En agosto de 2002 un grupo de ahorristas aguardan la reapertura del Banco La Caja Obrera.

El Observador 30 años > Detrás de escena

La corrida bancaria, los autos oficiales y las últimas llamadas de la noche

La crisis financiera de 2002 marcó la agenda informativa. Tres periodistas que trabajaban en la sección Economía contaron entretelones de esa cobertura
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23 de octubre de 2021 a las 05:04

"¿Con qué vamos a abrir?” La pregunta, que con los días pasó a ser una broma en la redacción, la repetía el editor de Economía, Alejandro Nogueira, cuando sus periodistas regresaban al diario tras la recorrida por la ciudad. Eran días largos de trabajo, y en ocasiones tan extensos que coincidían con la apertura de la bolsa de Tokio, que la pantalla de Bloomberg mostraba en la madrugada montevideana.

Era 2002 y empezaba una de las peores y más agudas crisis de los últimos tiempos. La debacle económica y política de Argentina se hacía sentir en Uruguay ya desde el verano. Con un corralito que impedía el retiro de depósitos en la vecina orilla, los argentinos se volcaron a retirar los ahorros que tenían en los bancos locales. Casi la mitad de los depósitos eran de no residentes, y el 80% de ellos de argentinos. Había empezado el goteo de dólares.

Todo comenzó en enero con la filial del Banco Galicia. Poco después se supo que el Banco Comercial había sido estafado por sus dueños y también los uruguayos empezaron a ir masivamente por sus depósitos. Casi en simultáneo, la calificadora de riesgo Standard & Poor’s rebajó la nota de la deuda uruguaya y el país perdió el grado inversor que había conseguido en 1997. La deuda era creciente y cada vez más cara, el déficit fiscal era enorme, las exportaciones se habían derrumbado, el desempleo trepaba y la economía iba en picada.

La mira en los autos oficiales

A comienzo de junio la crisis estaba en el centro de la agenda informativa. El periodista Oscar Vilas –que trabajaba en la sección Economía– contó que por esos días ya tenía una rutina de trabajo definida. Apenas llegaba al diario luego de mediodía, se subía a unos de los autos que esperaba en la puerta de la redacción y recorría entre cuatro y cinco lugares claves.

En su itinerario estaban la sede del Ministerio de Economía y Finanzas –encabezado primero por el ministro Alberto Bensión y luego por Alejandro Atchugarry–, el edificio del Banco Central, la sede del Banco República y otras oficinas privadas, donde se sucedían las reuniones de autoridades de gobierno y ejecutivos del sistema financiero privado. “Me había aprendido hasta la matrícula de los autos oficiales en los que andaba cada uno. (…) Me quedaba a esperar y así agarré a un montón de gente”, dijo Vilas.

Una tarea habitual era esperar el comunicado de siete páginas que el BCU enviaba por fax con los datos de las cotizaciones. Pero más importante era llamar al banco para conocer el comportamiento de las reservas.

La economista María Laura Rodríguez, que era periodista de la sección, recuerda que cada vez que llamaba la cantidad era menor, hasta que un día el funcionario del BCU le comunicó que no podía suministrarle los datos. “Ahí dijimos: ‘no hay más reservas’. La discusión fue qué tan grande poner la información. Era una responsabilidad decir: ‘Me debo a mis lectores y lo tienen que saber, pero tampoco quiero generar pánico por una palabra, el tamaño de la nota o dónde se ponía’. Al final hicimos una columna diciendo que el BCU había dejado de informar”, contó Rodríguez a modo de ejemplo.

Tapa de la edición publicada el viernes 21 de junio de 2002.

El overshooting en 18 de Julio

La devaluación fue un mojón de la crisis. En la mañana del jueves 20 de junio, el ministro Bensión anunció que Uruguay abandonaba el sistema de banda de flotación del dólar (el dólar tenía un piso y un techo) y pasaba a otro de libre tipo de cambio.

Ese día la moneda estadounidense subió 30% en los cambios y 10,6% en el interbancario. Incluso en casas cambiarias de 18 de Julio se limpiaron las pizarras y por un rato no hubo cotización. En la edición siguiente el tema ocupó 10 páginas. “Fue una maratón. Recién el domingo volví a ver a mi mujer y a mi hija despiertas”, relató Vilas, que concurrió a esa conferencia de prensa.

Rodríguez recordó que en uno de esos días agitados el BCU suspendió una actividad que había organizado en su sede. De regreso en el ómnibus vio pizarras con el dólar a $ 35. “Vi el primer $ 35 y dije: ‘¿qué pasó?´ No podía creer lo que estaba viendo. Cuando llegué al diario me enteré mejor de lo que estaba pasando. Y me enteré de lo que era un overshooting (efecto sobrerreacción)”. En tres meses el dólar pasó de $ 17 pesos a $ 29, antes de estabilizarse.

La última llamada del sábado

Tapa de la edición publicada el domingo 28 de julio de 2002.

“El gobierno explora un préstamo puente de EEUU”, fue el título de tapa el domingo 28 de julio. La noticia fue un hito en la cobertura de El Observador. El crédito solicitado a la administración del presidente George W Bush serviría para respaldar las reservas internacionales del país mientras se negociaba con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que adelantara el cronograma de entrega de fondos. Hasta ese entonces la delegación uruguaya había negociado sin éxito en Washington, e incluso en dos ocasiones estuvo a punto de regresar a Montevideo con las manos vacías.

La noche del sábado 27 de julio en la redacción de El Observador había pocos periodistas, diseñadores y correctores. Ya estaba encaminado el cierre de la edición y en la sección de Economía se hacían las últimas llamadas del día. En uno de esos contactos, una persona atendió el teléfono y habló de “optimismo”, pero además pronunció otras dos palabras: “préstamo puente”. Ese dato y un par de llamadas más confirmaron la novedad, que por lo avanzado de la hora se publicó en una columna de la página 4.

Unos pocos días después lo anunció oficialmente el embajador de EEUU en Uruguay, Martin Silverstein. “Llegan US$ 1.500 millones y los bancos abren sus puertas”, fue el título de tapa del lunes 5 de agosto. El presidente, Jorge Batlle, había decretado un feriado bancario entre el martes 30 de julio y el viernes 2 de agosto.

Tapa de la edición publicada el lunes 5 de agosto de 2002.

En otro de esos días con la delegación uruguaya en plenas negociaciones, la periodista Marcela Moretti llamó a EEUU para conocer qué había pasado en las reuniones, pero ningún funcionario le contestó. Como no tuvo éxito llamó al viceministro de Economía, Max Sapolinski, pero tampoco atendió. Entonces le dejó un mensaje: “Max, habla Marcela de El Observador. Sabemos que se pudrió todo”, y cortó. El subsecretario de inmediato devolvió la llamada y Moretti logró algo de información, contó Rodriguez.

“El recuerdo que tengo es una época de muchos debates sobre qué dar, cómo informar y cómo presentar las cosas tratando de que el efecto de la noticia no fuera peor que el hecho en sí que se estaba informando”, contó la economista Eva Szarfman, por ese entonces periodista de Café & Negocios.

“Otra cosa de la que me acuerdo es del canje de deuda. Era difícil de creer que el gobierno fuera a hacer algo por el estilo. Era una opción muy jugada y tenía muchos riesgos. Oscar (Vilas) tenía el pique y fue un notición, porque era una de las puntas de salida de la crisis”, dijo Szarfman.

*Este artículo forma parte de la edición especial 30 años de El Observador.

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