Parece un asunto nuevo. Como suele pasar, está muy lejos de serlo. La teoría política lleva al menos un par de miles de años explorando el problema del vínculo entre conocimiento y política. Eso sí: cada vez que estalla una gran crisis, la discusión sobre el papel que deben jugar “los que saben” para gestionarla mejor, regresa al primer plano. El desastre global provocado por la pandemia COVID 19, en este sentido, no es más que el último capítulo de una serie trillada con muchísimas temporadas y protagonistas cambiantes. Como en Uruguay todos creemos ser especialistas en todo, el debate público sobre cómo manejar la crisis ha sido muy intenso. Pero los científicos nucleados en el GACH, por un lado, y los partidos políticos (en el gobierno y en la oposición), por el otro, fueron los protagonistas estelares. En ese contexto, la discusión sobre cómo mejorar la calidad de las políticas públicas sobre la base del aporte de los expertos ocupó un lugar especialmente destacado.
Esta nota es exclusiva para suscriptores.
Accedé ahora y sin límites a toda la información.
¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá