El paso a paso de la caída de Uriarte y el rol de Peña, que afianza liderazgo en Ciudadanos

Carlos María Uriarte, un blanco de toda la vida y expresidente de la Federación Rural, fue la cara visible de esa promesa talvista. El economista, que desembarcó en la política con un discurso renovador, lo convenció de que su identificación con el Partido Nacional y su prosapia de luchadores saravistas no era impedimento para sumarse a Ciudadanos, y lo nombró referente técnico de las políticas agropecuarias. Uriarte, que vivió un tiempo en Nueva Zelanda y cursó allí un máster en ciencias agrícolas, encarnaba el anhelo de Talvi de tomar ese país como norte del modelo de desarrollo para Uruguay. Por eso cuando llegó la hora de repartir los cargos, el presidenciable colorado priorizó el Ministerio de Ganadería y designó allí a Uriarte.

Pero este domingo, a casi un año de la renuncia de Talvi, al productor rural se le terminó su tiempo en el gabinete. 

La historia que llevó a su alejamiento incluye un largo collar de errores y descoordinaciones que generaron alerta tanto en la cúpula del gobierno como en el sector Ciudadanos, y que emparentan su accidentado paso por la política con el del hombre que lo llevó al gobierno.

Aunque en la salida de Uriarte pesó la disconformidad del presidente Luis Lacalle Pou con aspectos de su gestión –y la falta de sintonía con el subsecretario Juan Ignacio Buffa y la directora de Secretaría, Fernanda Maldonado–, los motivos principales vinieron de filas coloradas, y más precisamente de la agrupación que representaba en el gabinete.

En todo ello tuvo un rol protagónico el ministro de Ambiente, Adrián Peña, quien quedó como referente del Ciudadanos fundado por Talvi luego de que el excandidato se alejara de la política, y que en los últimos meses ha afianzado su liderazgo en la agrupación.

La bancada de Ciudadanos ya hacía tiempo había planteado reparos a la continuidad de Uriarte en el ministerio. Para empezar, entre los dirigentes generaba recelo el hecho de que uno de los dos puestos ministeriales correspondientes al sector estuviera ocupado por alguien que se asumía públicamente como "blanco" y tenía nula actividad orgánica.

Eso se reflejaba a su vez en "descoordinaciones", tanto en sus salidas al interior –el ministro se aparecía en una localidad sin dar aviso a los dirigentes de la zona, cuestión que se solucionó parcialmente con acceso a su agenda por parte de un tercero– como en su trabajo y relacionamiento con otros cuadros del gobierno. 

Desde la agrupación también le habían reclamado al ministro que contratara un "secretario político" para que lo asesorara no solo en asuntos de la cartera o administración, sino también en el trabajo partidario, pero Uriarte se negó y dijo que le alcanzaba con las funcionarias de carrera que venían de la gestión anterior. Finalmente contrató a una persona de su confianza particular. 

A eso se sumaba la visión, tanto en Ciudadanos como en Presidencia, de que Uriarte evidenciaba carencias de "liderazgo" que lo llevaban a dilatar decisiones y, finalmente, a entorpecer la gestión. Un ejemplo de ello, según el relato de varios consultados por El Observador, fue su reacción ante el error en el etiquetado de alimentos enviados a China, que derivó en que ese país suspendiera la importación de una planta frigorífica uruguaya. 

Si bien Uriarte reconocía la responsabilidad inexcusable de dos funcionarios, Eduardo Barre y Gustavo Rossi, en un principio se oponía a cesarlos por entender que más allá del episodio cumplían una buena gestión.

El paso a paso

Con consenso entre los dirigentes y habiéndolo conversado en varias ocasiones con Lacalle Pou, Peña aprovechó la tranquilidad de un domingo frío y lluvioso para mover las piezas y ejecutar la salida del ministro.

Fuentes de Ciudadanos dijeron que el ministro de Ambiente de hecho "dilató la resolución" durante un tiempo, y que en ese lapso procuró ayudar al ministro a tener una mayor articulación con la bancada y con el gobierno, pero que sabía que en algún momento debía tomar la decisión. Peña incluso aguardó a que pasaran las elecciones de la Federación Rural, con el objetivo de no interferir en ese proceso y permitir que las autoridades del ministerio estuvieran presentes en el Congreso, como efectivamente sucedió el sábado, tras una elección histórica en la que se impuso la corriente opositora.

Al día siguiente, el referente del sector colorado convocó a Uriarte a una reunión en Torre Ejecutiva –donde tiene sus oficinas– y le comunicó la decisión de todo el sector de poner fin a su mandato en el MGAP, y de suplantarlo por Fernando Mattos.

Uriarte manifestó que la noticia lo tomaba por sorpresa y que le costaba entender las razones, pero allí acordaron que Uriarte llamaría a Lacalle Pou –quien ya estaba en conocimiento de la situación– para decirle que acataba el pedido de Ciudadanos.

Luego de esa conversación, Lacalle Pou le dio vía libre a Peña para que lo anunciara públicamente y dijo que él lo haría acto seguido.

"Hemos propuesto al presidente de la República el nombre del ingeniero Fernando Mattos para encarar una nueva etapa al frente del MGAP en representación de nuestro sector Ciudadanos. Estamos muy agradecidos por el trabajo, entrega y compromiso de nuestro compañero Carlos María Uriarte", escribió Peña en Twitter apenas pasadas las siete de la tarde. 

Lacalle expresó su "reconocimiento" al ministro saliente "por su calidez humana y su compromiso". 

Uriarte lo definió como una "etapa cumplida". "Con la tranquilidad de haber aportado a la patria nuestro máximo esfuerzo", escribió también en Twitter.

Este lunes, en la entrada a Suárez y Reyes, donde se entrevistó personalmente con Lacalle Pou, Uriarte volvió a reconocer su sorpresa. "He pensado mucho y las cosas siempre se pueden hacer mejor pero miro para atrás y no lo veo", aseguró.

El sucesor, "brazo ejecutor" de Peña

Fernando Mattos, hasta ahora presidente del Instituto Nacional de Carne (INAC) y designado sucesor de Uriarte, no es un recién llegado a la política ni un desconocido dentro de la colectividad de Fructuoso Rivera. "Para empezar, es colorado", resaltaron varios de los consultados por El Observador, en alusión a las diferencias con Uriarte.

Expresidente de la Asociación Rural, y coordinador programático de las políticas agropecuarias durante las campañas de Pedro Bordaberry, Mattos es un hombre de extrema confianza de Adrián Peña, al punto que varios dirigentes dijeron que es un "brazo ejecutor" del actual ministro de Ambiente y referente de Ciudadanos. 

El sucesor de Uriarte fue asesor de Peña durante su etapa como diputado y recorrió junto a él el departamento de Canelones. Ahora, ambos buscarán acentuar la coordinación entre el ministerio de la producción y el ministerio del cuidado ambiental, dos carteras "en constante tensión", según la valoración que hacen en el oficialismo.

Mattos estuvo ligado a Ciudadanos desde su fundación y participó del armado del programa agropecuario junto a Uriarte. Fuentes de Ciudadanos dijeron que Peña y el nuevo ministro mantuvieron varias reuniones de coordinación con Uriarte a lo largo de estos 16 primeros meses de gobierno, por lo que esperan que la transición sea "fluida" y rápida.

En el Partido Colorado señalan que pese a su formación técnica, el nuevo ministro tiene más experiencia política y confían en que demostrará mayor "ascendencia" y "dotes de liderazgo" que su antecesor. 

Al tiempo que apunta a dinamizar la gestión del ministerio, aprovechar la coyuntura favorable del agro para implementar “cambios postergados” en el sector y cumplir con el compromiso original de explotar el “petróleo” autóctono, el recambio consolida el liderazgo de Peña dentro de Ciudadanos. 

El sector comenzó el período de gobierno con Talvi y Uriarte (de máxima confianza de Talvi) como ministros. Ahora los representantes de la agrupación en el gabinete son Peña y Mattos (de máxima confianza de Peña). 

El referente de Ciudadanos está abocado a poner en marcha el nuevo ministerio y tiene entre sus metas principales la construcción de la planta potabilizadora y la ejecución del plan de saneamiento en todo el país, una inversión de unos US$ 1.000 millones a cargo de un consorcio privado, que generaría entre 12 mil y 14 mil puestos de trabajo.