Para Roberto Canessa, médico y uno de los sobrevivientes de la tragedia de Los Andes, es un momento histórico. Y, como tal, busca soluciones para ayudar en el combate al coronavirus.
Integra un grupo de 40 voluntarios entre quienes crearon un respirador automático con el objetivo de atacar la posible escasez de este insumo ante la eventualidad de una mayor cantidad de pacientes que los necesiten tras contraer el coronavirus. El proyecto fue bautizado como Respirador Charrúa, que ya tiene un sitio web.
"Es unir la capacidad de tornería, mecánica y electrónica con las demandas del paciente", contó a Cromo.
El sistema que inventaron es sustituir el sistema manual de "bombeo" de oxígeno a los pacientes por uno automático, que utilice un pequeño motor. El que utilizan es el de un limpiaparabrisas cuyo valor es de $ 1.200.
¿Cómo funciona? El motor hace que una especie de pedal presione el ambú, la bolsa inflable. Ella se infla y proporciona medio litro de oxígeno por vez cada vez que se aplique el bombeo. Este sistema está conectado al tubo que tiene el paciente y, de esa forma, se lo oxigena.
Por ahora, utilizan el motor del limpiaparabrisas. Pero buscan nuevas soluciones. "Ahora tenemos otra posibilidad de hacerlo con un motor de las impresoras", contó. Esos motores, que son de muy baja velocidad, tienden a recalentarse. "Hay que ver si se pueden usar 12 horas. Estuvimos viendo de poner dos motores, para que uno trabaje y el otro descanse", indicó.
Canessa comentó que en el Hospital de Clínicas probarán el sistema. "El chancho está esperando para probarlo", señaló. Lo intubarán, le darán anestesia y experimentarán el sistema.
Paralelamente, desde los hospitales se proporcionarán algunos ventiladores que están en desuso para repararlos y ayudar a desarrollar nuevos.
Marcio Larrosa, un técnico electrónico que fue uno de los que le sugirió la iniciativa al médico uruguayo.
El grupo trasciende fronteras. Pablo Mota desde Houston, Estados Unidos, fue quién le efectuó la anestesia al niño recién nacido Valentín, operado del corazón en Estados Unidos tras una recaudación de fondos.
Este grupo de voluntarios también se presentó al llamado que realizó el Plan Ceibal, el Ministerio de Industria y la Agencia Nacional de Investigación e Innovación para recaudar dinero y hacer más proyectos.
"Tenemos un chat que somos 40. Me llama gente todo el tiempo para sumarse. Cuando necesitamos algo ponemos el chat. Si no es alguien de ahí, es el hermano o el cuñado. Es impresionante la disponibilidad que hay de gente. Es un momento histórico para desarrollar lo que sea", señaló.
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