Opinión > Análisis / N.Fernández

El Dany el Rojo del '68 pero en el mayo uruguayo actual

La izquierda que fue usina de esperanza y sueños, acusa falta de imaginación para alentar expectativas entusiastas
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28 de abril de 2018 a las 05:00
Marchas, protestas, revueltas bulliciosas y efervescentes, generaban imágenes para todo el mundo que miraba con expectativas e inquietud aquel "mayo francés" del año '68.

Se están cumpliendo 50 años. Uruguay vivía entonces el drama de una economía devaluada y el de la violencia propia de choques políticos ásperos, con una insurgencia armada que se había animado a acciones de preparación, como paso previo a una escalada fuerte de revolución socialista.

En París, "Dany le Rouge" y otros estudiantes universitarios franceses, lideraban el movimiento estudiantil que repercutiría en todo el mundo. Al principio fue por asuntos de su propio centro de estudios, la Universidad de Nanterre, enseguida giró sobre derechos sexuales, contra la sociedad de consumo, y mutó a un choque de izquierda contra derecha. Y se expandió.

Aquella protesta, replicada de otras formas en otros países, se transformó en un "espíritu '68", lo que se expresó en consignas pintadas en muros, con un eje común: resistencia a las imposiciones y expansión de sueños: "la imaginación al poder", "prohibido prohibir", "seamos realistas, pidamos lo imposible", entre otras.

La izquierda uruguaya aprovechaba el empuje de aquellos movimientos para impulsar su unidad y hacer posible lo imposible.

En lo político, la unidad se convertía de imposible en posible, dos años y pico más tarde. Y con cierta paciencia, aquellos jóvenes del '68 llegarían al gobierno en 2005.

En lo económico, en lo referente a cambios estructurales, en la lucha contra el capitalismo y la sociedad de consumo, en la revolución educativa, en la meta de vivienda digna para todos, y muchas otras banderas, la realidad le ganó a los sueños.

A 50 años del mayo francés, el Frente Amplio está en su tercer período, pensando en cómo encarar la campaña para ganar un cuarto tiempo, pero con complicaciones internas y con cierta incapacidad para generar sueños. Sueños que no serían los del '68, pero que podría verse como un menú de esperanzas de cambios, con cierto condimento irreverente, aunque con ancla en realismo.
Una parte del Frente tiene el ancla en aquel año, porque su meta es "superar el capitalismo" y esa bandera no es para pocos, sino para algo más del 60% del Plenario Nacional.

El caso es que la minoría "socialdemócrata" (Danilo Astori) se ha impuesto en la columna de la política económica y de alguna manera puso una barrera para el camino al socialismo.

Pero el caso está en algo de menor magnitud, ajeno al choque ideológico. La generación de esperanzas y de sueños –realistas y posibles de concretar– son el motor de las campañas políticas para conquistar votantes, y es ahí donde el Frente está fallando.

"De joven quería cambiar al mundo y ahora, la vereda de mi casa", ha dicho varias veces José Mujica, en referencia a lo que lo movía en aquellos '60 y a lo que lo ocupa ahora. Algo así como reconocer que el realismo le ganó a los sueños.

Sin prometer el cambio de sistema, igual se puede generar entusiasmo y esperanza con el compromiso de planes realistas, pero removedores: reciclar los sueños, pero no abandonar la capacidad de soñar.

Aquel francés Daniel Cohn Bendit (Dany el Rojo) se reconvirtió de militante estudiantil anarquista del '68 a diputado ecologista en el Parlamento Europeo (desde 1994).
La izquierda uruguaya se reconvirtió en parte.

El Frente va hacia otro Plenario tenso sobre libre comercio o proteccionismo y se desgasta en discusiones ajenas a las preocupaciones de la opinión pública, mientras en la estaciones de subte de la coalición cambian figuritas del álbum de los candidatos 2019.

Danilo Astori y José Mujica tienen planes que chocarán en el Congreso de diciembre, porque sin saberlo, van con la misma carta de condiciones a una negociación interna. ¿Se mostrarán antes las cartas para ver con cuánto llega cada uno? Danilo juega con cartas vistas y Pepe tiene una tapada.
Astori no está para resignar su chance, aunque en su entorno partidario ven complicada su postulación.

Mujica parece disfrutar de jugar con la incertidumbre del "como te digo una cosa, te digo la otra", aunque insista en que no está para candidatearse.

Astori quiere asegurar la línea de la política económica para 2020-2025.
Mujica quiere asegurar la victoria del Frente y la mayoría interna del MPP.
Pepe ya fue presidente, Danilo no.

Y abajo o al costado de ellos, algunos repiten otra de las consignas del '68: "No te fíes de alguien que tenga más de treinta años" ("Don't trust anyone over 30", Jack Weinberg).
Mientras, la oposición dispersa pero coordinando más que nunca, explora un camino común para ser la carta de esperanza de la gente el año que viene. Y la izquierda que fue la usina de esperanza y sueños, acusa falta de imaginación para alentar expectativas entusiastas.

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