Leonardo Carreño

Lacalle Pou busca la alianza más amplia, justo cuando el Frente Amplio pierde amplitud

El líder blanco busca el acuerdo más amplio posible en el momento en que el Frente Amplio ha perdido amplitud

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01 de julio de 2019 a las 01:04

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Hasta ayer fueron adversarios; ahora son camaradas. ¿Cómo se procesa ese cambio de roles de un día para otro? ¿Cómo se agrupa la “familia”?

Anoche compitieron entre sí, marcaron su perfil, buscaron que el voto les diera la confianza de liderazgo y que no fuera para sus correligionarios que buscaban igual distinción. Ahora precisan sumar entre todos.

Y sobre todo, precisan que sus hasta ayer adversarios, sean cooperantes en la suma de sufragios en octubre.

Lacalle Pou logró una victoria contundente y fue el dirigente que captó más votos; construyó una alianza de sectores que superó el herrerismo tradicional. De alguna manera logró lo mismo que Luis Alberto de Herrera en 1958 con la reunificación del partido y la alianza con otros grupos extra blancos (el ruralismo), y lo que hizo Luis Alberto Lacalle en 1989, con los exwilsonistas conducidos por Gonzalo Aguirre (Renovación y Victoria).

Daniel Martínez construyó su victoria desde el inicio de su campaña, con paciencia, tejiendo acuerdos con su Partido Socialista, las vertientes socialdemócratas y socialcristianas con Astori a la cabeza, grupos de izquierda pura y dura como Casa Grande de Constanza Moreira y el Ir, y otros de origen radical pero edulcorados como la Vertiente Artiguista. Ahí comenzó ganando, cuando armó esa red variopinta de apoyo.

Ernesto Talvi logró una victoria épica, que comenzó a gestarse desde CERES con los “encuentros ciudadanos” y que pasó por el armado de una agrupación propia y un estilo que generó roces, pero del que se aferró. Su campaña fue de menos a más, y logró generar esperanzas con propuestas de políticas sociales. Talvi le gana a un prócer colorado, a un maestro de la política, y en eso tuvo mucho que ver el publicista Francisco “Pancho” Vernazza. Le hizo un giro en la campaña y Talvi aceptó las instrucciones de su asesor, la propuesta fue más colorada, más política y con más pegada en el interior y la defensa del campo como el generador de la economía.

Ahora llega el momento en que cada ganador tiene la responsabilidad de conducir cada partido para una elección histórica. Ahí se verá la calidad política de cada candidato presidencial, pero también la solidez de cada lema y la capacidad de adecuarse a una realidad compleja.
Martínez levanta ahora la bandera del “cuarto gobierno” del Frente, es el capitán del oficialismo para la elección más difícil que tiene la izquierda desde 1999.

Lacalle Pou es el abanderado de la oposición, al frente de un partido blanco que se mostró sólido y fuerte en el sistema político. Pero Talvi no es sólo un socio para los blancos, va a querer mostrar que tiene chance de meterse en la definición presidencial, aunque también lo hará admitiendo que los partidos fundacionales acordarán bases de programa común.

La lección de la historia política del Uruguay muestra que el ganador de cada elección presidencial es el que combina la mejor fórmula de unidad y diversidad, por lo que ahora importa mucho cómo hace cada partido para convivir en clima de unidad para tirar todos del mismo carro.

El Frente Amplio salió unido, pero perdió diversidad, perdió amplitud y refleja debilidad para captar un voto clave en la definición.

El Partido Nacional sale fuerte, pero sigue con un intruso molesto que es un foco de riesgo para generar problemas internos. La izquierda aprovechará eso, y pegará duro contra las “campañas sucias”, ahora diciendo que no se trata de Sartori sino de un partido político que lo tiene entre sus miembros.

Anoche, la dirigencia blanca movió bien para dejarlo a un costado, para sacarlo de la foto principal, para ubicarlo en un costado del estrado.

Era como el borracho de un casamiento que puede estropear la fiesta. Y militantes nacionalistas se sacaron el gusto de insultarlo en la cara para cobrarle la inescrupulosa campaña.

Pero ahora lo tienen adentro y habrá que ver cómo sigue la convivencia forzada.

Lacalle muestra que tiene conducción firme y no cede espacios: fue el primero en definir fórmula y puso a una mujer de vice. Si en el Frente algunos querían revisar ese criterio para dar pelea con la mejor fórmula posible, independiente del género, ahora quedaron apretados.

El líder blanco puso nombre a sus potenciales socios, y dejó en claro que busca coincidencias con colorados, el PI, y los partidos de Novick y Manini, un proyecto ambicioso que requerirá de estrategia fina, generosidad política y equilibrios delicados. Nada fácil.

Ganaron Lacalle Pou, Talvi y Martínez; y ahora empieza otra carrera, en la que los partidos de oposición largan con cierta ventaja, pero con problemas que no tenían en el verano pasado.

El general Manini Ríos no es lo mismo que Mieres o Novick para negociar, y no alcanza que una el deseo de sacar al Frente del gobierno, sino que se precisa coincidencias de programa de gobierno.

El líder blanco busca el acuerdo más amplio posible. Justo cuando el Frente Amplio ha perdido amplitud. 

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