En El origen de la tragedia, Friedrich Nietzsche recrea las tradicionales carnestolendas griegas, donde todos, sin importar la procedencia social, le ofrecían a Dioniso, el dios del vino, sus bocas y cuerpos. Cuenta Nietzsche que desfilaban con estandartes obscenos y que nadie quedaba fuera de la bacanal. Aquella luna encontró este lunes en La Pedrera un rito pagano parecido.
La perrera de Dionisos ganó un guardián
Con asistencia reducida (15.000 personas), más espacio para bailar y, por primera vez, un sistema de control estatal que permitió asistir a los pasados de copas, La Pedrera ofreció un carnaval mejorado