Leonardo Carreño

La defensa de la democracia

Uruguay disfruta de una estabilidad política y firmeza institucional envidiables, pero cuidado

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05 de marzo de 2022 a las 05:00

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Muy pertinente el llamamiento a cuidar a la democracia republicana de nuestro país, por parte de dos altos dignatarios de la institucionalidad actual, como son el primer mandatario, Luis Lacalle Pou, y el presidente de la Cámara de Representantes para el tercer periodo de la actual legislatura, el diputado Ope Pasquet.

Estudios de opinión pública coinciden en mostrar el declive democrático en el mundo,  por la consolidación de líderes autocráticos en países poderosos, y no tanto, el avance de gobiernos populistas, una caída incluso en la valoración de la ciudadanía.

La estadounidense Anne Applebaum, historiadora y ensayista, en su libro “El ocaso de la democracia: la seducción del autoritarismo”,  maneja justamente como una posibilidad el “ocaso de la democracia”.

Al estudiar acontecimientos políticos-electorales en América, Asia y Europa, la también columnista cree que es viable que el mundo “se encamine ya hacia la anarquía o la tiranía”.

Una mala hora para la libertad y mucho más con la invasión de Rusia a Ucrania, que está poniendo en juego los valores democráticos frente a los antivalores de la autarquía, del autoritarismo o totalitarismo que desprecian el estado de derecho.

Uruguay, en ese sentido, disfruta de una estabilidad política y firmeza institucional envidiables, pero, cuidado, que nadie tiene garantizada la perdurabilidad republicana.

Hizo bien el presidente Luis Lacalle Pou en dedicar unos minutos de su discurso ante la Asamblea General, el miércoles 2, a la calidad democrática de Uruguay-una tradición histórica, dijo-. Opinó que ello tiene un valor “inconmensurable” en una coyuntura de turbulencia en el mundo por la invasión de Rusia a Ucrania que su gobierno condenó.

Sin apartarse de su vocación por la apertura comercial, insinuó que hoy su primera obligación es “proteger a la democracia” y opinó que los partidos deben cuidar de ella todos los días.

La democracia republicana, como una expresión identitaria del país, fue uno de los ejes de Pasquet, el día anterior, al asumir como presidente de Diputados, una profunda locución, apoyada  in totum por el jefe de Estado.

El novel presidente de la Cámara de Representantes expuso una muy oportuna reflexión sobre la lección que nos está dejando la ocupación forzada que sufre Ucrania: la inserción internacional de un país incluye consideraciones económicas -comercio y finanzas-, pero también de “geopolítica y seguridad”.

Se trata de aspectos complementarios de la política exterior que, en casos como el de una guerra, pueden obligar a priorizar la defensa de los principios.

Como supone el Estado liberal -representado en nuestro caso en la democracia republicana-,una doctrina política concebida para el respeto a la libertad individual y la protección de los derechos humanos.

La inquebrantable separación de los poderes del Estado; la Justicia independiente; las elecciones libres y transparentes; y el funcionamiento de laprensa libre, son los pilares que garantizan el cumplimiento de sus nobles objetivos.

Es, como dijo el presidente, una forma de gobierno para que “nuestros ciudadanos puedan vivir en paz y en sana convivencia”.

Pero requiere que cuidemos de ella y que la defendamos con conductas apropiadas. Porque su permanencia depende en buena parte de nosotros mismos.

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