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El colombiano que la pelea en el fútbol uruguayo

Tiene solo 20 años y vivió un periplo por su salida de Junior de Barranquilla y su llegada a Peñarol; ahora busca el ascenso con Villa Española
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14 de octubre de 2019 a las 05:04

El colombiano Ignacio Yepes está en Montevideo para pelearla. Pasaron tres años de aquella vez que le dijeron que había chances de llegar a Peñarol y él aceptó con los ojos cerrados. Venía a un grande del continente y para él era cumplir un sueño. Pero nada fue como lo había pensado: por un problema judicial con Junior de Barranquilla no pudo firmar contrato y cuando esto se solucionó se rompió los ligamentos cruzados y meniscos.  

Esos primeros meses de 2017 fueron de incertidumbre para Yepes, quien llegó al Uruguay cuando su contrato con Junior no había terminado. Es que cuando le comentaron la posibilidad de llegar a Peñarol ni siquiera se lo cuestionó: “Primero pensé en venir y que me vieran y después solucionar los problemas que tenía”, le cuenta el jugador a Referí.

Esos primeros meses en los carboneros no pudo jugar porque el club colombiano trabó la negociación. Yepes estuvo desde los ocho años en el rojiblanco, que reclamaba los derechos federativos del futbolista. “Tenía un contrato registrado, pero logré demostrar que ellos incumplieron el contrato que me habían hecho. Le gané el 100% “, recuerda poco más de dos años después.

El juvenil colombiano entiende que su club formador le trancó el pase por hacerle “una maldad”. “Cuando te pasan esas cosas te decaes un poco porque otra gente te esta trancando para no jugar”, se lamenta.

Llegar a una solución no fue una tarea sencilla: estuvo cargada de idas y vueltas a los juzgados de Colombia para destrabar el conflicto. Sus padres, a 7.000 kilómetros de distancia, iban a buscar a los jueces desde las primeras horas del día para presentar documentación y, según el relato del jugador, tuvieron que dejar sus trabajos.

“Con los que tenía el problema, los dueños del club, son gente muy poderosa”, detalla. El volante cree que el problema se alargó mucho más de lo que esperaba. Yepes dice que no puede contar cuál fue el acuerdo exacto al que llegaron con el club porque firmó un contrato de confidencialidad.

La ayuda de Peñarol

Sin poder jugar en los carboneros por ese problema extrafutbolístico, Yepes seguía yendo a entrenar y lo hacía a la par de sus compañeros. “En Peñarol me dieron una mano, me pagaban el sueldo. Es algo que valoro”, destaca.

La primera persona que conoció en Uruguay fue Edgardo “Chino” Lasalvia, su representante, que conocía al también colombiano Arnulfo Valentierra –ganador de la Copa Libertadores con Once Caldas y jugador de Peñarol en 2007–. Esta relación entre los representantes fue el nexo para que Yepes pase a Peñarol.

Cuando llegó a Uruguay vivió junto a otras dos personas en una casa que quedaba en frente a lo de Lasalvia y después se mudó a Montevideo. Ahora vive en un apartamento en el barrio Buceo junto a su novia, uruguaya.

El fútbol uruguayo le resultó muy distinto al que estaba acostumbrado en Colombia. “Acá es todo más raspa y raspa”, define Yepes. Se tuvo que acostumbrar a ser más intenso y agresivo en la marca. “Estaba más acostumbrado a la técnica. Una de mis capacidades es que estoy bien dotado técnicamente”.

En Uruguay también cambió la posición en la cancha porque pasó a jugar más adelantado. En Colombia, dice, tenía menos capacidad goleadora.

Una vez que los problemas con Junior de Barranquilla se solucionaron, Yepes pudo jugar algunos en la Tercera división de Peñarol. Pero cuando volvió de unas vacaciones en Colombia se rompió los ligamentos cruzados y los meniscos, una lesión que le demandó más de un año de recuperación.

Sobre este problema físico el futbolista tiene una teoría: cree que la incertidumbre que vivió en el primer semestre de 2017 generó su lesión. “Siempre pensé que lo que tuve fue en parte porque la situación que estábamos pasando en Colombia por tratar de resolver mi problema legal con el equipo, que no solo me afectó a mí sino también a mi familia”, explica.

En Peñarol, Yepes se encontró con un club que potencia más a los juveniles en comparación a los colombianos que, como tienen más dinero, prefieren contratar a los futbolistas que están “despegando” en cuadros más chicos.

Metas a corto plazo

Yepes llegó a entrenar en la Primera división de Peñarol, pero no debutó y pasó a Danubio. Cuando volvió a jugar –en la Tercera del franjeado– llevaba un año y seis meses sin hacerlo. Entonces, “agarro fútbol” en el club de Maroñas y luego se fue a Villa Española para sumar “roce”.

El volante ofensivo, devenido en puntero, se sentía identificado con el fútbol que intenta Danubio y le hubiera gustado quedarse para poder jugar en el principal equipo, pero explica que no lo hizo por los “problemas” que tiene la institución. “El estilo es bueno para mí y por eso me fue bien". 

En El Villa cuenta que no ha tenido problemas para cobrar el salario. De todas maneras, el futbolista recibe un apoyo económico por parte de su otro representante José María Rodríguez, quien, entre otras ayudas, le paga su apartamento en Montevideo porque sabe “las carencias que hay en los clubes”

En este equipo –que juega de local en el Estadio Obdulio Varela– Yepes se encontró con un club de barrio con buena gente, trabajadora y humilde, “a pesar de las carencias estructurales”. “Me siento muy contento en Villa Española, me gustaría darle un ascenso a la gente que sé que sueñan con eso. Se lo merecen porque los socios del club están muy pegados a los jugadores y siempre tratan de dar una mano”, elogia.

El sueño mayor de Yepes es jugar en el Liverpool de Inglaterra, pero se pone metas cortas, como si lo que vivió fuera una enseñanza. Ahora su objetivo es ascender a Villa Española y no piensa en otra cosa que no sea eso. También le gustaría volver a jugar en Peñarol: “No me quiero ir sin tener una revancha, sé que es difícil, pero no imposible. Con trabajo y con las ganas se puede conseguir lo que quiera”, reflexiona. 

Yepes tiene solo 20 años, pero sus anécdotas lo pintan de más edad. En diciembre va a cumplir sus tres años en Uruguay y, ahora en un momento más estable, todavía la lucha: “La sigo peleando, buscando la posibilidad de llegar a Primera división”.

El joven recuerda estos momentos tristes de su carrera y los cuenta con naturalidad, como si los tuviera asumido. “Siempre estoy feliz, trato de no entristecerme por los problemas y sacar una sonrisa”, reconoce. Hace poco más de un año era difícil poder mostrar felicidad, pero, aun así, se guardaba la tristeza para él y trataba de dar una buena impresión. “Por más que tenía problemas estaba en Peñarol, estaba disfrutando”, comenta.

El comienzo en el fútbol de Yepes fue agitado y se pregunta qué hubiera pasado si los problemas “extrafutbolísticos” no lo hubieran afectado. “Capaz que ahora estuviera desplegando el talento que tengo Primera división”, afirma como posibilidad. El colombiano va de a poco, la pelea y se escuda en uno de los consuelos más conocidos del fútbol: el que dice que siempre hay revancha.

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