El Papa Francisco se encuentra en RDC

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Francisco denunció el “colonialismo económico” y pidió que dejen al continente africano ser protagonista de su destino

Lo afirmó en una misa que congregó un millón de fieles en la República Democrática del Congo, primera etapa de su quinta visita al continente africano, gira que finalizará con una peregrinación ecuménica por la paz en Sudán del Sur.
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01 de febrero de 2023 a las 12:29

En el marco de una misa que congregó a 1 millón de files en Kinshasa, la capital de República Democrática del Congo (RDC), primera etapa de su quinta visita a África que lo llevará el viernes a Sudán del Sur, dos países de mayoría católica enclavados en el corazón del continente, el papa Francisco pidió por la paz y denunció el "colonialismo económico" que saquea los recursos los recursos naturales y somete a la explotación a millones de personas.

En un mensaje dirigido a las potencias económicas y ante las autoridades y el cuerpo diplomático del país, Francisco reclamó que “dejen de asfixiar a África, porque África no es una mina que explotar ni una tierra que saquear”, al tiempo que pidió que permitan que el continente “sea protagonista de su propio destino".

Poco después, en un discurso en el palacio presidencial, el pontífice afirmó que “tras el colonialismo político, se desató un colonialismo económico igualmente esclavizador; así, este país, abundantemente depredado, no es capaz de beneficiarse suficientemente de sus inmensos recursos".

"El veneno de la avaricia ensangrentó sus diamantes. Es un drama ante el cual el mundo económicamente más avanzado suele cerrar los ojos, los oídos y la boca. Sin embargo, este país y este continente merecen ser respetados y escuchados", agregó el papa argentino en referencia a los recursos naturales de RDC, país que se independizó de Bélgica en 1960, y cuyo líder independentista y primer presidente, Patrice Lumumba, fuera asesinado un año después.

El Papa recordó que la historia del país se vio torpedeada por interminables conflictos internos, pero también por el dominio de los intereses extranjeros expresados en el territorio por las multinacionales que explotan sus inmensos recursos minerales, y en donde dos tercios de la población vive con menos de US$ 2,15 diarios, según el Banco Mundial (BM).

En su quinto viaje a África en los 10 años de su pontificado, que se cumplen en marzo, el avión de Francisco aterrizó en Kinshasa para una visita que estaba programada para el año pasado, pero que se había suspendido por los problemas de salud del Papa. "Estamos esperando desde hace un año, es un hermoso viaje", dijo Francisco, de 86 años, poco antes de aterrizar a los periodistas que lo acompañaban en el avión.

Por su parte, las organizaciones humanitarias se mostraron esperanzadas en que el viaje del Papa llame la atención sobre los conflictos y los dramas olvidados que atraviesa el continente. Entre ellos, una de las peores crisis humanitarias de la historia, en medio de una constante disminución de la asistencia de donantes y las consecuencias del cambio climático. Un viaje que también pone al Vaticano de cara al futuro de la Iglesia católica en la región.

África es uno de los pocos lugares del mundo donde crece el catolicismo, tanto en términos de fieles practicantes como de nuevas vocaciones a la Iglesia católica, sacerdocio y vida religiosa. Sobre la cuestión, y poco antes de su partida de Roma, fuentes vaticanas explicaron que la mitad de los 105 millones de habitantes de RDC son católicos y que el país cuenta con más de 6.000 sacerdotes, 10.000 monjas y más de 4.000 seminaristas, el 3,6 % del total mundial de jóvenes que estudian para el sacerdocio.

En vísperas de su llegada, el presidente de RDC, Félix Tshisekedi, se reunió con diplomáticos extranjeros y les dijo que la visita era una muestra de solidaridad “en particular con las poblaciones maltratadas de la parte oriental del país, víctimas de actos de violencia e intolerancia que ustedes están presenciando”. Una referencia directa al sangriento conflicto que se desarrolla en el este, donde el ejército regular no consigue controlar a las milicias rebeldes del M23 y sufre, además, constantes ataques de grupos yihadistas vinculados al Estado Islámico.

De hecho, el cronograma inicial del viaje incluía una parada en Goma, que debió ser suspendida por el recrudecimiento de la violencia en una zona en la que, según el Programa Mundial de Alimentos (PAM) de Naciones Unidas (ONU), existen unos 5,7 millones de desplazados debido a los combates. "Me habría gustado ir a Goma pero, a causa de la guerra, no puedo", declaró el Papa a los periodistas.

Ya en Kinshasa, Francisco alentó los esfuerzos de paz y enfatizó: "No podemos acostumbrarnos a la sangre que corre en este país desde hace décadas". En su homilía en italiano, traducida al francés, el pontífice deseó primero la paz a los fieles en idioma lingala, uno de los cuatro oficiales de la RDC, para luego instarlos a "no ceder a las divisiones" ni ante las "heridas" del país.

Francisco también advirtió sobre el peligro del tribalismo y enfatizó la necesidad de invertir en educación y celebrar elecciones libres. Este miércoles, al final de la jornada, el Papa pronunciará su tercer y último discurso del día ante representantes de entidades caritativas para luego viajar a Juba, capital de Sudán del Sur.

La segunda etapa del viaje

La segunda etapa del viaje de Francisco lo llevará a partir del viernes a Sudán del Sur, el país más joven del mundo, donde continuos combates obstaculizaron la implementación de un acuerdo de paz de 2018 para poner fin a una guerra civil. Francisco expresó por primera vez su esperanza de visitar la nación de mayoría cristiana en 2017, pero las preocupaciones por la seguridad impidieron la visita al país, castigado por una crisis humanitaria que incluye más de 2 millones de desplazados.

La parada en Sudán del Sur también marca una novedad en la historia de los viajes papales, ya que Francisco estará acompañado por Justin Welby, arzobispo de Canterbury, líder espiritual de la Iglesia anglicana, y Iain Greenshields, la personalidad más importante de la Iglesia de Escocia. La visita tripartita tendrá como finalidad mostrar un compromiso cristiano unido para ayudar a la nación a avanzar en la implementación del acuerdo de 2018.

No se trata de la primera vez que Francisco intente mediar en el conflicto interno. En 2019 presidió una iniciativa similar cuando se puso de rodillas y besó los pies de los líderes rivales del país, el presidente Salva Kiir Mayardit, y el vicepresidente Riek Machar, ocasión en las que les rogó que hicieran las paces. Desde entonces, el progreso en la implementación del acuerdo, en particular la creación de un Ejército unificado compuesto por fuerzas gubernamentales y combatientes de la oposición, fue muy lento.

La situación, además, se complicó por un incremento de los conflictos interétnicos entre comunidades nómades y ganaderas y otras sedentarias y agrícolas, que dejaron cientos de muertos en varias regiones en los últimos meses. Dinámica que, sumada el enfrentamiento político, hizo saltar por el aire los discursos de concordia y unidad pronunciados en julio de 2011, cuando se concretó la independencia de Sudán.

Ahora, la primera visita de un papa al país, presentada como "un peregrinaje por la paz", suscita grandes expectativas. "Estamos muy agradecidos y esperamos que traiga paz y renovación a nuestro país", afirmó la hermana Sarah Gune Justin. "Sabemos que con la visita del Santo Padre nuestro país va a cambiar. No será el mismo que antes", dijo la religiosa.

Por lo pronto, la visita suscitó grandes esperanzas. En las calles de Juba, el logo de la visita, una paloma y un apretón de manos sobre un trazado de Sudán del Sur, se puede ver en prendas y paneles publicitarios en la avenida que conduce a la embajada del Vaticano, vía recién asfaltada, cosa inusual en una ciudad de calles polvorientas, donde las cabras abandonadas a su suerte se protegen del sol escondiéndose bajo los coches.

Según el Vaticano, alrededor de la mitad de los 12 millones de sursudaneses son católicos, y en los últimos días miles de fieles, en especial jóvenes, emprendieron desde todas las regiones del país hacia la capital una "marcha por la paz" para asistir a la convocatoria papal que concluirá el domingo con una misa animada por el coro de Juba, compuesto por 300 voluntarios procedentes de decenas de tribus.

 

 

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