La tragedia de los visones

Como hemos aprendido con múltiples ejemplos desde el HIV en adelante, las  enfermedades que nos causan los virus suelen originarse porque éstos “saltan” desde animales hacia los humanos. Virus que conviven sin causar problemas como amables huéspedes, pero que están destinados a multiplicarse y explorar otros cuerpos.  En el cuerpo de otra especie, el encuentro de estos materiales genéticos mutuamente desconocidos puede generar problemas, ya sea la muerte del huésped o la del hospedador. Lo más probable es que el virus no se adapte y muera, o puede pasar que no genere mayores consecuencias. Pero también puede ocurrir una muerte y una pandemia. Los virus no solo se multiplican a una velocidad vertiginosa sino que son especies fluidas, que mutan, cambian y generan infinidad de variantes.  

En el caso de Dinamarca, fueron los humanos los que le llevaron el Covid a los visones en cuativerio. Miles y miles en sus jaulas esperando ser faenados para la venta de cuero. Y en esas condiciones la infección de uno es la infección de miles. El asunto es que el covid que los humanos le pasaron a los visones en cautiverio volvieron mutados desde los visones a los humanos.

Esto que ya había pasado en Holanda, ocurrió en Dinamarca y los daneses evaluaron que esta variante de Covid podría volver inútiles a las vacunas actualmente en desarrollo.  Una vez que el virus cambia lo suficiente, la vacuna se vuelve inútil. De modo que los daneses no anduvieron con paños tibios. Ordenaron matar a todos y cada uno de los visones.

En un país donde la sensibilidad hacia el bienestar animal es alta, el tema ha causado un revuelo impresionante. El visonsidio masivo recibió cuestionamientos judiciales y ahí están los daneses sin saber bien qué hacer. Si por esto, el esfuerzo por obtener una vacuna se demora o se vuelve a fojas cero, el mundo acusará a Dinamarca. Por otro lado, matar a 18 millones de animales a los que los humanos previamente les transmitimos el covid, es un desastre.

El ministro de Finanzas, Nicolai Wammen, hizo un llamamiento al parlamento para que sea decisivo en la solución del asunto en curso de sacrificar los  17 millones de visones que están en las granjas peleteras en el país.

Las críticas a la primera ministra Mette Frederiksen y al ministro de Medio Ambiente y Alimentación, Mogens Jensen, están bajo una ola de críticas ya que luego de ordenar la matanza se supo que el gobierno no tenía base legal para hacerlo fuera de las zonas de riesgo especificas.  

Quienes se oponen a la matanza argumentan que  no es seguro que la variante del coronavirus de visón en el centro del problema reduzca la eficacia de una posible vacuna Covid-19 como se teme.

“Es una gran preocupación que esto cree incertidumbre en Dinamarca y las empresas que exportan (bienes) en todo el mundo si no llegamos a un acuerdo lo más rápido posible”, dijo el ministro de Finanzas este jueves.  “Podría haber consecuencias para el comercio y las relaciones danesas con otros países, como los que hemos visto con el Reino Unido e Irlanda, que han prohibido viajar desde Dinamarca. Difícilmente queremos que eso se extienda a otros países ”, dijo.

La Confederación de la Industria Danesa (Dansk Industri, DI), reclamó aprobar una ley de emergencia para sacrificar los visones.  “Los visones constituyen un riesgo real y grave para la salud. Aquí, hemos tomado medidas decididas en Dinamarca basándonos en las recomendaciones de las autoridades sanitarias. Esto debe completarse y revisarse lo antes posible, para que podamos mantener la alta imagen y el estándar de los productos alimenticios daneses en todo el mundo”, dijo el lunes el director ejecutivo de DI, Lars Sandahl Sørensen. Aunque  el gobierno danés suspendió la matanza exhortó a las empresas a hacerla como medida preventiva.

Mientras los daneses discuten los científicos han determinado que en ese ida y vuelta el virus aceleró su tasa de mutación mientras estuvo dentro del cuerpo de los visones.  

Los virus fueron de los trabajadores de las granjas a los visones y luego de los visones a otros trabajadores.  Por ahora no ha habido contagios masivos al resto de la población.

Los cuestionamientos a las producciones industriales de animales se acrecentarán. Las voces en contra de tener a los visones enjaulados para ser despellejados se multiplican. La oposición al  uso de pieles aunque sea de animales criados y no cazados como antaño, se acrecentará. Cuando pase la pandemia, la lana debería revalorizarse ya que no implica ni la crianza en jaulas, ni la muerte del animal, ni el generar un textil derivado del petróleo. 

Mientras, el virus muestra una capacidad de adaptación tan alta, que se adapta al pangolín y al visón, y puede más adelante adaptarse a perros o a gatos. Seguramente sea el fin de la industria del visón en Europa, y en todo caso un manto de duda a las concentraciones de animales en poco espacio de cualquier especie, algo que potencialmente puede seguir cambiando muchos aspectos de la industria alimentaria y de nuestra vida cotidiana.