GREG BAKER / AFP

Gobierno chino se enfurece por ser culpado por Covid-19

Una nueva investigación estadounidense sobre los orígenes de la pandemia ha aumentado los riesgos para Beijing y Washington

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03 de junio de 2021 a las 17:18

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Por Gideon Rachman

El declive de las relaciones entre China y Australia parece un pequeño detalle en el gran panorama de los asuntos mundiales. Pero es un indicio revelador que merece mucha atención. Fue una primera indicación de la extrema sensibilidad de China ante las peticiones internacionales de una investigación sobre los orígenes de Covid-19.

El deterioro de las relaciones entre Beijing y Canberra ha sido sorprendente. En 2014, el presidente Xi Jinping pronunció un discurso ante el parlamento australiano en el que alabó un nuevo acuerdo comercial y el "vasto océano de buena voluntad entre Australia y China". Pero en el último año, China ha impuesto aranceles y otras medidas al vino, los alimentos y el carbón australianos, y los funcionarios chinos han acusado al país de racismo y crímenes de guerra.

Los orígenes de la disputa son quizás tan significativos como la forma en que se desarrolló. A finales del año pasado, diplomáticos chinos publicaron un dossier en el que se listaban 14 agravios contra Australia. Las quejas incluían el bloqueo de acuerdos de inversión extranjera y la financiación de investigaciones "antichinas". Pero sobresalía un agravio en particular.

Si se observa la cronología de la disputa, es evidente que el momento en que China realmente intensificó la disputa fue cuando Canberra exigió una investigación independiente sobre los orígenes de Covid-19. Scott Morrison, el primer ministro australiano, incluso pidió que se les otorgaran "facultades al estilo de los inspectores de armas" a los expertos internacionales para llevar a cabo su investigación. El embajador de China en Canberra respondió advirtiendo que este insulto percibido podría desencadenar un boicot de los productos australianos por parte de los consumidores chinos. En cuestión de meses, el propio gobierno chino tomó la iniciativa imponiendo aranceles.

Beijing eventualmente aceptó una investigación de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero los inspectores tuvieron muchos límites en cuanto a lo que pudieron ver. La evidente desesperación de China por controlar la narrativa resultó contraproducente, avivando las sospechas de quienes creen que el país tiene algo que ocultar.

En realidad, la conciencia culpable no es la única explicación plausible de la respuesta de Beijing. La dificultad más amplia es que la reacción de China ante cualquier crítica del mundo exterior parece ser una mezcla tóxica de amenazas, retórica estridente y secretismo. Esto ocurre independientemente de si el tema es Xinjiang, Taiwán o Covid-19.

Este estilo de diplomacia del "guerrero lobo" es a menudo contraproducente. Pero también es un producto inevitable de un sistema doméstico que exige servilismo hacia el presidente Xi y que impone esa exigencia mediante la censura y la represión. No es realista esperar que un sistema cerrado y paranoico en casa sea flexible y abierto en su trato con el mundo exterior. Muchos de los mensajes agresivos de los diplomáticos chinos pueden incluso estar apuntados principalmente a los ciudadanos comunes o a los jefes en su propio país. El objetivo es mostrar que el gobierno de Xi defiende a China.

A la hora de investigar el origen de Covid-19, el gobierno chino también recibió una protección indirecta de Donald Trump. El hecho de que el expresidente estadounidense ha sido ampliamente considerado como un mentiroso — y tenía una clara motivación política para culpar a China de la pandemia — hizo que fuera fácil descartar todas las sugerencias de una fuga en el laboratorio de Wuhan como otra teoría conspirativa de extrema derecha.

El enfoque más cauteloso de Joe Biden es, paradójicamente, más amenazante para Beijing, porque tiene más credibilidad, tanto a nivel doméstico como en el extranjero. El presidente estadounidense ha admitido abiertamente que sus agencias de inteligencia están divididas sobre la teoría de la fuga del laboratorio. Quizás les teme realmente a las consecuencias si se confirma la teoría. Incluso si el gobierno de Biden intentara limitar las consecuencias de semejante hallazgo, probablemente habría demandas en los tribunales estadounidenses exigiéndole enormes compensaciones a China. Los esfuerzos de la Casa Blanca por mantener un delicado equilibrio entre la confrontación y la cooperación con China serían destrozados.

Hay mucho en riesgo para China. En el último año, China ha conseguido cambiar la narrativa sobre Covid-19. Tras el impacto inicial de ser el primer afectado, Beijing ha conseguido destacar el éxito del país en la contención de la enfermedad, en comparación con el elevado número de muertes en el mundo occidental.

De repente, la noticia de la nueva investigación estadounidense vuelve a poner a Beijing en aprietos. Ante esta situación inmensamente difícil, China necesitará todos los amigos que pueda encontrar. Pero la administración Xi y sus diplomáticos ‘guerreros-lobos’ se han pasado el año pasado alienando a socios potenciales. El golpe más reciente ha sido la decisión del Parlamento Europeo de congelar la ratificación de un importante acuerdo de inversión entre China y la Unión Europea (UE) tras la imposición de sanciones por parte de Beijing a funcionarios e instituciones europeas, lo cual fue, a su vez, una respuesta a las sanciones impuestas por la UE por el tema de Xinjiang.

Las relaciones con India también han empeorado constantemente en el transcurso del último año. Para Nueva Delhi, el punto de inflexión fue la agresión de China en los Himalayas el año pasado, que provocó la muerte de tropas de ambos bandos. Importantes analistas indios creen que la presión que sentía Beijing por el tema de Covid-19 en el verano de 2020 puede haber sido un factor de fondo en la decisión de escalar las tensiones.

Existe un claro riesgo de que, si China se siente nuevamente acorralada por el tema del origen de Covid-19, vuelva a responder con agresiones o con la búsqueda de algún tipo de distracción internacional. El afán por entender cómo empezó la pandemia es inevitable y necesario. También es peligroso.

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