Los residentes de la zona se preparan para la llegada de la tormenta tropical, convertida en huracán este sábado, según el aviso del Centro Nacional de Huracanes. Será el primero en 30 años en golpear Nueva Inglaterra.
Se prevé que el huracán, con vientos de 120 km/h y fuertes ráfagas, toque tierra en Long Island, Nueva York, o en partes del sur de Nueva Inglaterra este domingo.
En partes del estado de Nueva York se declaró el estado de emergencia.
El sábado por la noche, un concierto que tenía lugar en el Central Park de la ciudad de Nueva York se detuvo abruptamente "debido al clima severo que se acercaba", dijo la policía.
Hubo que desalojar a cerca de 60.000 personas del primer concierto multitudinario que se organizaba en la ciudad tras las restricciones por la pandemia de coronavirus.
Los huracanes son inusuales en esta parte de la costa de Estados Unidos.
Nueva Inglaterra fue azotada por última vez en 1991 por un fenómeno de este tipo, cuando el huracán Bobcausó la muerte de 17 personas.
"Debemos tomarnos esta tormenta muy en serio; aunque no toque tierra como huracán, los vientos con fuerza tropical y la marejada ciclónica pueden causar daños significativos", dijo a CNN la administradora de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias de EE.UU., Deanne Criswell.
"Veremos cortes de energía y árboles caídos, e incluso después de que haya pasado la tormenta, la amenaza de la caída de árboles y ramas seguirá ahí".
Unos seis millones de personas que viven cerca de la costa noreste, en partes de Long Island, Connecticut y Massachusetts, recibieron advertencias de huracán.
Y más de 36 millones de personas en gran parte del sur de Nueva Inglaterra, así como Nueva York y Nueva Jersey, recibieron advertencias de tormenta tropical.
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, declaró el estado de emergencia para Long Island y la ciudad de Nueva York, así como para otras partes del estado. "Por favor, tómense esta tormenta en serio", pidió a los residentes.
Massachusetts cerrará sus parques y playas de sábado a lunes, dijo el viernes la oficina del gobernador Charlie Baker.
Se estima que unas 300.000 personas se quedarán sin electricidad. Los funcionarios instaron "a todos los residentes a comenzar con los preparativos para la tormenta y prestar mucha atención al clima local".
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