Fútbol > LA DECISIÓN DE BARRERA

Entretelones del despido de Forlán: los jugadores que pidió y el que llegó por una alumna de Barrera

Entretelones de la salida del DT de Peñarol: la reunión del lunes, el delantero que ofreció una alumna del presidente, los cuatro refuerzos que pidió el técnico y el grito de auxilio que nunca escucharon: "Me falta gol"
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02 de septiembre de 2020 a las 05:02

Diego Forlán había asumido un compromiso simbólico -personal y durante mucho tiempo reservado en su círculo más íntimo- con el fútbol uruguayo para volcar, cuando dejara de jugar y comenzara a recorrer el camino de la dirección técnica, toda la experiencia que recogió en el mundo.

Algo así como lo que intentó hacer Gustavo Poyet, cuando se instaló en Montevideo en 2005 y dos años después regresó a Londres porque se dio cuenta que no podía iniciar ningún injerto para promover un cambio. Lo que consiguió Óscar Tabárez con la selección. Lo que quiso hacer sin éxito Horacio "Tato" López con el básquetbol. O lo que proyecta Pablo Cuevas cuando se retire del tenis.

Sabía que en Uruguay tenía un terreno virgen para desmalezar, a nivel de clubes (porque con la selección ya lo había conseguido Tabárez) y comenzar a brindar nuevas herramientas para construir un fútbol diferente. Así lo diseñó con su grupo de trabajo (su hermano Pablo y el profe Santiago Alfaro). En su círculo más cercano conocían el proyecto silencioso que el exfutbolista quería desarrollar.

Sin esperarlo, en la segunda quincena de diciembre de 2019 sonaba su teléfono y Jorge Barrera le entregaba la llave que nunca hubiera imaginado recibir tan pronto.

¿Se apuro en decir que sí a Peñarol sin experiencia previa?

Según pudo saber Referí, Forlán entendió que aquella invitación del presidente de Peñarol, encastraba perfecto en el plan que tenía para impulsar un cambio en el fútbol uruguayo, desde un club grande. Ingresaba por un lugar al que muy pocos acceden.

Su proyecto no era ni más ni menos, en el terreno de la comparación, que el mismo, silenciosamente, y con otros actores pudo concretar en la refundación de la selección. En ese entorno, Tabárez generó una muralla para protegerlo.

En Peñarol le tocó bajar a ese lugar inestable del fútbol uruguayo, y el lunes, se fue con el dolor en el alma, dijeron a Referí desde su entorno, porque se había ilusionado con ayudar a construir un fútbol diferente.

Pablo Torres, dirigente de Peñarol, le había contado a Referí durante el proceso de Forlán, que Diego fue el técnico de Primera que más vínculo generó con las juveniles en los últimos 10 años. Torres lleva una década trabajando con las formativas aurinegras.

“Dedicó más tiempo que ninguno. Iba a todos los partidos de Tercera, y cuando coincidían con alguna actividad de Primera, me pedía si podía cambiar la hora porque quería ver todos los partidos. Iba a los partidos de Cuarta. Conocía a todos los jugadores. Se reunía con los coordinadores, le mostraban videos de todos los juveniles, no solo de Tercera y Cuarta. Los conocía a todos. Intercambiaban conceptos sobre el trabajo con los coordinadores. Qué hacer para mejorar. Tuvo charlas con todos los planteles, categoría por categoría. El trabajo que hizo como técnico de Primera con los juveniles nunca lo había visto en Peñarol”, resumió el dirigente.

Eso quería Forlán. Construir desde abajo algo diferente, apostando al desarrollo de la cantera del club. Por esa razón, cuando llegó a Peñarol pidió solo cuatro jugadores. ¿Cuatro? Sí. Solo cuatro. El resto fueron aspiraciones de los dirigentes para reforzar el plantel, sin que el técnico las solicitara. No obstante, Forlán avaló todas las contrataciones porque le brindaban más alternativas en el plantel.

Por ejemplo, Matías Britos llegó por la vía más extraña. No hubo representantes. La esposa del jugador había sido alumna de Barrera, quien además de ser dirigente de Peñarol y abogado ejerce la docencia. Contactó al presidente y le dijo del interés del delantero por jugar en el club. Teléfono. “Diego, tengo a Britos. ¿Te sirve?”. Así llegó el futbolista a Los Aromos.

Forlán pidió solo a cuatro de los 10 refuerzos que tuvo Peñarol en el inicio del año. Krizstian Vadócz, Robert Herrera, Juan Acosta y Jonathan Urretaviscaya.

Vadócz es titular. Herrera no jugó desde el regreso del fútbol tras la pandemia. Acosta estuvo en un solo partido ante Deportivo Maldonado, y se encontró con el techo de Giovanni González, quien mostró un gran nivel. Urreta sufrió una grave lesión en la rodilla en febrero y no jugó más.

Los otros refuerzos no los pidió (Denis Olivera, Christian Bravo, Gary Kagelmacher, Joaquín Piquerez, Matías Britos, David Terans), pero los aceptó.

En enero también pusieron sobre la mesa los nombres de Fabián Estoyanoff y Marcel Novick. La directiva quería desprenderse de dos contratos elevados. Forlán dijo que quería a Estoyanoff. El presidente también.

¿Por qué no jugó Estoyanoff? Desde el club explicaron que por lesiones y porque cuando estuvo en condiciones de jugar no calzó el nivel para integrar el plantel, según explicaron a Referí desde el cuerpo técnico.

A Forlán no le tembló el pulso. Tampoco con el Cebolla Rodríguez, quien fue al banco y jugó poco. Si no estaba en forma, no jugaba.

Además, Estoyanoff estuvo en la pandemia recuperándose de una lesión y en las últimas semanas cursaba otra, en un tobillo.

El pedido que los dirigentes no supieron escuchar: "Me falta gol"

Apenas comenzó a avanzar la preparación, en enero, Forlán se dio cuenta que carecía de gol. Le faltaba un goleador porque Xisco no le respondía de la forma que pretendía. En lo que va del año el español convirtió un gol, y desde que volvió el fútbol tras la pandemia es el único 9 de los 16 clubes de Primera que no convirtió.

Quienes fueron testigos de esa charla recordaron a Referí que el 7 de marzo, tras el empate con Danubio en el Campeón del Siglo, el técnico le advirtió a los dirigentes sobre un problema de fondo que tenía que resolver, y les expresó que precisaba que le dieran tiempo.

"Me falta gol. Espero que me dé el tiempo", fue el mensaje que lanzó aquella noche, mezcla de grito de auxilio y pedido de paciencia.

El pedido no encontró eco en el consejo directivo, pero la suspensión del fútbol por la pandemia de covid-19 dilató los problemas. Sin embargo, las carencias de gol estaban enquistadas en el equipo de Forlán, por la ausencia de un goleador.

No pidió refuerzos en junio ni en julio cuando volvieron a entrenar. Intentó solucionarlo con los jugadores que tenía en Primera, y con los juveniles. Sin embargo, en agosto, en la semana que volvió el fútbol, pidió un delantero extranjero, de Colombia, y le dijeron que no, según pudo saber Referí. Lo pidió durante tres semanas seguidas. No se cansó de insistir. Sin embargo, no tuvo suerte. Nunca tuvo una respuesta afirmativa.

El lunes, cuando lo iba a pedir por cuarta vez, Forlán fue cesado.

La reunión con Barrera

Teléfono. Barrera a Forlán. Según pudo saber Referí, el presidente lo citó en el estudio de la Plaza Independencia. “¿En dónde?”, le preguntó al presidente de Peñarol. “En el estudio”, respondió el titular aurinegro.

¿Forlán podría bajar el lunes, después de la derrota ante Wanderers, en la Plaza Independencia y caminar hasta el estudio del presidente? Se preguntaron los allegados del técnico que conocieron esos detalles de la llamada del titular aurinegro.

Finalmente, la reunión se realizó en la casa del presidente, en Pocitos.

La charla fue breve, y el presidente directo. Forlán creía que le iba a avisar que le quedaba un partido. El técnico estaba convencido que podía revertir la situación deportiva y que solo era cuestión de tiempo. Que ante Liverpool (miércoles) o River (fin de semana) encarrilaba al equipo. Así lo sentían en Los Aromos, el cuerpo técnico y los jugadores.

Sin embargo, inesperadamente, porque nueve partidos para un técnico debutante absoluto en el fútbol era una muestra muy pequeña para tomar decisiones, Barrera ya había decidido el final del ciclo.

En la campaña electoral, el presidente había promovido a Mario Saralegui como técnico. En las tres oportunidades que había tenido en los 33 meses de mandato y a tres meses del final, nadie en la directiva le había llevado el apunte. Por esa razón, estaba vez no les dio margen. El  lunes les dijo a sus compañeros de consejo directivo que a este entrenador lo ponía él para cerrar su gestión. Así resolvió un asunto que tenía pendiente desde diciembre de 2017. Este miércoles, Saralegui debuta ante Liverpool como técnico aurinegro.

En la charla, que se realizó sobre la hora 13 del lunes, la primera aspiración de Barrera fue que Forlán renunciara. Así Peñarol, que está en una situación económica crítica (este 2020 postergó el pago de US$ 6.000.000 de salarios al plantel para enero 2021), quería evitar pagar tres meses de indemnización al técnico, que es lo que exige el convenio con la gremial de entrenadores.

Forlán no estaba dispuesto a dar un paso al costado. Creía que podía encauzar a su equipo en el campo. Barrera no. Por esa razón lo echó y acabó con el proyecto deportivo con el que en diciembre ambos, técnico y presidente, pensaban guiar a Peñarol por un camino diferente.

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