El mejor momento de la historia para la ganadería

Los propios tiempos de la ganadería le dan a esta actividad en este año un carácter muy especial. Se trata del primer entore que se realiza con la posibilidad de que la producción se exporte con libre comercio a China y tal vez a otros países de Asia, que ya están ávidos por el producto uruguayo. Pero, además, con el mayor precio de exportación de la historia y con el mayor precio del ganado gordo que se haya registrado.

La primavera no podría ser más verde esperanza

El valor de los novillos gordos bien terminados está en el mayor precio de la historia, supera los US$ 4,60 por kilo de carcasa, un valor que en la anterior normalidad tal vez se ubicaba promedialmente entre los US$ 3,20 y US$ 3,50.

China compra todo lo que haya disponible, vacunos u ovinos. Y se ha quedado sin alternativas al mercado uruguayo. Argentina sigue maniatada por la decisión gubernamental de poner un tope a las exportaciones en la mitad de lo que se podría exportar.

Brasil sigue esperando que China lo rehabilite, tras los dos casos de vaca loca atípica. No deja de ser insólito que sucedan dos casos atípicos casi en simultáneo, una rareza estadística que ha prolongado un cierre de fronteras que se esperaba muy breve.

En lo político, Australia está cada vez más enfrentada con China, ahora embarcada en la compra de costosos submarinos nucleares, en un claro enfrentamiento en la cuenca del Pacífico,  lo que vuelve a los asiáticos cada vez más reacios a comprar productos del país de Oceanía.

Todo deja a Uruguay como un proveedor destacado al mayor comprador del mundo. Y así se mueven los precios y la faena. Junio, julio, agosto y setiembre batieron récords de faena y es cada vez más probable que 2021 sea un año récord de producción, con una faena similar a la del récord anterior pero con un peso de faena mayor. Los productores uruguayos aprovechan para facturar y se aprestan presumiblemente a producir la mayor cantidad posible de terneros.

Eso ha generado una  gran revolución silenciosa de baja de la edad de faena de los novillos, que se crían mucho mejor alimentados que antes, de modo que hagan el ciclo lo más velozmente posible.

Todo eso lleva a que la necesidad por abastecerse de terneros sea imperiosa y la firmeza de precios para la cría sea casi un dato de la realidad proyectable hacia delante con muy poco riesgo.

¿Llevará eso a un nuevo récord de producción de terneros a partir del próximo entore? Todavía es temprano para asegurarlo.

La ganadería de cría se realiza mayoritariamente en suelos de escaso potencial productivo, superficiales o pedregosos en muchos casos. Las lluvias hasta ahora generosas pueden interrumpirse en cualquier momento. Pero por ahora la primavera, estación clave porque es la que más forraje produce, viene resultando excelente. Las lluvias de setiembre permitieron un rebrote temprano y por lo tanto el estado de las vacas, siempre complicado a la salida del invierno, viene mejorando rápidamente. Los campos están de un color verde intenso en todo el territorio admirable. Los pronósticos indican que al menos hasta mediados de octubre la situación seguirá muy favorable. Pero la interrupción de las lluvias puede llegar en cualquier momento.

El stock de vacas se mantiene muy estable. Aumentar la producción de terneros solo es posible a través  de mejorar la eficiencia reproductiva, que se ha mantenido casi fija en torno al 66% de terneros destetados. Tres años atrás un verano muy llovedor llevó, sin embargo, a un aumento a 70% que se tradujo en una producción récord de terneros, que logró superar los tres millones de animales destetados por única vez en la historia de Uruguay.

Tras dos años en los que el agua faltó en verano en distintos lugares la producción retrocedió por debajo de esa referencia, a lo que podría considerarse un piso de 2,85 millones. Pero las señales del mercado son muy fuertes para que se produzca más. Los productores cuidarán a los vientres con todo esmero y estarán dispuestos a invertir en ese cuidado tanto en alimentación como en sanidad. Han facturado como para reinvertir, no solo por un mejor precio, la faena de este año crecerá un asombroso 40% respecto a la de 2020 y en un porcentaje similar respecto a 2019.

De acuerdo a los datos primarios de stock, se entorarán 30 mil vacas menos, pero entrará una cantidad de vaquillonas que puede compensar esa cifra. En principio con la base de vientres  de 4,8 millones, un destete de 66% arrojaría una producción de 2,85 millones de terneros. Pero si se repitiese un destete de 70% volvería la producción a los tres millones, en cierto modo una meta que la ganadería uruguaya se ha autoimpuesto como próximo escalón de productividad.

Juan SamuelleReproductores de la raza Angus, en Florida.

Los riesgos

Siempre que hay una situación excepcionalmente alta de precios, hay un riesgo elevado. Por algo los precios tienen sus promedios de largo plazo. Es factible pensar que en 2022 habrá una corrección de precios, por una mayor competencia. Argentina no se autolimitará por siempre, Brasil volverá al mercado en algún momento y Australia también tiene precios récord y sus productores están apostando fuerte a aumentar la producción.

Pero el crecimiento de la producción previsto en estos países competidores es menor al crecimiento previsto en el consumo de China. En 2022 entonces el mercado estará lejos de tener un abastecimiento importante.

Y para 2023 Uruguay ya tendría avanzadas las negociaciones comerciales con China, que pueden mejorar el precio que llega a la industria y los productores a través de un proceso de reducciones arancelarias.

Si a eso se agregara posteriormente un acuerdo con los demás países de la cuenca del Pacífico, la buena perspectiva comercial se consolidaría aún más.

Queda el riesgo de fondo, el vinculado a las emisiones de metano y su efecto en el clima. La restructuración global en torno al clima está generando sobrecostos brutales en los fertilizantes, los combustibles y los fletes. Pero eso no opaca una situación excepcional, especialmente para los que son eficientes productores en base a pasturas, y si son naturales con sistema centrados más en el manejo que en los insumos, mayor se hace la diferencia.

La competencia por la tierra será cada vez más fuerte, con la forestación y con la agricultura. Aún en su mejor momento, la ganadería pierde área. Las condiciones están para que sea a través de la eficiencia que se logre un nuevo salto productivo.

Ese partido se está empezando a jugar en estos días de elección de reproductores y preparación del entore más estimulante que se haya visto.