La junta militar que tomó el poder en Níger hace tres semanas anunció que juzgará al derrocado expresidente Mohamed Bazoum por “alta traición” y por “socavar la seguridad” del país, en un comunicado leído en televisión nacional.
El nuevo gobierno nigerino dijo haber reunido “evidencia” para procesar a Bazoum por sus “intercambios” con cómplices locales y extranjeros que “socavan la seguridad nacional”.
Los líderes militares golpistas indicaron además que nunca tomaron el control de la residencia presidencial donde se encuentra Bazoum y que el mandatario depuesto sigue siendo libre de comunicarse con el mundo exterior.
Bazoum, de 63 años, permanece en la residencia presidencial con su hijo y su esposa desde el día del golpe, el pasado 26 de julio.
El comunicado oficial dijo que Bazoum “recibe visitas regulares de su médico” y el sábado pasado tuvo una consulta, descartando así todo reclamo sobre el estado de salud del exmandatario basado en razones humanitarias.
“Tras esta visita, el médico no planteó ningún problema sobre el estado de salud del presidente depuesto y de los miembros de su familia”, añadieron.
El mandatario había declarado a varios medios de comunicación extranjeros que era un “rehén”, que estaba privado de electricidad y que lo obligaban a comer únicamente arroz y pasta.
El secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken, pidió expresamente la liberación del expresidente al tiempo que anunció el corte de la ayuda económica de Washington, al igual que Francia, la ex potencia colonial nigerina.
Los estados del centro de África aliados a Occidente amenazaron incluso con una intervención militar conjunta en Níger para lograr la reposición de Bazoum, pero el sábado aplazaron la reunión prevista en Accra, capital de Ghana, para establecer un plan de operaciones.
En su mensaje televisivo, los militares nigerinos denunciaron las “sanciones ilegales, inhumanas y humillantes” impuestas por la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao), tomadas durante una cumbre de la organización el 30 de julio.
El bloque africano suspendió las transacciones financieras y comerciales con Níger.
La población nigerina está siendo “duramente golpeada por las sanciones ilegales, inhumanas y humillantes impuestas por la Cedeao”, declaró el gobierno de facto que destacó la falta de medicinas, alimentos y suministro eléctrico.
En Níger, uno de los países más pobres de la región subsahariana, el 90% de la población carece de luz eléctrica y requiere ayuda alimentaria internacional.
Una de las primeras medidas de los golpistas fue suspender las exportaciones de oro y uranio, principales riquezas del país, hacia Francia, cuyas usinas eléctricas se abastecen de ese mineral.
La declaración se produjo pocas horas después de que un grupo de mediadores religiosos se reunieran con el jefe del nuevo régimen castrense, el general Abdourahamane Tiani, quien indicó que su régimen estaba abierto a un avance diplomático.
“Tiani dijo que sus puertas estaban abiertas a explorar la diplomacia y la paz para resolver el asunto”, declaró el jeque Bala Lau, al frente de esta misión de religiosos que llegaron el sábado a la capital nigerina Niamey.
Los líderes musulmanes llegaron con la bendición del presidente de Nigeria, Bola Tinubu, que también dirige el bloque regional oesteafricano.
El bloque cortó las transacciones financieras y el suministro eléctrico y cerró las fronteras con Níger, país sin litoral, bloqueando las importaciones que tanto necesita este país para paliar un poco su extrema pobreza.
La perspectiva de una intervención militar para restituir a Bazoum dividió a los miembros de la Cedeao y suscitó advertencias de potencias extranjeras como Rusia y Argelia.
Además, los vecinos de Níger, Malí y Burkina Faso, también gobernados por gobiernos militares que tomaron el poder mediante golpes de Estado, afirmaron que una intervención equivaldría a declararles la guerra a ellos.
(Con información de agencias)