa base que llevará un tiempo construir, volver a tomar protagonismo en los órganos de decisión del fútbol local y continental”.

Ese texto de 2021 fue el que llevó a Peñarol a dominar la AUF en la década de 1960, pero quedó en desuso en este siglo XXI.

Porque con esta hoja de rutas Ruglio no solo hizo una pésima lectura política del fútbol uruguayo tras el cambio de estatuto de la AUF de 2018 sino que con sus ataques permanentes en sus estados de Whatsapp dinamitó todos los puentes, minó todo a su alrededor y eligió a los peores contrincantes para pelearse, hasta quedar en minoría.

¿Querés entenderlo mejor? Esto fue lo que ocurrió en la AUF en noviembre 2018, cuando FIFA la obligó a votar el nuevo estatuto: los clubes profesionales perdieron el control que tuvieron sobre el fútbol de Uruguay durante 118 años.

Hasta ese momento los clubes profesionales tenían el 94% de los votos de la asamblea y hacían y deshacían a su antojo. Desde hace cinco años pasaron a tener el 60% del Congreso, siguen siendo mayoría pero es insuficiente si en las grandes decisiones no saben negociar.

Repartir el poder (60% fútbol profesional, 23% fútbol amateur y 17% grupo de interés) implicó para el fútbol profesional y para Nacional y Peñarol un realidad que a algunos les costó y a otros aún le cuesta digerir: los 16 clubes de fútbol ya no son los dueños de todo.

Frente a eso hay un solo camino: reconfigurar el rumbo.

Nacional lo entendió. Peñarol también con Jorge Barrera (2017-2020), quien había realizado la mejor gestión política en la AUF de un presidente de Peñarol en muchos años.

Sin embargo, Ruglio, que ganó en las urnas en diciembre 2020) no lo entendió, y no lo entiende. Por eso, cuando queda en minoría por no saber negociar hace amenazas públicas que comienzan a comprometer seriamente a su club.

Ruglio hizo tan mala lectura (o quienes lo asesoran se lo explicaron tan mal), que no se da cuenta que en su lucha contra las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD), que no es su lucha, sino la que venía liderando un reducido grupo de clubes de Primera y de Segunda, se está enfrentando con el 50% del fútbol profesional, con los que supuestamente pensaba tender puentes.

¿Sabías que 15 de los 30 clubes de Primera y Segunda funcionan como SAD y que, salvo Juventud que está en el grupo político de los aurinegros, el resto formaron un bloque que le dan el 16% de los votos del Congreso?

¿Sabías que Peñarol se puso de punta contra los clubes a los que quería conquistar?

Foto: Leonardo Carreño.
Ignacio Ruglio y Pablo Ferrari, previo a las elecciones de la AUF


¿Sabías que Ruglio se peleó con el presidente de la AUF porque lo adoptó como estrategia para recuperar el poder y no se dio cuenta que esa política funcionaba en 1960, pero en la actualidad quedó vetusta?

¿Sabías que, por transitiva, cuando Ruglio se peleó con Alonso también con los grupos de interés (que apoyan al presidente), con el fútbol amateur (que está bajo el control de OFI, que por haber sido históricamente sometido por el fútbol profesional está en contra de los grandes) y que hoy Peñarol está distanciado políticamente del 66% del Congreso de la AUF que es el que toma las decisiones?

En esta cruzada que realiza por Peñarol, a Ruglio le queda el 33% de la AUF, y desde allí sigue lanzando amenazas.

El sábado anunció parar el fútbol si no tiene un integrante en el comité ejecutivo, algo que no va a ocurrir salvo que Peñarol proponga a su candidato para el fútbol profesional, y el presidente aurinegro no quiere.

Entonces, ¿hasta dónde van las amenazas del presidente de Peñarol? ¿Ruglio va a parar el fútbol? ¿Peñarol va a recorrer el mismo camino que en 1922 cuando se fue de la AUF y creó la Federación?

Ese escenario es imposible en el siglo XXI, porque Peñarol quedará excluido de todo debido a que FIFA y Conmebol se blindaron de tal forma que no le permitirán competir contra nadie, como lo pudieron hacer con los disidentes hace un siglo.

Este camino que eligió Ruglio no es una creación del presidente aurinegro, también lo recorrieron Decurnex y Balbi con Nacional en 2019 y, después de aprender la lección, reconstruyeron su camino.

¿Te acordás que en 2019 Nacional se enfrentó a Ignacio Alonso, dinamitó todos los puentes, quitaron a sus representantes de confianza en el ejecutivo (Julián Moreno) y en el Mesa ejecutiva (Aldo Gioia), y el fútbol siguió funcionando como si no hubiera ocurrido nada?

¿Qué ocurrió en ese momento? El presidente de la AUF no se apartó de su gestión. Siguió gobernando con Peñarol, con el fútbol amateur y los grupos de interés. Y en ese momento aún no tenía el respaldo de los clubes con gestión SAD.

¿Cómo siguió aquella película? Nacional volvió calladito al Ejecutivo, a sentarse en el mismo lugar y, en su regreso, interpretando correctamente el nuevo contexto político y aceptando que seguirá en la mesa del gobierno del fútbol, en un lugar que históricamente tiene ganado, siempre y cuando entienda que debe saber convivir con el resto de los actores que son tan o más grandes que Nacional y Peñarol.

Desde 2021 Ruglio se está chocando contra la misma muralla, y hasta ahora perdió todas las batallas políticas que libró en la AUF. No ganó ninguna en tres años.

¿Le habrán explicado al presidente de Peñarol cuál es el nuevo contexto de la AUF y cuál es el mejor escenario para tener participación en las grandes decisiones? Que no es con amenazas sino con diálogo.

¿Qué una cosa es el poderío deportivo (que solo tiene validez en el territorio uruguayo, porque a nivel internacional no le ganan a nadie) y otra el poder político que establece el nuevo estatuto?

Cambiaron los tiempos, y actualizarse es una condición innegociable. Y esto va más allá de las formas de relacionamiento personal, porque atrás de cada decisión no es Ruglio, está Peñarol.

Ya no estamos en el fútbol de la década de 1960. Vivimos en el siglo XXI

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