La historia de la medalla de Herrera que volvió a los Lacalle

El 28 de noviembre de 1920 páginas enteras de diarios uruguayos explicaban a los ciudadanos –hombres, como la ley obligaba- cómo votar en la jornada cívica de aquel día en el que se elegiría el Consejo Nacional de Administración. “Para votar es indispensable presentar ante las mesas receptoras las boletas del Registro Cívico. Nadie debe dejar de votar por falta de boleta”, explicaba un artículo del diario El Día. Por su condición de colorado, ese periódico pedía a los votantes colorados que no dejaran de ir a votar, no solo por la competencia electoral en sí misma, sino porque por ese entonces quienes inscribían a los ciudadanos en el padrón electoral eran los propios partidos y era posible saber qué porcentaje de adeptos a una u otra colectividad habían ido a votar. 

El Consejo Nacional de Administración gobernó junto al presidente de la República hasta 1933 (con el golpe de Estado de Gabriel Terra) y el electo en 1920 tuvo la victoria de José Batlle y Ordóñez, quien lo presidió hasta 1923 acompañado de otros consejeros. 
Si bien los blancos tuvieron que aguantar el fracaso electoral, en Cerro Largo se sintieron victoriosos. Según las cifras de aquella época, el 100% del padrón electoral nacionalista votó en ese departamento y el líder Luis Alberto de Herrera quiso premiar lo que consideraban un logro. 

Un año y medio después, el 8 de marzo de 1922 y en su calidad de presidente del Directorio del Partido Nacional, Herrera partió rumbo a Cerro Largo con varias medallas en sus bolsillo que entregó a arachanes que cumplían una doble condición: habían votado el 28 de noviembre de 1920 y habían combatido en la revolución de 1904. Siete meses después de hacer esos reconocimientos, Herrera fue elegido como candidato a la Presidencia de todo el Partido Nacional y derrotó holgadamente al médico Arturo Lussich. 

“Al civismo de Cerro Largo. Por la libertad murieron y con ella vencieron”, decían las medallas que entregó Herrera. Casi cien años después, el 30 de junio de 2019, Cerro Largo celebró un hecho similar: según las cifras de la Corte Electoral, fue uno de los departamentos con mayor porcentaje (poco más de 45%) de votación y con una gran adhesión blanca. 

El exintendente de Cerro Largo quiso volver a festejar el “civismo” cerrolarguense con un gesto similar al de Herrera y ante su bisnieto. Por eso, la noche del viernes 16 de agosto –día del natalicio de Aparicio Saravia- le entregó a Lacalle Pou una de las medallas que hace casi un siglo tuvo en sus manos su bisabuelo. 

El homenaje no se quedó ahí. Botana también aprovechó la presencia de Lacalle Pou y la candidata a vice y presidenta del Directorio del Partido Nacional, Beatriz Argimón, para entregar unos diplomas a 22 históricos militantes blancos de su departamento. 

Botana recordó con esa cifra a “los veintidós de Lamas”,  que desembarcaron junto a Diego Lamas en Juan Lacaze el 5 de marzo de 1897 y 12 días después libraron la batalla de Tres Árboles,que tuvo lugar en el Paso Hondo del arroyo Tres Árboles (Río Negro), en la que el ejército revolucionario venció a las fuerzas gubernamentales del Partido Colorado comandadas por José Villar.

“A mí me preocupa que cada vez se discute menos de política y por eso hay que homenajear a los viejos militantes, hombres y mujeres, que siempre debemos tenerlos cerca”, dijo Botana a El Observador. 

La medalla volvió a la familia Lacalle en forma de llavero y fue donada por Federico Ricagni, dirigente blanco de Cerro Largo y expresidente de la Juventud del Partido Nacional. Ese día, el candidato nacionalista dijo que se trató de un acto “a la manera de Cerro Largo”.