Leonardo Carreño

En la campaña por la LUC todo vale, menos los ciudadanos

Si quienes están de ambos lados quieren propiciar un debate honesto y abierto, es hora de que lo demuestren

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06 de noviembre de 2021 a las 05:00

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Hay una sigla que se repite todo el tiempo entre la clase política uruguaya y que casi nunca está en boca del ciudadano: LUC. Los uruguayos nos preocupamos por el trabajo, por la seguridad, por la educación de nuestros hijos, por la salud. por los precios, por vivir el día a día e imaginar (para que se se haga realidad) un país mejor. Algunos de estos temas están en la Ley de Urgente Consideración que aprobó este gobierno con apoyo parcial del Frente Amplio, y también lo están en algunos de los 135 artículos de la norma que en marzo deberemos decidir si se derogan o no.

Mientras tanto, cada bando busca argumentos para defender su posición; el problema es que en buena parte de los casos lo hacen con simplificaciones, medias verdades o, lisa y llanamente con alguna falsedad completa. 

En tiempos de redes, incluso los slogans de campaña se simplificaron hasta convertirse en hashtags. #LaLUCNoEsUruguay dicen unos y #DefendéTuLibertad dicen los otros. Para cualquier despistado -somos muchos, no se aflija- ambas consignas podrían describir al Si y también al No. Ese es el nivel básico de debate al que asistimos desde que se lanzaron las campañas por el Sí y por el No, que ojalá evolucionen hacia un lugar más productivo en los próximos cinco largos meses.

La trampa imposible de estas campañas en contra y a favor de la LUC es la misma en la que incurrió la propia ley de urgente consideración: hay mucha cosa muy diferente, un verdadero embrollo que conspira a la hora de entender el valor o potencial peligro de cada medida incluida. Esto, para el uruguayo promedio preocupado por todos los temas antes descritos, es un problema, porque seguramente no tenga tiempo, herramientas o voluntad para profundizar en los artículos y temas que le interesan  (acá podés ver cuáles son y qué dicen)

Diferentes estudios encargados por el gobierno y por los impulsores del referéndum, demuestran que buena parte de los uruguayos tienen un alto nivel de desconocimiento con respecto a la existencia de la LUC, y mucho más con respecto a su contenido y alcance.

El spot publicitario de #LaLUCNoEsUruguay comienza con una voz que dice: “no voy a mentir para sacar un voto más”. Y unos segundos después afirma: "No voy a dejar que privatices la escuela pública a la que van mis hijos".

Son 34 los artículos de la LUC sobre educación que ahora se proponen derogar. Quienes afirman que esta ley privatiza la educación pública se basan en dos elementos: el cambio de nombre de un organismo y el aumento de la participación del sector educativo privado en ámbitos de debate. Antes existía la “Coordinación del Sistema Nacional de Educación Pública” y luego de la LUC existe la “Coordinación del Sistema Nacional de Educación”.

En el mundo del metaverso que ahora puso de moda Facebook con su cambio de nombre, tal vez sólo exista la educación pública, pero en Uruguay miles de estudiantes de todas las edades van a escuelas, liceos y universidades privadas que forman parte del sistema de educación. Para la Federación de Profesores de Secundaria (Fenapes), sin embargo, “esta supresión de lo público no es tan solo una modificación de carácter lingüístico, significa una importante modificación en lo simbólico. Un cambio de orientación drástico. Modifica el sentido vareliano de la educación”. Toda esta “metadiscusión” está bien explicada en esta nota.

El oficialismo también ha dado sus pasos en falso. Figuras de primer nivel del gobierno, como el ministro del Interior Luis Alberto Heber, también agitaron cucos. El ministro no tuvo reparos en decir que si se derogan los 135 artículos habrá que liberar presos, porque se le sacará apoyo a la Policía, una simplificación lamentablemente efectista, pero tan falsa como otras que el gobierno le critica a la campaña contra la LUC.

"No se alcanza más seguridad y mejor convivencia reforzando la lógica del gatillo fácil, priorizando la propiedad sobre la vida, restándole garantías a la ciudadanía ante la intervención de la fuerza pública, o creando un marco legal impreciso para el accionar policial que es funcional al uso abusivo de la fuerza. Tampoco se alcanza más seguridad y mejor convivencia apostando a la inflación penal", dijeron los defensores de la derogación en el acto de lanzamiento de su campaña.

De uno y otro lado predomina el generalismo; tal vez en algunas de estas palabras hay verdades, pero poco se hace para que el ciudadano pueda entender a fondo qué dice la ley, por qué es positiva o negativa y cómo lo afecta directa o indirectamente, para luego decidir. 

Quienes voten por el Sí votarán por derogar temas tan diversos como los que incluyó inicialmente la ley: desde la portabilidad numérica hasta la prohibición de hacer “piquetes” si cortan la libre circulación, con un enorme etcétera en medio: educación, vivienda, desalojos, garantías de alquiler, adopciones, por mencionar algunos temas. Para poder entender de qué se trata cada uno de esos cambios necesitamos información clara y veraz.

Los uruguayos valoramos el mecanismo de democracia directa que tenemos en los referéndums, pero muchos creemos que el tono y forma que ha adquirido esta campaña -si/no, blanco/negro, buenos/malos, patriotas/traidores, conservadores/progresistas- no es el adecuado ni el recomendado para cuidar nuestra democracia.

Será un largo período de enfrentamientos, al menos cinco meses de machacar con muchas verdades a medias, de uno y otro lado. A esta altura de la evolución democrática de Uruguay, de la que nos jactamos y enorgullecemos acertadamente, no merecemos verdades a medias ni cucos ni fantasmas, sino explicaciones claras y respeto por la inteligencia de cada votante.

Luego de casi dos años de crisis sanitaria y sacrificios importantes por parte de buena parte de la población, pensar en esta instancia como un posible castigo o apoyo al gobierno resulta mezquino por donde se lo mire. ¿Es este un referéndum en contra o a favor del gobierno? ¿Es este un referéndum que puede terminar perjudicando a la oposición?

Cada uruguayo decidirá si la LUC es o no es Uruguay, si nos suma o resta libertad. “No voy a contagiarte miedo, sino esperanza”, dice el spot pro referéndum. Si quienes están de ambos lados de esta instancia realmente quieren propiciar un debate honesto y abierto, y no un enfrentamiento entre colores que se convierta en un adelanto de lo que debería pasar en tres años, es hora de que lo demuestren. Seguramente peco de inocente al desearlo, pero pecaría de antidemocrática si no lo hiciera.

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