Gunn Anne, la empresaria que se enamoró de las lanas uruguayas.

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Empresaria noruega visitó Tacuarembó y Paysandú y se enamoró de la lana uruguaya

La empresaria noruega Gunn Anne Lyngstad visitó Uruguay, conoció la producción ovina y ahora solo compra lana uruguaya para confeccionar prendas en su compañía
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05 de febrero de 2023 a las 05:02

Brit Vinje Lyngstad y su esposo Eilif Bernard vivían en una granja al noroeste de Noruega, en una de las zonas más húmedas del país, en donde los temporales de viento y las lluvias eran cosa de casi todos los días. Eilif, que era agricultor, llegaba mojado y con frío a la casa luego de trabajar en el campo, por lo que su esposa decidió hacer algo al respecto y en 1990 consiguió una lana ultrafina de primera esquila y con su máquina de tejer desarrolló una nueva técnica de tejido, con la que dejaba "bolsas de aire" entre los puntos, para darle un mejor aislamiento a la prenda.

El amor por su marido y su gusto por el tejido le permitieron ingeniarse para hacer un buzo con una mejor calidad de los que él ya tenía, lo que le dio una mayor protección a Eilif en los días de frío. Más de 30 años, aquella historia llevó a una de las hijas de la pareja, Gunn Anne, a conocer el campo uruguayo.

La idea de Brit se extendió de campo en campo en Noruega, tanto así que la mujer vio una oportunidad de emprender, empeñó varios objetos, pidió prestado dinero, viajó a Suiza y se compró una máquina de tejer más grande de la que tenía, para así crear su propia empresa: Lanullva, una marca que nació en 1994 y que actualmente utiliza lanas Merino uruguayas para confeccionar diferentes prendas para adultos entre ellas buzos, gorros, medias, camperas, y también para bebés.

La empresa Lanullva nació desde el amor de Brit por su esposo Eilif y el objetivo de abrigarlo en el campo.

Un amor heredado

Brit estuvo al frente de la empresa hasta 2007, cuando se retiró y Gunn Anne quedó a cargo. La joven empresaria, que se crió en el campo, entre animales, y tiene un gran gusto por la naturaleza, heredó de su madre el amor por la lana, por lo que con el paso de los años fue aprendiendo cada vez más sobre la producción, ya que en la granja que vivía con sus padres, abuelos y hermanos no había ovinos, sino algunos vacunos, perros y patos.

“Mi madre me presentó el mundo de la lana y descubrí que es un material estupendo”, aseguró desde España (donde vive) Gunn Anne a El Observador. “Mi relación con la lana se dio por mi mamá”, añadió y recordó que de niña usaba prendas tejidas por Brit, “ella nos mantenía calientes con lana”, contó.

En 2019, el equipo de Nativa –una marca de certificación de lanas ultrafinas que destaca el bienestar animal en la producción y la trazabilidad de la lana– se contactó con Gunn Anne. Hasta el momento la firma trabajaba con lanas Merino de diferentes mercados, pero Gunn Anne no sabía con detalle de qué países provenía.

Lanullva importa 40 toneladas de lanas Merino uruguayas al año para producir prendas tejidas.

De Noruega a Uruguay, ida y vuelta

Al conocer los procesos por los que debían pasar los productores que trabajan con Nativa, Gunn Anne quedó encantada y comenzó a prepararse para cumplir con una invitación: conocer el campo uruguayo y la forma de producción de la lana Merino de quienes producen ovinos y remiten a Nativa.

“Me pareció estupendo lo que me contaron”, comentó la empresaria.

Tiempo después aprontó la valija y viajó a Uruguay. Al llegar estuvo poco tiempo en la ciudad, porque vino al país con un objetivo claro: ir al campo y ver de cerca cómo se crían los ovinos.

Visitó dos predios, La Soledad, de Gabriel Bordabehere (en Tacuarembó), una productora que le vende su lana a la empresa de moda Gucci; y Piedra Mora, el establecimiento familiar de Ana Araujo y su familia, ubicado en Paysandú.

Para Gunn Anne “fue maravilloso ir” a ambos campos.

Gunn Anne y Ana Araujo en el establecimiento Piedra Mora, uno de los que la empresaria visitó cuando estuvo en Uruguay.

“Fue muy importante para mí ver el proceso de producción, porque yo compro mucha lana. Me fui tan feliz de haber conocido tanto. La lana Merino es muy buena, es muy suave y los tejidos duran mucho tiempo y y cuando te pones una prenda hecha con esa lana sientes que no tienes nada puesto. Creo que la Merino es la mejor lana de todas”, destacó.

Desde que visitó Uruguay lo supo, las prendas de Lanullva tendrían lana uruguaya, no solo por su calidad sino también por el trato de los productores con los ovinos y el respeto al bienestar animal.

La empresa, que tiene seis tiendas en Noruega, compra 40 toneladas de lana Merino uruguaya al año, y Gunn Anne aseguró que el objetivo es incrementar esa cantidad.

El camino que hace la lana desde el campo local hasta la tienda es largo. Los ovinos se esquilan en Uruguay, los tops se envían a Austria, donde está la hilandería, el hilo se exporta a España, donde está la fábrica, y las prendas terminadas se venden en Noruega.

Los planes de la empresaria son comenzar a exportar este año prendas hacia algunos países europeos.

Gunn Anne tiene el deseo de volver a visitar Uruguay.

Amor por los animales

Con miras de incrementar sus negocios es que actualmente Gunn Anne vive en España, por eso y porque adoptó dos perros en un refugio español y las leyes de Noruega no le permiten llevarlos al país al menos que hayan vivido con ella en un hogar constituido en una misma dirección por al menos seis meses.

El amor por los animales es algo que esta empresaria tiene desde niña, por eso también es que le presta mucha atención al bienestar animal, y por eso buscó trabajar con lanas que le garantizaran una producción sostenible y en la que los animales no sufrían maltrato.

Según destaca la web de su compañía, en la búsqueda de los mejores proveedores de lana Merino, Gunn Anne se encontró con muchos problemas de bienestar animal en sus diferentes viajes por el mundo.

En Uruguay, la empresaria quedó encantada con las prácticas de manejo, contó, y esa es una de las razones por las que quiere volver a visitar al país y por las que tiene el deseo de poder quedarse en un predio de cría de ovinos varios días, para conocer más a fondo la rutina del campo.

El bienestar animal es uno de los factores a los que la empresaria le presta más atención.

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