Leonardo Carreño

La advertencia de Arbeleche a ministros sobre las metas ambientales a 2025

Arbeleche reunió a jerarcas y remarcó la importancia que honrar los compromisos climáticos que Uruguay firmó para 2025

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28 de mayo de 2022 a las 05:04

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Que Azucena Arbeleche iba a ser una celosa guardiana de los dineros públicos no podía sorprender a nadie que conociera la trayectoria y el perfil de la mujer que Luis Lacalle Pou eligió mucho tiempo antes de asumir como su ministra de Economía. 

Lo que quizá no muchos imaginaban –pero reconocen ahora a más de dos años de iniciada su administración– es la importancia que la conductora del equipo económico iba a asignarle al cuidado de un factor que muchas veces incluso se contrapone al aumento de la productividad: el cuidado ambiental y la agenda “verde”.  

El concepto se repite en cada presentación de Arbeleche en foros nacionales e internacionales y se replica también en reuniones privadas en las que el gobierno busca atraer inversores a estas tierras: la política ambiental está contemplada en el diseño de la política gubernamental y en particular la económica.

Además de la importancia del componente ambiental para la sustentabilidad de las políticas, el gobierno y Arbeleche en particular han visto en ese lineamiento y ese discurso un polo de atracción no solo de inversores sino también de países con los que Uruguay pretende profundizar relaciones internacionales. Por poner algunos ejemplos, el énfasis en la sustentabilidad ambiental permitió un acercamiento al gobierno de Joe Biden a través de su enviado especial John Kerry; también fue uno de los asuntos en la agenda durante la reciente visita de Lacalle Pou a Reino Unido, donde lo recibió el primer ministro Boris Johnson.  

Esa preocupación, que también se ha traducido en iniciativas como el “bono verde”, ha sido parte además de los reconocimientos a Arbeleche en la arena internacional. 

Alerta hacia 2025

Pero en ese camino, una de las preocupaciones particulares de la ministra de Economía –y que es seguida de cerca en el Ministerio de Ambiente– es el cumplimiento de la llamada Contribución Determinada a nivel Nacional (CDN). Se trata de un compromiso que tiene su origen en el Acuerdo de París y que se tradujo en un decreto del año 2017 mediante el cual se fijaron tres grandes metas para el año 2025: una reducción de 24% en la intensidad de emisiones de dióxido de carbono, una reducción de 57% en la intensidad de emisiones de metano, y una reducción de 48% en las de óxido nitroso. Los niveles de intensidad se miden en relación a la evolución de la economía (el PBI) y el dato base es el del año 1990. 

Meses atrás, la ministra Arbeleche convocó en la sede de su cartera a los ministros Omar Paganini (Industria), Adrián Peña (Ambiente) y Fernando Mattos (Ganadería), e insistió en la importancia de cumplir con esos compromisos en el 2025. 

“Esta hojita que tengo acá no es de Peña. Es de todo el gobierno”, afirmó Arbeleche a sus compañeros de gabinete, enseñando un papel en el que figuraban las metas ambientales, según relataron a El Observador fuentes del gobierno. La visión de la jerarca es que se trata de compromisos que también ponen en juego el “prestigio” del país y su imagen de que “honra” su palabra. 

Como contracara, en el equipo económico señalan que no cumplir esas metas tendría “consecuencias” y “perjudicaría” la imagen del país. 

Desde el MEF incluso entienden que el cumplimiento de esas metas, junto a otros avances en la agenda sustentable, es también un activo de la marca país en los mercados internacionales y que por lo tanto tiene su retribución económica.

Si bien los últimos datos disponibles –de 2018 y 2019– marcan un avance de entre 87% y 101% en esas metas, en el gobierno advierten que en los años 2020 y 2021 probablemente se haya retaceado ese progreso por distintas razones. 

Por un lado, en 2020 es esperable que la caída del PBI  producto de la pandemia haya sido mayor que la disminución en la emisión de los gases, impactando así en el ratio del indicador. En 2021, por su parte, se entiende que el aumento de la demanda de energía producto de las exportaciones a Brasil –que llevó a apelar a combustibles fósiles– también tuvo su impacto negativo.

Las exigencias ambientales son motivo de cierta preocupación en la interna de los ministerios de Industria y de Ganadería, dos carteras enfocadas en la producción y que deben por lo tanto lidiar con el difícil equilibrio entre la sustentabilidad y la promoción de una mayor actividad económica.

Fuentes de esos ministerios reconocieron a El Observador que el mandato que llega desde Economía es exigente desde el punto de vista ambiental. 

Industria y Ganadería son además las fuentes de los datos con los que se calculan los indicadores de la Contribución Determinada a nivel Nacional. 

La evolución de esos indicadores también podrá repercutir en el “bono verde” que está en etapa de diseño dentro del MEF, y que atará parte de su rendimiento al cumplimiento de las CND.

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