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Las noches de pasado mañana

En el mundo del futuro habrá también dos lunas
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22 de octubre de 2018 a las 05:02

El año pasado estuve una semana en Chengdu, la gran megalópolis de la provincia de Sichuan, cuarta ciudad de China en tamaño (después de Chongqing, Shanghai y Beijing, en ese orden). Decir que es gigantesca, es quedarse corto. Es tanta la concentración de gente y edificios que es posible sufrir claustrofobia al aire libre. 

En Chengdu nunca hace mucho frío, pero llueve todo el tiempo, demasiado. En los días que estuve ahí, nunca pude ver el cielo, siempre encapotado. Me informaron que había Luna llena, pero no pude verla.

En esa región, famosa por sus poetas y deliciosa comida, la mejor de la China, tienen una extraña admiración por la Luna. La veneran y a fines de septiembre celebran el Festival del Medio Otoño, festividad para agradecer a los dioses terrestres por las cosechas del año, la cual también es celebrada en Japón, Vietnam, Corea y Nepal. La fiesta coincide con la Luna llena, pues sin Luna, el cielo ni la vida están completos.

De Chengdu, precisamente, proviene una noticia alucinante, tanto en lo científico como en lo real, pues incluso la imaginación tiene problemas para aceptarla como verdadera y verídica. Científicos chinos, que no viven en la Luna, dijeron que para el año 2020 van a poner en órbita una “luna artificial”.

A las noticias que vienen de China, sobre todo aquellas relativas a promesas “científicas”, hay que tomarlas con pinzas, pues dos décadas atrás dijeron que para la primera década de este siglo estarían construyendo edificios en la Luna, pero aún seguimos esperando, y vamos ya camino a la tercera década del XXI.

También dijeron que mandarían astronautas a la Luna para antes de 2010, y todavía nada. Así que. De todas maneras, la promesa respecto a la luna artificial, que complementaría  a “la Luna en la noche” resulta tan atractiva como inquietante.

Según el diario China Daily, que se edita en Beijing en inglés, la idea a poner en práctica iluminará a Chengdu con un satélite hecho a imagen y semejanza de la Luna y será capaz de reflejar la luz solar e iluminar en la noche, lo cual, además, permitirá a la muy poblada ciudad ahorrar unos US$173 millones de dólares en electricidad al año y tendrá un papel protagónico en situaciones de apagones y desastres naturales.

Nadie sabe qué impacto –si negativo o positivo- tendrá en animales y plantas, ni si los chinos planean hacer pruebas con la luna artificial antes de ponerla a iluminar junto a la otra, que será ocho veces menos brillante que la artificial.

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