“Nuestra preocupación es la inflación. (…) Ahora debe estar saliendo un camión blindado del garaje del Banco Central. Esos billetes de pesos, a través de un banco, de una red de pagos, le va a llegar a una señora que va a cobrar su jubilación o su sueldo. Lo que queremos es que esos 100 pesos que la señora va a recibir hoy dentro de un año no valgan $ 92. Queremos que esos 100 pesos mantengan su valor. Ese es nuestro objetivo”, dijo el jueves el presidente del Banco Central, Diego Labat, en el almuerzo de la Asociación de Dirigentes de Marketing (ADM).
La inflación en Uruguay se ubicó en 4,79% en el año cerrado a julio, el menor registro desde noviembre de 2005. Esto tras dos meses consecutivos de deflación, donde influyeron fuertemente el descenso de frutas y verduras, y la caída en manufacturas y servicios transables vinculadas al dólar. Con ello, el nivel de precios se ubica dentro de la meta oficial (de entre 3% y 6%). “Hoy la inflación está donde se esperaba que estuviera en 2020, el objetivo por el que hemos trabajado”, afirmó el economista.
La proyección del BCU para el horizonte de política monetaria (24 meses) es de una inflación de 5,3%, manteniéndose en el rango objetivo durante todo el período.
Labat resaltó que si bien la inflación descendió, “la tarea no está terminada”. Sobre este punto, dijo que un elemento de “preocupación” son las expectativas que aún “no están en los niveles” que se quisiera.
La mediana de analistas que participa de la encuesta que realiza mensualmente el BCU sitúa a la inflación en 6,31% en el horizonte de 24 meses, mientras que los empresarios se mantienen en 8%, muy por encima del rango meta. “Pero me gusta ver la mitad del vaso lleno. Claramente están un escalón por debajo de lo que han estado en los últimos años”, expresó el economista.
En los últimos 20 años el país ha convido con inflación de 8% la mayor parte del tiempo y eso “no está bien”, según dijo.
“Claramente a los que tienen ingresos fijos los perjudica, y a la vez se empiezan a generar herramientas para cubrirse. De alguna manera y poco a poco eso va deteriorando la relación entre los uruguayos y haciendo una sociedad cada vez más crispada”, señaló.
El economista afirmó a modo de ejemplo, que con una inflación de 8% no se le puede pedir a un sindicato de trabajadores que deje de pedir por “recuperación de salario”, o que un empresario después de otorgar un aumento de la misma magnitud “no lo quiera llevar a precios”.
“La inflación baja es una herramienta que apunta a tener una sociedad con una mejor convivencia”, remarcó el economista.
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