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El cisne negro no podrá con la sustentabilidad

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03 de mayo de 2020 a las 05:00

Por Ferdinando Cuturi
Director ejecutivo de Deres

La Pandemia del COVID-19 es el mayor cisne negro que haya podido aparecer en la era moderna, multidimensional, su extensión  y la magnitud de su afectación así como el tiempo que va a durar son inciertos hasta para el más experto.

El gasto social comprometido en muchos países se hacía difícil de sostener y venía generando reclamos generalizados. La crisis afectará del lado de la oferta y de la demanda y de manera diferente a los países. Evaluar el costo que tendrán las necesarias medidas que los gobiernos deban poner en práctica, escapa el interés de este artículo y la capacidad del autor, solo diremos que seguramente tendrá dimensiones inéditas y que las economías de los países en desarrollo no se podrán permitir los apoyos sin límite que se anuncian en el mundo desarrollado  así como tampoco endeudarse indefinidamente para hacerles frente.

Ya nadie habla del día después, porque seguro será un proceso iterativo de prueba y error en el corto plazo y a medida que se generen vías de salida, se irán redefiniendo protocolos. Es así como escribiremos la nueva normalidad. Mientras tanto, seguro nuestra vida no será la misma, las relaciones interpersonales hacia el otro o el prójimo según como lo veamos. El ocio, el trabajo, las distancias volverán a ser lejanas y los desplazamientos quedarán restringidos.

La paradoja del mundo global, que se llena de límites, nacionalismos y proteccionismos  seguramente más de los necesarios y que pasará de ser uno e interconectado a ser muchos y con conexiones selectivas.

La cuarta revolución habrá ganado otra batalla más. Con velocidad vertiginosa seguirá tumbando las resistencias que pusimos por nuestra necesidad de mantener el status precedente, sin embargo tuvimos que adaptarnos a las exigencias de esta pandemia y dar gracias a esta revolución que nos permitió seguir adelante a pesar del confinamiento. Teletrabajo, Telemedicina, Comercio Electrónico, Ventas sin contacto, algoritmos de previsión de consumo, Inteligencia Artificial al servicio de las ciudades, Educación no presencial a todos los niveles. Reuniones virtuales entre 2 o 200 personas sin ninguna dificultad, Distancia física, cercanía virtual, estar pendiente del otro, atender a nuestros mayores con más atención.  Todo eso se precipitó de golpe con una aceptación universal, dejando de lado restricciones previas. ¿Habrá una vuelta hacia atrás? ¿Cuánto?

Pero no podemos olvidar todo lo que allí estaba y nos preocupaba sobremanera antes de este Cisne Negro; todas las preocupaciones que las empresas responsables, las empresas que entendieron que el modelo de negocio tradicional consumidor de recursos humanos y naturales ya no tiene cabida, hace pocos meses asistimos a la presentación de manifiestos en favor  del capitalismo de los accionistas o declaraciones dirigidas hacia los lideres de empresa, sobre la generación de valor para todos los grupos de interés, no solo los accionistas y asistimos a los compromisos que las grandes empresas asumían para llegar a ser Carbono neutro en horizontes de tiempo cercanos u otras empresas tomando compromisos por generar herramientas para la inserción laboral de millones de jóvenes en su primera experiencia laboral.

Esas declaraciones, compromisos, acuerdos sociales, se dieron en un entorno mundial de cambio climático y la clara necesidad de trabajar para evitar el aumento de la temperatura global, en medio del descontento social resultado de las inequidades y con liderazgos mundiales muy disímiles.
Lo cierto que como suele suceder el sector privado responde antes y asume un rol protagónico. Esta crisis global ha pausado esos compromisos que seguro deben ocurrir, no podemos retroceder, seguramente se seguirán identificando grandes oportunidades vinculado a la agenda de 2030.

Esta Pandemia nos está dando la invalorable oportunidad de repensar nuestra economía, nuestra lógica de abastecimiento, el vinculo con proveedores y empleados, se hace imperativo sostener la cadena de suministros y la cadena de abastecimientos con la misma importancia que la cadena laboral, sostener empleos, evitar la precarización de los mismos generando oportunidades que promuevan la inclusión social. A este rol está llamado el sector privado, acompañando a los gobiernos en la ejecución de medidas de apoyo a los más frágiles de la sociedad, con herramientas existentes o aquellas que se vayan creando.

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