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La asunción en el Parlamento: los gestos de los Lacalle y las risas entre blancos y Almagro

Jerarcas del gobierno, autoridades religiosas, amigos y familiares de ambos fueron espectadores desde la altura de la Cámara de Representantes
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02 de marzo de 2020 a las 05:01

En cada una de las tres jornadas electorales que lo terminaron consagrando como presidente de la República, Luis Lacalle Pou recorría durante tres o cuatro horas localidades de Canelones y aprovechaba a visitar sus orígenes políticos, acompañado de un amigo paraguayo que se bajaba junto a él en sedes partidarias y locales de militantes.

La recorrida de Juan Manuel Brunetti junto a Lacalle Pou lo llevó este domingo a la Torre de las Telecomunicaciones, con un cartel de “invitado especial” colgado del cuello. Allí se subió a uno de los tantos ómnibus dispuestos por la organización de la asunción presidencial y viajó unas pocas cuadras hasta llegar al Palacio Legislativo y ver cómo su amigo, aquel al que acompañó en cada instancia electoral casi como una cábala, era investido presidente de la República.

Los ómnibus que aguardaban en la Torre de las Telecomunicaciones se iban llenando con personas de diferentes áreas y colores políticos. Algunos eran amigos y familiares del presidente y de la vicepresidenta, Beatriz Argimón. Otros, nuevos jerarcas. Exlegisladores y comunicadores, como Sergio Puglia. El cardenal Daniel Sturla en representación de la Iglesia Católica y varios representantes de la colectividad judía también estaban allí. 

“Si querés te dejo el lugar”, le dijo la hasta ahora directora de los centros MEC al exdiputado Pablo Abdala cuando el nacionalista vio que en uno de los ómnibus ya no había asientos libres. Fueran en el ómnibus que fueran, todos iban hacia la entrada de la Cámara de Diputados, para ubicarse en las barras de la sala en la que en pocos minutos iba a comenzar a sesionar la Asamblea General ante la que el senador y expresidente José Mujica les tomaría juramento a Lacalle Pou y Argimón. 

Nuevos jerarcas del Ministerio de Educación y Cultura, como los nuevos directivos del Sodre Martín Inthamoussu y Adela Dubra –que llegaron junto a la bailarina María Noel Riccetto- y el nuevo director de Educación, Gonzalo Baroni, el embajador de Uruguay en España, Francisco Bustillo, el empresario y mano derecha del presidente Juan Seré, directores generales de los ministerios, el nuevo secretario de Deportes, Sebastián Bauzá y el subdirector de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) José Luis Falero eran algunos de los espectadores en las barras, desde las que veían cómo las familias de Lacalle Pou y Argimón se ubicaban en los palcos de la Cámara de Diputados y cómo las delegaciones extranjeras comenzaban, lentamente, a ocupar sus asientos a la derecha de la sala. 

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, fue el primer extranjero en llegar. Pero apenas se sentó volvió a pararse y salió de la sala. En el otro extremo de la sección reservada para delegaciones del exterior, se sentó el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro. Durante varios minutos estuvo sentado solo, prácticamente sin moverse, mientras los legisladores iban ingresando a la sala. Varios de ellos supieron ser sus compañeros cuando todavía no había sido expulsado del Frente Amplio. 

Los senadores Jorge Gandini y Juan Sartori se acercaron a saludar a Almagro, lo abrazaron y conversaron animadamente unos minutos. 
Cuando el timbre de la sala sonó y el expresidente Mujica dio el visto bueno al quórum necesario para que la Asamblea General sesionara, no habían llegado todavía las demás delegaciones extranjeras que se esperaban. Recién llenaron la zona dispuesta para ellos algunos minutos antes de que Lacalle Pou y Argimón juraran en sus cargos en nombre de la Constitución de la República. 

La familia del flamante mandatario, su padre el expresidente Luis Alberto Lacalle Herrera, su madre Julia Pou, su esposa Lorena Ponce de León y sus tres hijos, Luis, Violeta y Manuel, sus dos hermanos y algunos de sus sobrinos ocuparon otro palco. Ponce de León le señalaba a Violeta quiénes estaban en las barras y ambas saludaban. Lacalle Herrera le tomaba la mano a su nieta y con cada apretón, parecía transmitirle el orgullo que sentía. 

Aplausos cerrados indicaban que Lacalle Pou y Argimón estaban ingresando a la sala. Saludaron a quienes se iban encontrando en los pocos metros que debieron caminar. Algunos ministros, funcionarios del Parlamento y legisladores, que rápidamente volvieron a sus asientos. El abrazo con Mujica antecedió a la toma del juramento, que tuvo como antesala la entonación del Himno Nacional por parte del coro del Sodre y la soprano uruguaya Luz del Alba Rubio. Lacalle y Argimón no se sacaban la mano del corazón al entonar el himno. 

Una vez que ambos pasaron a ser presidente y vice, llegó el discurso del nuevo mandatario. Con voz segura, comenzó nombrando a Argimón como nueva presidenta de la Asamble General y mencionó a todos los expresidentes presentes. La voz se le quebró al mencionar a Lacalle Herrera, a quien definió no solo por el cargo que ocupó sino por ser su “querido padre”. 

En las barras alentaban el discurso como lo hicieron los militantes en los cientos de actos de la campaña electoral. 

“Llegó la hora de hacernos cargo. Llegó la hora de hacerme cargo. ¡Viva la patria!”, remató Lacalle en sus primeras palabras como presidente. Casi como si se tratara de un acto reflejo, los legisladores blancos se pararon a aplaudir. Los senadores y diputados del Frente Amplio, tardaron en hacerlo y sus aplausos fueron tímidos. En el sitio de la Asamblea General que ocupa ese partido había varias bancas vacías.

La primera parte de la asunción acababa de concluir. Atento a los pasos del presidente, su secretario Nicolás Martínez tomó los papeles donde estaba escrito el discurso. Eran las primeras palabras del mandatario y quería conservarlas. 

Protestas por Cuba 

Las corbatas abundaban este domingo en la Cámara de Diputados. Sin embargo, la diferencia en la vestimenta la marcó el diputado comunista Gerardo Núñez, que vistió una camiseta con la bandera de Cuba en protesta porque ningún representante de ese país fue invitado al cambio de mando. 

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