Lacalle se tentó con la vuelta de Sanguinetti pero su rol en la campaña será como el de Tabárez

El expresidente dijo que se hubiera candidateado por su partido si no estuviera la figura de su hijo, Luis Lacalle Pou

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11 de enero de 2019 a las 05:02

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Con el micrófono colgando del bolsillo izquierdo de su camisa desabotonada, que delataba un clima veraniego irrenunciable, el expresidente Luis Alberto Lacalle se dirigió a un auditorio luego de más de un año de silencio cuando presentó su libro América Latina, entre Trump y China.

Eran las 20 horas de este miércoles y la sala de audiencias del Hotel Barradas, en Punta del Este estaba colmada. Los presentes habían ido para escuchar al expresidente y para recordar la figura del caudillo Aparicio Saravia, fallecido en 1904 durante la última revolución blanca. Pero, por sobre todo, quienes llegaron al Barradas fueron a homenajear “una historia de amor” en la que “Saravia no es el eje”, y que se cuenta en el último libro de Diego Fischer: Doña Cándida Saravia. El remanso de Aparicio, que consiste en un repaso por la vida de la esposa del paradigmático líder blanco.

Luego de la presentación, el expresidente dijo en un breve diálogo con El Observador que la reaparición de su otrora rival político Julio María Sanguinetti le reavivó la llamarada política. Sin embargo aclaró con rapidez que su rol en la campaña electoral no estará dentro de la cancha sino que será similar a la del director técnico de la selección uruguaya de fútbol. “Voy a estar como el Maestro Tabárez”, dijo.

Los asistentes al evento de este miércoles –en su mayoría de más de 50 años– escucharon el discurso del exlíder del herrerismo, que duró poco más de media hora, con un silencio casi absoluto que reprochaba el más mínimo susurro. Había quienes, recostados contra la escalera y mirando la pared, reían ante la elocuencia de Lacalle –que recordaba con claridad las referencias precisas de Saravia que tenía su abuelo, Luis Alberto de Herrera– para hacer bromas o ironizar sobre el destino histórico.

Al final, el último presidente nacionalista se vio rodeado de decenas de admiradores para que le firmaran el libro de Fischer.

“De política, nada”, respondió enseguida a un periodista del canal 11 de Punta del Este que le pidió una entrevista. Sin embargo, sí opinó sobre el rol de Cándida –que sobrevivió a Saravia durante 36 años– y la importancia que tuvo su figura en una época en la que la mujer estaba relegada a tareas domésticas.

“Sobre todo ahora que estamos tanto con el tema de las mujeres y el feminismo y todo –dijo Lacalle ante la cámara– esta es una mujer excepcional del siglo XIX, en tiempos en que rol de la mujer era auténticamente de quedar al costado”.

Fue minutos después que reconoció a El Observador el lugar que ocupará en la campaña para las elecciones de este año. “Estaré de la línea de cal para atrás. Voy a estar asesorando”, afirmó.

Esa posición está en sintonía con lo que le pidió su hijo, el senador y precandidato Luis Lacalle Pou, en el Congreso Nacional del Herrerismo de finales de julio del año pasado. En el medio de aplausos a su figura, el líder de Todos le había pedido a su padre que tratara de “estar y no ser”.

"Qué difícil que es para una persona política importante estar en un lugar y no ser. El otro día hablaba con mi viejo de este fenómeno (el congreso) y le decía: 'Vos tenés que tratar de estar y no ser'. Pero yo me voy a permitir pedir un aplauso para el que está", había dicho Lacalle Pou.

Ante la consulta de El Observador sobre si no se sintió “tentado” a volver a la competencia electoral cuando así lo decidió Sanguinetti –quien aún no ratificó su precandidatura pero que salió a recorrer el país con un nuevo sector para levantar la bandera de su partido– respondió: “Si el candidato del Partido Nacional era Pérez, sí. Pero como es Lacalle…”.

Lacalle Herrera fue presidente entre 1990 y 1995 y candidato a la presidencia por última vez en las elecciones de 2009 cuando, junto a Jorge Larrañaga, perdió en el balotaje contra la fórmula del Frente Amplio compuesta por José Mujica y Danilo Astori.

Luego de asumir su banca en el Senado, el expresidente se alejó de la actividad política y disminuyó sus apariciones públicas al tiempo que su hijo asumió el liderazgo del partido. Ahora procurará que el apellido de la familia se vuelva a asociar con el cargo político más importante que ofrece la institucionalidad de este país, aunque en la cartelería propagandística que se visualiza en la ruta interbalnearia lo único que se lee es "Luis".

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