Eduardo Rodríguez Larreta (1888-1973) fue senador, diputado, constituyente, fundador del diario El País, uno de lo líderes del Partido Nacional Independiente y referente del proyecto de reconstrucción de la unidad blanca. Pero lo más importante -a efectos de este análisis- es que fue ministro de Relaciones Exteriores hacia el fin de la Segunda Guerra Mundial y la construcción del nuevo orden internacional (1945-47) Y lo más destacado en su labor de canciller lo fue la elaboración de la doctrina del Paralelismo entre la Democracia y la Paz, que en esencia establece: un hecho internacional como lo es la paz solo puede estar asegurado si en los estados rige la democracia (correlaciona pues lo internacional con lo interno) y su corolario es la manifestación del derecho de intervención multilateral para defender o establecer la democracia en un país dado1 . De alguna manera, la Doctrina Rodríguez Larreta -como también se la conoce- es precursora de las modernas cláusulas democráticas y en particular de la Carta Democrática Interamericana. Quizás la mayor diferencia entre ese ayer y el hoy, es que en la vieja doctrina el fin es la paz y la democracia aparece como condición para esa finalidad; en cambio hoy la democracia es el fin en sí mismo.
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