Querida Magdalena:
El contraste entre la autopercepción -por usar una expresión en vogue- y la percepción que los demás tienen de uno está en la base de muchas de las comedias y tragedias de la literatura y el cine. En mi caso personal, yo solía mirarme a mí mismo como alguien acabado. Ya sabe: el tipo que aparenta más años de los que tiene, bebe más Chambertin del necesario, y alimenta ruiseñores con cucarachas en los amaneceres. Pero hace unos meses, todo eso cambió.
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