Juan Samuelle

El sector ganadero comenzó 2021 en medio de señales alentadoras para la economía nacional

Por más que se hable de imitaciones de carnes de laboratorio, el apetito por la carne real de Uruguay sigue firme y el sector se erige como motor fundamental para mover a la economía

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12 de marzo de 2021 a las 12:00

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La zafra de terneros –que está empezando– ratifica el valor de estabilidad que tiene la ganadería para la economía uruguaya. En un año en el que sigue la pandemia y con agua escasa, la ganadería se mantiene pujante y viene consolidando un muy buen comienzo de año, con más producción y un mercado que parece mostrar la antesala del hemisferio Norte vacunado por el covid-19 y con la gente volviendo a los restaurantes a disfrutar de un bife verdadero.

El mercado del ganado gordo ha venido en franca recuperación en lo que va del año, lo que transmite confianza al conjunto de la cadena.

Las condiciones productivas son desparejas. Desde la primavera de 2019 hasta el comienzo de este año la mitad al este de Uruguay venía en una situación de fuertes restricciones hídricas. Los anuncios de Niña llevaron a los productores a optimizar el acopio de forraje y minimizar la carga animal. La faena en enero de este año fue más de 30% mayor a la del año pasado. Pero las lluvias invirtieron los papeles, el este recuperó la producción de forraje y ahora lo complicado es el oeste del país.

Mientras la agricultura sufre, para la ganadería a campo natural puede ser  un otoño productivamente interesante. Los países vecinos quedaron relativamente cortos en su oferta, tanto de ganado gordo como de terneros para la exportación en pie, que ha vuelto a comprar en Uruguay.

Si la segunda quincena de marzo trae las lluvias que fueron esquivas en la primera quincena, el sector consolidará una fase de crecimiento moderado, pero que será persistente.

La mejora en la situación forrrajera y de mercados ha permitido un buen comienzo de la zafra de terneros que ratifica a los criadores la estabilidad inédita que desde hace ya unos 15 años ostenta el sector criador. 

Los terneros valen aproximadamente unos US$ 400 cuando llegan a un buen tamaño y ese precio, más allá de oscilaciones circunstanciales, permite renovar la apuesta a mantener una buena dotación de vacas de cría. Lo hace en una extensa red de productores, y muchos de ellos son pequeños y medianos.

Los precios son levemente inferiores a los del comienzo de la zafra pasada, cuando todavía la magnitud que tendría la pandemia no estaba del todo clara.

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El precio de los terneros

Los terneros vienen promediando unos US$ 2,30 por kilo en pie, un aumento de 10% respecto al último trimestre de 2020 cuando la sequía presionaba a los precios y el ganado gordo cotizaba en baja. Una referencia crucial en el otoño, que es cuando sale a la venta el grueso de la producción de los criadores.

La relación de reposición se mantiene razonable equilibrada, en el entorno de 1,20, es decir un premio de 20% en el precio del ternero respecto al precio por kilo del novillo gordo. Eso refleja haber superado la sequía que llevó ese sobreprecio a menos de 10% el año pasado, cuando muchos productores se desprendían de los terneros para enfrentar la escasez de aguadas y pasturas.

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A su vez, los altos precios del ganado en Brasil han reactivado la demanda por terneros y novillitos para la exportación en pie, lo que da una solidez adicional a los precios. Incluso esa demanda incorpora este año a categorías de hembras.

Gustavo Basso, director del escritorio con el mismo nombre, dijo a Tiempo de Cambio de radio Rural que este impulso en los precios como consecuencia de una demanda que se recupera y una exportación en pie activa “es una señal muy alentadora para el productor criador que sobre fin de año se cuestionaba si valía la pena sostener los tres millones de terneros”.

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La señal de la industria

Otra señal interesante es la firmeza con la que la industria sigue comprando, aún en un contexto de precios más altos que los que hubo al comienzo del año.

La faena de la semana pasada superó los 50 mil vacunos, fue la más alta en más de tres meses y prolonga una diferencia de actividad importante respecto al año pasado.

En lo que va del año la faena de vacunos crece en 20% respecto a 2020 y la de ovinos duplica a la del año pasado.

La demanda de China se ha recuperado plenamente y otros mercados –como Estados Unidos– acompañan.

Juan Samuelle
Ganadería con base en la raza Hereford.

Fuentes de expectativas

En el mercado hay tres fuentes adicionales de expectativas. Por un lado el muy alto precio de los granos que encarece a la producción que no es a pasto, en particular la de Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y en parte la de Argentina.

Por otra parte, la expectativa de que la vacunación avance y que julio y agosto sean meses de temporada de restaurantes en el hemisferio Norte promete dar consistencia a la demanda por carne uruguaya para restaurantes.

Por otro lado, la fuerte suba de los lácteos parece indicar que el fenómeno de suba de precio de los alimentos es generalizado y con miras a persistir a lo largo de todo este año.

Para agregar a una ecuación alentadora, la suba del dólar revierte años de moneda fuerte y costos altos. La venta de ganado rinde más que antes para muchos gastos del productor, particularmente los personales. Otros costos no se amortiguan, ya que la suba de precios en los insumos ha sido también fuerte y recorta buena parte de las ganancias adicionales que podía tener el productor.

Considerando la información de las Encuestas de Preñez del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), la producción de terneros de este año debe ser inferior a la del año pasado: 2,8 millones respecto a los tres millones de 2020, que marcó un récord histórico. Y es posible que el entore que acaba de terminar también genere unos 2,8 millones de terneros.

Por razones climáticas, el crecimiento de la cría se demorará. Pero la intención de los productores será seguir con una gradual expansión del rodeo de cría que debe llevar a que en la próxima primavera/verano que tenga lluvias normales el sector consolide una producción de más de tres millones de terneros. Crecimiento que será gradual y tal vez condicionado por la expansión del área agrícola, que será importante este año. Algo que en buena medida depende también de que La Niña afloje y traiga lluvias necesarias para que la producción siga.

Por más que se hable de imitaciones de carnes de laboratorio, por ahora el apetito por la carne real de Uruguay sigue firme y el sector se erige como motor fundamental para mover a la economía, durante y luego de la pandemia. 

Producción: Cecilia Pattarino

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